¿Eso era todo? || Gavi.

Capítulo 3 - Cuéntaselo.

Gavi.

Me despierto rodeado de la panda de idiotas a los que llamo amigos. No entiendo porqué tuvieron que hacer semejante gilipollez en la fiesta. Por supuesto, Nora no me había cogido ninguna llamada desde entonces.

Todos nos levantamos para ir a entrenar, arriesgandonos a pagar una multa si llegamos tarde. Soy el primero en ir a ducharme. Por suerte, conozco demasiado bien la casa de Ansu. Pedri y yo somos los primeros en irnos. El camino es silencioso, ya que seguimos agotados por lo de anoche.

Al llegar al Camp Nou, realizamos nuestro entrenamiento como siempre. Tras cuatro horas de puro ejercicio, Xavi decide dejarnos ir. Suplico para mis adentros que Amelia haya venido a vernos. Necesito una amiga con la que hablar y Pedri parece no estar receptivo hoy.

Tal como lo había pedido, una chica sonriente se asoma fuera de los vestuarios.

- Vaya cara tenéis. - saluda dándole un beso a Pedri - ¿Ha estado interesante la fiesta?

Antes de que nadie pueda responder, yo suelto todo el drama de anoche.

- Estos inútiles, - señalo a mis amigos - pensaron que sería buena idea llamar a Nora para conocerla.

Por el tono de enfado, Amelia deduce que nada bueno ha podido salir de esa llamada.

- Estábamos borrachos. - se defiende Ferrán - Parecía gracioso en ese momento.

- Además, no me cae bien. - continúa Ansu - Me mandó a la mierda.

- Yo también lo hubiese hecho. - contesta Amelia seria - ¿Se puede saber qué tenéis los hombres en la cabeza?

- Vamos, solo era una broma. - insiste Balde.

- Más os vale que cuando esa chica venga hoy os disculpéis con ella. - advierte mi amiga - ¿No creereis que por ser famosos podéis hacer lo que os de la gana, verdad?

- No. - responden al unísono.

- Bien. - finaliza.

- Como me gusta cuando te pones en ese plan. - comenta Pedri a su novia.

Vuelven a lo suyo, ignorándonos al resto por completo. Salgo de los vestuarios para irme a casa a comer para después ir a buscar a Nora. Aunque no estoy muy seguro de que el plan siga en pie.

Suelo comer con Pedri, pero desde que Amelia volvió no puede separarse de ella, lo cual entiendo perfectamente. Después de todo, se lo merecen.

Por otra parte, me apetece estar solo. Esta semana no ha sido de las mejores, a excepción de Nora. La charla con la manager de imagen y, ahora, lo de mis amigos, han hundido mis ánimos.

Las horas pasan hasta llegar a las cinco menos veinte. Monto nervioso en el coche, intentando no pensar demasiado en lo que pasará. Si no aparece, lo entenderé perfectamente, pero si lo hace... podría montar un carnaval para celebrarlo. Conduzco hasta su casa, llegando a las cinco menos cinco.

Los minutos pasan, pero no viene. Ya son las cinco y diez. Arranco el coche para irme, hasta que veo a una chica buscarme. Claro, no conoce mi coche.

Salgo, llamando su atención. Se acerca a mí con una tímida sonrisa y me da un beso en la mejilla.

- Perdona, he salido tarde del trabajo. - se disculpa - ¿Has esperado mucho?

Su voz dulce me asegura que dice la verdad. Me quedo asombrado por lo preciosa que es. Lleva un vestido blanco que resalta el poco moreno que ha cogido en la playa. Su pelo se mueve con el escaso viento que hay y sus ojos marrón claro combinan de manera impresionante con su sonrisa.