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04 | Un año.

Un año va, un año viene. Doce meses pueden pasar tan rápido o lento como quien lo desee. Contando experiencias, creando historias o deseando olvidar otras. Las personas llegan y se van, dejan huella o no. El año anterior traía gente a la vida que en el siguiente ya ni estarían. Ana lo sabía de sobra. Estaba deseosa de vivir ese año que terminaría siendo un giro inesperado contra todo lo que había planeado.

Para diciembre, en la familia Alvarez ya se conocía y terminaba de analizar la propuesta al menor del clan. Siendo este el mes donde el castaño le comunicaría a su mejor amiga de toda la vida la posibilidad de su mudanza a otra provincia.

— Y la otra vez hablé con Batman para que se case con mamá. — Comentó Ana, completamente convencida que Julian no la escuchaba hace tiempo.

— ¿Eh? — Preguntó después de analizar las palabras de su amiga.

— Ni me estas prestando atención, forro. — Bromeó. — ¿Qué pasa?

El castaño no era ni de cerca el mejor disimulando, la propuesta lo tuvo con un remolino de emociones dentro de él cada vez que veía a quienes quería. Pero, sobre todo, cada vez que veía a Ana. Él sabía que su familia podría verlo las veces que quisiera, que estaban dispuestos y tenían las posibilidades de hacerlo, e incluso que en algún momento de su camino podrían unirse a él en aquella nueva aventura que afrontaría. Pero su cabeza no podía dejar de pensar que su mejor amiga quizá no tendría aquella posibilidad. Aquella chica que era su amuleto especial, quien no faltó a uno solo de sus partidos. Ella se quedaría allí, y él se iría lejos.

— Te tengo que contar algo Anabela.

Julian se acomodó en su banco, ni siquiera había intentado asomarse al patio del colegio, hecho que no pasaría desapercibido para Ana. Conociendo a su mejor amigo supuso que el día que estaba teniendo el castaño debió haber sido muy malo para que se negara a un pequeño partido rutinario de fútbol entre los chicos del curso. Decidió hablarle de todo lo que pasara por su mente, invitarle de su desayuno y escribiendo o rayando su mano en forma de pequeños dibujos con su lapicera.

El par de amigos se había sentado juntos desde que tenía memoria. Y todos lo sabían.

— "Anabela"  — Repitió simulando una ofensa, entre risas. — Que serio, Juli.

— Me ficharon. — Soltó abruptamente. — Tenías razón. — Dijo con una sonrisa.

Ana instantáneamente pareció ahogarse con el agua que estaba tomando. Comenzando a toser mientras Julian acariciaba su espalda con suavidad intentando ayudarla a recomponerse. Mientras que ella secaba las lágrimas de sus ojos por la irritación en su garganta y se lanzaba rápidamente entre los brazos de su mejor amigo. Eufóricamente se colgó de su cuello obligandolo a rodear con una de sus manos su cintura y con la otra sostenerse de la mesa para no caer de sus sillas por la fuerza.

— Te dije Juli. Te dije. — Susurró en su oído. — Cuando los boludos esos del Madrid no te ficharon.

Una pequeña risa escapó de los labios del castaño. Recordando la seguridad con la que su mejor amiga le dijo que no importaba que no lo hayan fichado en ese momento, que ella sabía que volvería a tener otra oportunidad y miles más. Aún más cuando el jugador le dijo que Boca estaba interesado en él tras verlo y analizar su desempeño pero que él quería jugar en River. La forma en que Anabela modulo ese "Vas a jugar en River Julian, y los vas a hacer campeones" hizo sentir al cordobés que era capaz de escalar el Monte Everest si la morocha se lo decía de esa manera.

Los días pasaron, las vacaciones llegaban, las clases terminaban y las festividades se asomaban. Para los primeros días de diciembre, el cordobés ya tenía a su mejor amiga prácticamente instalada en su casa. El calor molestaba y la piscina en el hogar de los Alvarez imploraba ser usada por Julian, Ana y sus hermanos que la invadían constantemente con pistolas y globos cargados de agua para batallar.

Esperándote | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora