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06 | Kilómetros.

- Juli. - Habló Enzo Fernández ingresando al vestidor. - Gallardo te quiere ver ahora, no parece contento. - Comentó serio.

Julian enarcó sus cejas sin comprender el motivo de su insistencia y, aún más, su supuesto mal estar. Palmeó el hombro de Palavecino antes de salir del vestidor mientras se volvía a colocar la camiseta blanca con rojo con un emblemático nueve en el dorso de ella. A paso apresurado. A medida que comenzaba a acercarse al pasillo cercano a la salida a la cancha comenzaba a oír más y más ruido del público retirándose del gran estadio por justamente haber terminado el partido no hace tanto.

- Muñe. - Elevó la voz. Buscándolo. - ¿Me buscabas?

- Juli. - Lo llamó una vez se encontraron. - Si. - Carraspeó. - Seguime por favor. Nesecito hablar con vos.

Un frío recorrió la espalda de Julian. El semblante de su director técnico era completamente serio, algo que no entendía bien porque reconocía perfectamente su último desempeño y como mejoraba día a día convirtiéndose en miembro importante y reconocido de la reserva de River.

Lo siguió por aquel pasillo sacudiendo su cabello, en un intento de peinarlo. Marcelo se detuvo frente a él, sonriéndole de repente nuevamente y señalando con un leve movimiento de cabeza la puerta de una de las salas de estar, insistiendo que entrara. Caminó hasta aquella puerta con sus ojos en Gallardo, esperando descifrar en su mirada algún tipo de explicación ante su actuar hasta que de reojo pudo observar una figura dentro de aquella habitación.

- Noo. - Dijo sorprendido. - ¿Y mi morocha? - Preguntó al ver a su mejor amiga por primera vez en persona tras un año. - ¿Qué te hiciste? - Sonrió.

- Abrázame boludo. - Gritó riendo por la reacción del castaño.

Julian corrió hasta Ana entrelazando sus manos en la cintura de su amiga, levantandola del suelo y girandola por el aire, tal y como ya era bastante costumbre entre ellos. Una vez que se separó de la morocha, ahora castaña, enredó sus dedos entre los rulos de Anabela. Inspeccionando el cambio, su cabello oscuro se encontraba mucho más claro.

- Sorpresa. - Murmuró. Cerca de él. - ¿Te gusta?

- Me encanta. - Expandió sus ojos. - ¿Por qué no me avisaste que venías?

Una sonrisa apareció en el rostro de Ana. Después de esa despedida en la final en Madrid, ese año terminaría con Julian en Calchin para festejar los eventos de fin de año. Tras que ambos hayan terminado el secundario y la morocha tuviera más que claro que le gustaría estudiar pasaron el resto de las vacaciones juntos como en los viejos tiempos, hasta el comienzo de la temporada donde Julian volvería a viajar a Buenos Aires para seguir el entrenamiento. Y ya con la desilusión de saber que su mejor amiga no se uniría a él ese año, ni probablemente el próximo.

Pasarían dos años en los que Daniel se aseguraría de mejorar al máximo sus posibilidades para recibir con completa totalidad a su hija en su hogar. Estaba decidido a hacer las cosas bien esta vez y no permitiría que sus intenciones terminaran en una vivencia temporal sin más. En ese tiempo, Anabela continuaría viviendo con su madre comenzando en la capital de su provincia la carrera que había decidido. Trabajando en una cafetería del pueblo y comenzando a independizarse de a poco. Sus encuentros con Julian se verían cada vez más afectados debido a las pocas oportunidades de viaje del jugador y mucho más cuando en las últimas fiestas del año 2020 no lograran coincidir en la locación donde celebrarían aquellas festividades, terminando en un eterno año sin verse en persona.

Hasta que, comenzando el 2021, Daniel haría el llamado a su hija que sería la noticia más que esperada para comenzar el año. Ya estaba inscrita en la carrera que quería seguir, con los papeles correspondientes para amologar sus materias ya metidas en su anterior universidad y lista para comenzar el tercer año de su carrera una vez comenzaría la mudanza con su padre finalmente en Buenos Aires. Despidiéndose de sus amigos, familia, de los Alvarez e inaugurando una nueva etapa con un cambio notorio en su apariencia. Aclarando su cabello y cambiando su característico apodo. Se movió en silencio por la nueva provincia que habitaría a partir de ese momento. Culminando la mudanza y esperando con ansias el primer partido del equipo millonario para sorprender a su mejor amigo.

Esperándote | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora