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13 | Ya me enteré.

— Soy un boludo.

— ¿Te tengo que responder? — Gonzalo riendo.

Los ojos del cordobés se dieron vuelta ante el comentario, claramente no quería, esperaba o nesecitaba una respuesta que lo afirmara. Ni siquiera él entendía que hacía vistiéndose para ir al cumpleaños del novio de la chica que le gustaba, era irreal y hasta algo humillante.

La verdad era que después de que Anabela fuese a buscarlo a casa se terminó quedando todo el día junto a él. Almorzado, durmiendo, paseando y cenando juntos. Julian casi pudo sentir como su corazón volvía a bombear sangre intensamente. Le dolían las mejillas de tanto sonreír, como si sus músculos hubiesen olvidado como se sentía aquel gesto tras aquellos largos días.

No quería acostumbrarse a vivir con sus sentimientos sumergidos bajo lo más profundo de su pecho, pero comenzaba a amigarse con la emoción que le generaba tenerla cerca con aquellos nuevos ojos mirándola. Llegó a pensar que tenía mucha más luz que antes, lo cual era inquietante considerando que incluso antes de caer enamorado aquello ya era un hecho para él.

Quizá quedar hipnotizado al verla hablar no era lo más común para un mejor amigo, pero estaba claro que el castaño estaba lejos de considerarla solo una amiga.

Aquel día terminó con aquella amistad nuevamente recargada y siguió en la semana con la misma costumbre de siempre: Julian buscándola cada mañana.
A pesar de que era el único momento donde compartían ya que Ana había cumplido su palabra con Tomás, al cordobés le alcanzaba verla en una estampita para que el sol parezca más brillante que de costumbre.

Era un nuevo fin de semana. Había salido a la casa de Montiel junto a Enzo para almorzar juntos, su equipo de siempre estuvo presente en el momento que su mejor amiga llamó a su teléfono invitándolo esa misma noche a un bar para recibir el cumpleaños de Tomás.

— Full negro va che. — Dijo frente al espejo probándose la tercera camisa de la noche.

Enzo y Gonzalo largaron una fuerte risa, apenas estaban descubriendo esta faceta de Julian - lo cual era irónico considerando que estuvo de novio antes - y ya no soportaban su intensidad ni nerviosismo ante cualquier situación que involucre a Anabela.

Su sorpresa fue tanta como la de Julian al escuchar de aquella propuesta haciendo que ambos morochos pensaran que era "la oportunidad perfecta" convenciendo así al cordobés de asistir a ese cumpleaños.

Cuanto se arrepentiría el jugador.

— Uh está hecho un boludo, me maté. — Soltó Cachete viéndolo y simulando quejarse con el cielo. — ¿Cuantas camisas ya se probó? ¿Veinte?

— Tres y media. — Respondió Enzo en un suspiro. — Considerando que una ni la terminó de abrochar.

— Le hubiese dicho a Pala. — Resonga. — Harto me tienen. Harto.

— ¿Se está mirando al espejo? — Habló Enzo con Gonzalo provocando otro giro de ojos en el castaño. — ¿Cómo se dice eso? ¿Proyectando?

Tal fue el suspiro del delantero que las risas cesaron inmediatamente, estaba notoriamente estresado y lo que menos pretendía el par de amigos era ponerlo aún más nervioso sin motivo.

Enzo se puso de pie caminando hasta detrás de él, quien seguía observando detenidamente su reflejo en el espejo analizando cada detalle de su imagen esa noche. Palmeó su espalda repetidamente y coloco ambas manos sobre sus hombres ejerciendo una leve presión en un masaje algo irónico y juguetón pero que finalmente ayudaba a liberar algo de tensión al jugador.

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⏰ Last updated: Jan 25 ⏰

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Esperándote | Julián ÁlvarezWhere stories live. Discover now