Capítulo 10. Hasta que te conozco

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David

Entro a mi oficina y camino hasta mi escritorio, me siento en el sillón y comienzo a revisar un par de contratos que debo firmar, mi celular comienza a sonar y lo saco de mi saco para ver quien me llama, sonrío al ver el nombre de mi cuñada.

Llamada
-¡Cuñada! - saludo y se ríe -
- Hola cuñado - saluda y dejo el bolígrafo para echarme para atrás -
- Cuéntame - digo y la oigo suspirar -
- David ahorita - dice suavemente y se queda en silencio - ahorita me encontré a Saura - susurra y frunzo el ceño -
- ¿Dónde? - pregunto confundido -
- Aquí en el bufete - responde y sigo sin entender - me vio besando a Carlota - susurra y me levanto de golpe -
- Hasta luego cuñada, gracias - susurro y cuelgo -
Finalizada Llamada

Marco el número de Saura pero no contesta, me quejo y guardo mi celular, ¿Por qué así? Me quejo mientras salgo de la oficina, le digo a mi secretaría que cancele todo lo de hoy, asiente y troto hasta el ascensor, al llegar toco el botón y espero a que suba, me siento mal porque he sido testigo que Saura ha cambiado y que sigue amando a Helen, bajo la mirada y me sobresalto cuando suena el ascensor.

Entro y toco el botón del estacionamiento privado, espero a que baje mientras veo la flecha marcando los pisos. Unos minutos después estoy caminando hasta mi coche, le bajo el seguro y me subo, me quedo pensando ¿Dónde podría estar Saura? Y un solo lugar viene a mi mente, el aeropuerto no es porqué acaba de llegar.

Me pongo el cinturón de seguridad y enciendo el coche, en el camino vuelvo a llamar a Saura pero nada que responde, ni lo intento más y sigo mi camino. Un rato después me estaciono frente al mirador y sonrío aliviado al ver aquella camioneta que ella tanto ama, recuerdo que Amanda la guardó en el garaje de la mansión después de que Saura se fue a Berlín.

Apago el coche y me quito el cinturón de seguridad, me bajo del coche y lentamente me acerco hasta el mirador, la veo sentada en una banca frente a este y lentamente me acerco, me siento a su lado y me quedo mirando Bogotá, volteo a verla y sonreímos, la abrazo y se me rompe el corazón al escucharla tan rota.

Quisiera decir que es sólo por Catalina, quisiera decir que es otra cosa y tal vez sí, pero también es cierto que es por Helen, froto su brazo mientras la escucho llorar y le dejo un beso en la cabeza, suspiro suavemente mientras miro la ciudad y espero a que Saura saque todo ese dolor acumulado, todo eso que la atormenta, todo eso que le duele. Porque Saura Isabel puede ser fuerte siempre pero a veces se vale llorar, se vale romperse, se vale ser débil para surgir y tomar mejores decisiones.

- Cuando estaba pequeña mi nana siempre me decía que el día que encontrase a la persona indicada, yo lo iba a sentir - dice con la voz quebrada - y lo sentí cuando la conocí pero me negaba a aceptarlo, sólo que su sonrisa y esos ojos avellanas eran más fuertes - la escucho suspirar y sonrío -
- No podemos predecir el futuro, nada está dicho Saura - susurro y se ríe -
- Cuando se casé todo estará dicho - responde y le dejó un beso en la cabeza -
- No ha pasado, permítete disfrutar el ahora - digo y niega -
- ¿Cómo va la boda? - cambia de tema y resoplo -
- De viento en popa - respondo y nos reímos - Pronto les daremos una noticia - digo y Saura asiente -
- Esperaré - dice y nos reímos otra vez -

Saura y yo comenzamos a hablar de cualquier cosa, a reírnos y también me siento más tranquilo de verla un poco mejor, no he querido tocar el tema exacto y que es "Aquel beso". Sólo dejaré que ella sola me comente el tema, no es necesario agobiarla porque capaz puedo imaginarme como se siente.

- Me sentí muy mal cuando la vi besándola - susurra y me cruzo de brazos -
- ¿Qué sientes? - pregunto y suspira -
- Odio, porque quisiera ser yo a la que ella le sonríe y besa - susurra y suspiro -
- Saura puedes luchar - le digo y sonríe -
- Ay hermanito, hay cosas que es mejor dejársela a la vida - susurra y sonrío negando -
- Y otras que uno tiene que lucharlas - le aconsejo y voltea a verme - nada está dicho aún, recuérdalo - susurro y asiente -

Causa y Efecto part II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora