"THE MURDER OF ME." |⚠ +18| Omegaverse.

Onsra.

Kibutsuji Yoriichi, un alfa de 21 años de edad; había nacido como un niño prodigio. Siempre destacó en la escuela, y sus calificaciones siempre fueron impecables. Con el tiempo, los profesores lo habían recomendado para subirlo de curso a uno más avanzado. Es por eso, que muy orgullosamente había terminado la universidad con tan solo 16 años de edad. La preparatoria a los 11, y la secundaria a los 8. Lo mismo había pasado con su hermano gemelo, Kokushibo, solo que este último se había dedicado a una carrera diferente a la de él.

Ambos tenían un coeficiente intectual mayor al promedio. Aprendían las cosas más fácil y rápido que los demás, cualquier desafío de cálculo lo respondían en segundos sin siquiera saber hacerlo, y ambos dominaban perfectamente el campo de las artes.

Su padre, Kibutsuji Muzan, siempre había sido estricto con ellos desde que tenían memoria. Si bien su infancia nunca fue mala, y siempre estuvo llena de lujos; al enterarse a lo que realmente se dedicaba su padre un sentimiento incómodo se clavo en su pecho.

Yoriichi, al ser mayor por un minuto, sería el primer heredero de la mafia de su padre, y por lo tanto también sería el próximo líder del empleo de Muzan.

Al cumplir los 18 años, tuvo su primera experiencia en la granja de Omegas de su padre. Aún recuerda con asco como en aquellos pasillos sucios de los Omegas de "categoría baja" se podía ver perfectamente por los ventanas de los pasillos el infierno que vivían.

No fue hasta que su padre lo obligó a ver cómo uno de sus empleados abusaba de una chica Omega, que realmente decidió no estar relacionado.

Y se fue. Dejó la casa dejándole una nota a su padre y a su hermano. Si bien no era para nada maduro de su parte, se sentía sumamente asustado y shockeado con la situación que simplemente no encontró otra forma de irse.

Pasado un año, fue cuando regreso a casa a disculparse, y hablar bien las cosas. Si bien su padre no era una persona 'buena', era su papá a final de cuentas. Además, extrañaba horriblemente a su hermano.

Para su sorpresa, su padre aceptó su decisión de renunciar a su puesto en la mafia. Mientras que  Kokushibo, había permitido quedarsela.

Cómo buen hermano mayor, le advirtió a su hermano sobre la granja, y le contó todo lo que sabía. Intento convencerlo que de ambos se fueran a vivir a otro lado, tener una vida normal, o si no quería, podría quedarse en la mafia, pero renunciar a la granja.

Pero su hermano no acepto.

Kokushibo nunca fue testarudo, ni mucho menos rebelde. De hecho quería bastante a su familia y amigos, era una persona muy noble.

Pero siempre le gustó el poder.

Es por eso, que a pesar de las advertencias de Yoriichi, no se fue, no renunció a su puesto, y mucho menos renunció a la granja. No sé sentía culpable por las númerosas muertes llevadas a cabo en su apellido. Después de todo eran personas que no conocía, y que jamás vería.

Nunca se preocupo por eso. Si bien su padre aveces lo obligaba a entrar y ver escenarios sumamente asquerosos; jamás sintió una sola gota de remordimiento en él. Después de todo, el no hacía más que ver. No podía hacer nada para evitarlo tampoco.

Pero jamás pensó que su padre rebasaría los límites.

Y ahora, ahí estaban ambos abrazados en el consultorio clínico del Alfa mayor. Kokushibo no dejaba de llorar, y Yoriichi no dejaba de consolar a su hermano.

— S-soy una mala... Una mala p-persona... — Susurró, y se escondió en el pecho de su hermano, sintiendo como este le abrazaba con fuerza.

— No, tú no... No digas eso, jamás serías una mala perso-