v. ━━━━ nudo del ocho

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of all the people in the world
i came to meet you








































































Nicholas planeaba esperar ver qué efectos le causaba la droga a Merilia antes de llevarse a la casa. Ya había sentido calor, luego frío, y recientemente se había puesto a balbucear cosas sin sentido; como que él no podía conducir porque había bebido tequila de las tetas de una chica. Pero lo absurdo fue cuando se ofreció a manejar ella, como si no se enterara del estado en el que estaba. Si llegaba a vomitar o le entraba taquicardia iba a tener que llevarla al hospital y eso no iba a acabar bien.

Las mejillas de Merilia estaban rojas y su pelo había comenzado a pegársele a la frente. Nick advirtió que llevaba una gomita de pelo en su muñeca. Se estiró para tomarla; lo mínimo que podía hacer era ayudarla a sentirse cómoda.

―¿Qué haces? ―le dijo ella, y pudo notarse el miedo en su voz.

Nicholas respiró hondo intentando mantener sus emociones a raya. Nunca le había hecho algo así a una mujer y ver a Merilia aterrorizada por si le hacía algo parecido le sentó como una patada en los mismísimos.

―Ayudarte ―le respondió mientras le recogía su larga melena negra en una cola desalineada en lo alto de la cabeza.

―Para eso tendrías que desaparecer ―repuso arrastrando las palabras.

Aquello le causó gracia a Nick. Merilia tenía más agallas que cualquier otra chica que hubiera conocido. Le vino a la mente aquella imagen después de haberle pegado aquel puñetazo. Había sido del todo inesperado; es más, era el primer puñetazo que le daban en mucho tiempo.

Instintivamente tomó su mano derecha y observó sus nudillos hinchados por el golpe, ¡pero vaya golpe! Se preguntó dónde habría aprendido a golpear así, o si alguien le había enseñado a hacerlo para defenderse. No le sorprendería, el mundo estaba lleno de gilipollas como el de esa noche. Nick no lo admitiría, dios sabía que no ―más que nada por orgullo ―, pero en el fondo si le había dolido aquel golpe.

Siguió observándola con detenimiento, ahora que el cabello no le ocultaba el rostro se pudo fijar en ciertos rasgos que no había podido apreciar aún. Tenía un bonito cuello y unos pómulos altos. Sus pestañas eran largar y creaban una sombra oscura sobre sus mejillas, pero lo que más le llamó la atención fue el pequeño tatuaje que tenía justo debajo de su oreja izquierda, en lo alto de su cuello.

Era un nudo del ocho.

Instintivamente la mirada de Nick fue hacia su propio brazo, donde se había tatuado ese mismo nudo hacía ya tres años y medio. Era un nudo perfecto, uno de los que más resistencia tenían y por eso mismo había decidido tatuárselo. Significaba que, si las cosas se entrelazaban bien, con cabeza, el resultado podía ser indestructible. No entendía cómo Merilia podía haberse tatuado aquel nudo, ni cualquier otra cosa, en realidad, no pegaba con la imagen que había creado de ella en su mente.

Con cuidado, su pulgar acarició aquella zona y sintió como la piel de ambos se erizaba. Merilia se movió, inquieta e inconsciente y Nick sintió algo en la boca de su estómago, algo extraño y molesto.

Se volvió hacia el volante y puso el coche en marcha, no sin antes ponerle el cinturón de seguridad. Sus ojos volvieron a posarse en el tatuaje por unos segundos. Respiró profundamente y se centró en la carretera. Por suerte no le había dado tiempo de beber más que aquel chupito y una cerveza, así que condujo con tranquilidad hasta su casa.

𝗥𝗘𝗣𝗨𝗧𝗔𝗧𝗜𝗢𝗡  ❪ culpables ❫Where stories live. Discover now