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07 | Estoy acá.

— Ana. — Habló Valentina. — ¿Me acompañas un segundo al baño? — Se puso de pie. — A ver si Oli quiere hacer algo.

— Si obvio.

En el momento que el par de chicas abandonó la mesa que aquel grupo compartía los ojos de dos de los tres jugadores de River se enfocaron en Julian casi instantáneamente. Una mirada cómplice se intercambiaba entre Enzo y Agus poniendo nervioso al introvertido jugador en segundos. Sus pupilas recorrían el rostro de ambos de sus amigos intentando descifrar que buscaban con esa invasión a su espacio personal. Sin comprender muy bien el motivo de aquellas sonrisas coquetas.

— ¿Qué? — Dijo con el pedazo de sandwich de miga en su boca.

— ¿Qué? — Repitió Enzo. — Nada.

— Nada, nada. — Acompañó Palavecino. — ¿Por?

— Porque se pusieron pelotudos de golpe.

— Ehhhhhh. — Dijeron al unísono. — Que agresividad. Así no la tratas a Anita. — Bromearon.

Puso sus ojos en blanco. — Ana para ustedes.

Otro grito se escuchó en aquella mesa entre carcajadas por el comentario al aire del cordobés. Diversas cargadas a Julian por sus aparentes celos se hicieron presentes.

— Basta tarados. — Rió.

— ¿y Sofia?

— ¿Quién es Sofia? — Preguntó Ana volviendo a tomar asiento junto a Julian, tomando las papas fritas del centro de la mesa.

El castaño giro lentamente a mirarla, luego de que Enzo y Agustín se dieran cuenta que se habían ido de lengua. Probablemente lo habían puesto en un pequeño aprieto. Ana levantó las cejas tiernamente ante la falta de respuesta de su mejor amigo, notando su nerviosismo simplemente pasó el tema rápido para no comprometerlo. Llevó una mano hasta la nariz de Julian apretandola juguetonamente para distraerlo. Provocando de que de forma casi inmediata el cordobés sonriera acercándose para dejar un suave beso en su hombro.

Palavecino golpeó el hombro de Enzo incitando a salir de aquella mesa mientras que el morocho se llevaba a su mujer de la cintura, dejando a Olivia al cuidado de Anabela quien aceptó gustosamente.

— Hola. — Susurró Julian separándose de su hombro, sin apartarse lo suficiente de su rostro.

— Hola. — Dijo de la misma forma. — ¿Te pasa algo a vos?

No habría pasado desapercibido para Ana la actitud de Julian, había pasado toda la noche sin mirar a su mejor amiga sino más bien observándola. Julian jamás podría simplemente mirar a Anabela, él nesecitaba observarla con cada aspecto que se lo permitiera. Con la nesecidad de guardar cada estado de ella.

Las cejas del castaño se enarcaron ante su cuestionamiento.

— No sé, digo, por cómo me miras. — Aclaró la, ahora, castaña.

— Te extrañe. — Soltó.

Sonrió. — Yo también Juli, ya estoy acá, tranquilo.

— Siento que te tengo que guardar en mi cabeza de nuevo. — Acomodó un mechón detrás de su oreja. — Es como que me sé cada aspecto de vos. Que haces si estas enojada, triste o contenta. Como se mueven tus cejas o como brillan tus ojos. Las cantidad de pecas que tenes o-

— ¿Estas en pedo? — Rió. Interrumpiéndolo.

Los ojos entrecerrados y la sonrisa instantánea del castaño la enternecieron por completo haciendo saber que, a pesar que las cervezas que habían compartido con sus amigos habían logrado desinhibirlo un poco, seguía en sus cinco sentidos.

Esperándote | Julián ÁlvarezWhere stories live. Discover now