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El sonido de un seguro siendo quitado, sonó en aquella mansión solitaria, y el portón de roble oscuro se abrió dando paso al dueño de la casa.

Akaza empujó un carrito lleno de regalos dentro de la sala, y soltó un suspiro pesado en cuanto por fin pudo acomodarlo cerca de la estantería. A su lado, Kyojuro miraba atento cada movimiento que el Alfa hacia mientras permanecía en silencio siguiéndolo.

— Bien, eh... — Habló Akaza, acercándose al mayor para ver el collar que tenía, leyendo "Rengoku Kyojuro", y en la parte de atrás "Omega, 25 años". — Kyojuro... Ehm, quédate aquí, Iré a organizar la habitación en donde vas a quedarte.

Kyojuro no respondió, solo se quedó mirando al Alfa mientras apretaba su propia correa, ya que el cumpleañero se había negado a sostenerla en el trayecto camino a su hogar.

Akaza se sintió incómodo.

— De... Acuerdo — Siguió, y empezó a subir las escaleras de la mansión, perdiendose en los pasillos.

El Omega, al darse cuenta que el Alfa estaba lo suficientemente lejos para no verlo, o escucharlo, bajo la mirada al suelo.

Olfateo un poco, encontrando el olor a menta del ajeno; dándose cuenta que no había ni una sola otra persona en la mansión más que ellos dos.

Se sintió inquieto.

¿Por qué se iba?, ¿Qué no lo quería?, ¿Por qué estaba tan tenso?

Desvío la mirada al reloj enorme que había en el centro de las escaleras en "v", y suspiro por cansancio.

"2:13 a.m"

Miró la mansión con detalle; los muebles de roble oscuro y barnizados, las paredes color caoba y uno que otro sofá color rosado opaco.

Se sintió extraño, era mucho más grande de lo que imaginó, y comparado con su 'habitación' de entrenamiento, definitivamente era abismal.

Después miró los cuadros de personas que adornaban las paredes, y no pudo evitar sentir pánico.

Lo estaban mirando, todos esos ojos lo estaban mirando. ¿Por qué? ¿No se veía bien? ¿No era bonito? ¿Por qué lo veían? ¿Su cara se veía mal? 

— ¿Kyojuro?

Reaccionó, y su mirada fue directo a la del Alfa; sin querer se estremeció, y después hizo una pequeña sonrisa en sus labios, la cual se notaba que era forzada.

Akaza miró con curiosidad a Kyojuro, y después soltó un suspiro algo pesado.

Iba a ser difícil.

— Bien, Uh... ¿Tienes hambre? — Preguntó, pero Kyojuro no respondió. Solo se quedó quieto en su lugar con su mirada clavada en él. Akaza aclaró un poco su garganta — Oooook.... Mhh... Ven, sigueme.

Y tal como ordenó, Kyojuro le siguió.

Ambos ahora caminaban, uno al lado del otro, en total silencio.

Una vez llegaron a la cocina, Akaza empezó a rebuscar en uno de sus cuatro almacenadores de comida fría, siendo estos realmente grandes.

— Bien, ¿Qué quieres comer? ¿Se te antoja algo? — El alfa miró al rubio esperando su respuesta, y al darse cuenta que el mayor no tenía ni siquiera la intención de responder, desvío su mirada de nuevo al refrigerador. — Vaya, eres algo... Tímido. Tengo lasagna, ¿Te gusta? — No hubo respuesta, — Vamos, ¿Puedes al menos asentir?

Nada, otra vez.

Akaza sacó la lasagna del contenedor helado con un profundo suspiro lleno de frustración y después se acercó a los muebles de la cocina, sacando unos platos extendidos.

"THE MURDER OF ME." |⚠ +18| Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora