viii. ━━━━ gala nocturna

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for looking too pretty tonight
wearing your favorite color
under the lights. for moving on,
doing everything right
































































































Los pensamientos de Nick le advertían que debía tener cuidado con sus hermanastras. La noche anterior las cosas podrían haber acabado muy mal y si su padre se llegaba a enterar lo que estaba haciendo... prefería no imaginarlo. A Nicholas le preocupaba no saber cómo seguir manteniendo su vida oculta ahora que ya no sólo eran dos viviendo en su casa. Él no dejaba que sus dos mundos se mezclasen, nunca; era muy cuidadoso con eso.

   Como siempre en esas fechas se hacían carreras ilegales en el desierto y ese día después de la fiesta, él debía estar ahí. Era una locura: música rock, drogas, coches caros y carreras hasta que salía el sol o llegaba la policía, aunque casi nunca se entrometían, ya que se aseguraban de correr en tierras de nadie. Las chicas se volvían locas, la bebida estaba en manos de todos y la adrenalina era el ingrediente perfecto para vivir la mejor noche de toda tu vida... siempre que no fueras el contrincante, claro.

   La banda de Ronnie siempre competía contra la de Nick; el que ganaba se quedaba con el coche del perdedor, a parte del dineral que se jugaba en las apuestas. Era peligroso, Nicholas lo sabía de primera mano y por eso todos confiaban en él cuando se encontraba cerca. Ronnie y él tenían un trato amistoso que podía romperse tan fácilmente como un vaso de cristal y aquella noche, Nick debía estar tan alerta como le fuera posible, además de ganar las carreras como fuera.

   Necesitaba asegurarse de que Merilia no fuera a irse de la lengua, y era precisamente por eso que estaba ahora parado frente a la puerta de la chica, minutos antes de que fuese hora de salir hacia el hotel en donde se celebraría la fiesta.

   Después de tocar tres veces y de esperar un minuto, Merilia apareció frente a él con nada más que una fina bata de seda azul cubriendo su cuerpo.

   ―¿Qué quieres? ―preguntó de mal humor.

   Nicholas la rodeó y entró a su habitación.

   ―Esto era mi gimnasio, ¿sabías? ―le dijo dándole la espalda y acercándose a la cama.

   Merilia contuvo un bufido de irritación y volvió a pararse frente al espejo del tocador, teniendo una vista perfecta de su hermanastro en el reflejo.

   ―Una pena, oraré por ti ―dijo con ironía, acomodando mechones salientes de su peinado.

   ―Te verías bien arrodillada ―soltó en un tono pervertido.

   La observó detenidamente por el reflejo del espejo, le estaba agarrando gusto a fastidiarla, sobre todo porque ella solía devolverle los comentarios, causando un despliegue de fantasías para nada puras en su mente. Nicholas recorrió las curvas de Merilia con sus ojos, perdiéndose en ellas hasta que llegó un punto en el que no pudo hacer más que admirar su cuerpo. Sus amigos tenían razón: estaba buenísima, y él no sabía si eso era bueno o malo teniendo en cuenta su situación.

𝗥𝗘𝗣𝗨𝗧𝗔𝗧𝗜𝗢𝗡  ❪ culpables ❫Where stories live. Discover now