Capítulo 5 - Patos.

1.7K 96 5
                                    

Gavi.

Espero a Nora dentro del coche para que nadie se distraiga con mi presencia. Veo como lleva a los niños con sus padres y sonríe cuando alguno la abraza. Es notable que le encanta su trabajo, pues se ve brillante, aunque cansada. Entra en el recinto y sale con su totebag colgada del hombro. Esta vez va hablando por teléfono mientras se acerca a mí, que ya estoy fuera esperándola con una sonrisa de la que apenas soy consciente.

- Sí, papá. - escucho de lejos - Ya sabes que no puedo ir por trabajo, pero te prometo que iré un fin de semana. - se acerca a darme un beso - Lo sé, yo también os echo de menos.

Le quito la totebag para meterla en el maletero y luego abro la puerta del copiloto. Se sube rozandome el brazo sin querer. Con ese leve gesto, mi corazón ya va a mil. Me apresuro a subir también para escuchar un poco más. Sí, soy un entrometido, ¿y qué?

- ¿Jorge te ha dicho eso? - se aguanta la risa - No voy a darte la razón, papá. Está en una edad complicada. - se pone el cinturón - Te tengo que dejar, estoy con... - busca la palabra correcta - Con alguien.

Se escucha un grito emocionado a través del teléfono que obliga a Nora a alejarse de él.

- ¿Estás conociendo a alguien? - se oye desde el teléfono - Menos mal, desde Javier creí que...

- Que no, papá. - interrumpe ella - Te dejo, ¿vale? Dale un beso a mamá de mi parte. A Jorge le dices que se lo pase bien con sus amigos. Adiós, adiós.

Cuelga la llamada y resopla, mirándome al fin.

- Hola. - sonríe alegre - ¿Cómo ha ido la mañana?

- Como siempre. - arranco el coche - Te he visto genial hace un rato. Los niños te adoran.

- Solo porque soy más flexible que mis compañeros. - ríe mirando por la ventana.

- No he podido evitar escuchar la llamada con tu padre. - confieso - ¿Tenéis el mismo carácter?

- ¿Nosotros? Ni por asomo. - juega con su colgante - Hubo momentos durante mi etapa en el instituto que no nos podíamos ni ver. Le encanta tener la razón y controlar la vida de la gente o, al menos, la de sus hijos.

- Y tú odias que te controlen. - respondo mirando un par de segundos a su tatuaje.

- Bingo. - chasquea los dedos - Lo hizo lo mejor que pudo, y no le culpo por sus errores.

- ¿Y tu madre? - curioseo aprovechando este rato de sinceridad - ¿Cómo es?

- Mamá es... mamá. - se aparta el pelo - Supongo que al ser su hija primeriza fui un experimento para ellos. Crecí y me cargó con responsabilidades que no me correspondían. A Jorge le críe prácticamente yo.

- ¿Jorge es tu hermano pequeño? - me arriesgo a saber más.

- Sí, aunque él asegura que ya no es tan pequeño. - ríe levemente - Tiene catorce años y está descubriendo el mundo de las hormonas. Me da pena no estar cerca de él en esta fase, pero estoy segura de que cometerá errores y aprenderá de ellos.

- Confías mucho en él. - aseguro divertido - Yo con catorce años me creía el rey del mundo.

- ¿Y quién te dijo lo contrario? - ríe, interesada en mis palabras.

- Papá cuando estrellé su moto contra la valla del jardín. Me obligó a devolverle cada céntimo que le costó reparar ambas cosas.

- ¿Lo hiciste? ¿Se lo devolviste?

- Vendí mi bicicleta y los cómics que adoraba. - recuerdo con melancolía - Él me dijo que mi deuda ya estaba pagada, aunque ahora me doy cuenta de que seguramente le di menos del 5% de los gastos.

¿Eso era todo? || Gavi.Where stories live. Discover now