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Entre a su cuarto para decirle que bajara a desayunar con todos, pero no había nadie en el cuarto y eso me alarmó. No podíamos salir de la isla, no sin avisar y havanna no era de salir de la casa, menos tan temprano y eso me hizo pensar que algo extraño estaba pasando, pero intente no hacerme la cabeza con malos pensamientos en vano, tal vez solo había salido a caminar por la isla.
—¿Y havanna?—Pregunto dominic cuando volví a la mesa sin ella. Me senté en mi lugar y suspire. Todos me miraron expectantes.
—No lo se, no estaba.. tal vez salio a caminar.—Conteste antes de tomar un poco de mi café. Él asintió y cambiaron de tema hasta que letty habló, volviendo al tema.
—Deckard tampoco está.—Nos informó la morocha. Todos nos miramos entre sí, porque era extraño y el ambiente se sentía de esa forma. Raro.—¿No creen qué es extraño?—Nos preguntó.
—Tal vez, pero no creo que sea nada grave.—Intente no ponerle mucha importancia al tema porque estaba la pequeña en la mesa junto a nosotros, escuchando todo.
—Exacto, tal vez solo salieron a caminar para hablar algo.—Opino dominic. Todos estábamos tranquilos aunque fuese un poco extraño, porque si estaban juntos ninguno iba a estar en peligro o eso pensábamos.
—¿Ella va a volver?—Pregunto la suave voz de la pequeña. Todos la miramos a la par y ella sonrió ampliamente con timidez.
—Si, cariño, en unas horas estará de vuelta con nosotros. No tienes que preocuparte.
—Esta bien.
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Un suspiro pesado escapo de mi boca mientras observaba como el cielo ya estaba totalmente oscuro. La noche había llegado y havanna todavía no aparecía. Estaba realmente preocupado por ella, pero sobretodas las cosas, no sabía que decirle a vanya, porque no dejaba de preguntar por su madre.
Todo el equipo estaba buscándola por la isla, revisando cámaras y haciendo preguntas, pero todavía no tenían información.
Me apoye en el marco de la puerta de su cuarto y ella se encontraba junto a la ventana. Esperando.
—Tienes que dormir, corazón.—Murmure en un tono suave para no asustarla. Se giro mirándome y un puchero apareció en su rostro, antes de subirse a la cama.
—Todavía no llego.—Me reprochó.
—Lo se, hija, pero en la mañana seguramente ya estará aquí. Tus tíos fueron a buscarla.—Murmuro sentándome junto a ella.—No tienes que preocuparte, mamá es fuerte y estará bien.
—¿Es fuerte?—Pregunto confusa.
—Si, es como una superheroe.—Le conte con una sonrisa.—Siempre ha sido la mujer más valiente de todas.. cuando vuelva seguro te contará muchas historias porque es aventurera como nadie.
Ella me miraba atenta a todas mis palabras. Era hermosa como su madre, pero tenía más rasgos míos que de su mamá.
—¿Y la amas, papá?—Pregunto con su dulce voz, mientras se metía bajo las mantas.—Así como en los cuentos de las princesas.
—Claro que si, cariño.—La arrope de mejor manera y le pase su peluche especial.—Tu mamá es el amor de mi vida desde que eramos adolescentes y siempre será así.—Murmure con una sonrisa. No sabía si ella entendía lo que significaba, pero era una niña muy inteligente y me era fantástico poder tener estas charlas con ella.
—¿Y tendremos una casa con perritos, papá?
Asentí.—Si, una gran casa con muchos perritos y todo lo que tú quieras tener, preciosa.
