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Óscar y Jimena se miraron de reojo mientras veían como a lo lejos sus hermanos discutían -como siempre- apartados de todos, podían ver como Sara arrugaba la nariz ante su molestía y el como Franco se quedaba mirándola embobado para luego negar con...

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Óscar y Jimena se miraron de reojo mientras veían como a lo lejos sus hermanos discutían -como siempre- apartados de todos, podían ver como Sara arrugaba la nariz ante su molestía y el como Franco se quedaba mirándola embobado para luego negar con la cabeza y seguir discutiendo con ella.

— Franco está muy enamorado...- susurró Jimena mirando a su cuñado el cual de vez en cuando se quedaba en silencio mirando a su hermana como si fuera lo más hermoso del planeta.

— Es terco, tanto como tu hermana pero el flaco a veces es muy evidente, me pregunto como es que Sara no ve como Franco la mira como un idiota cada vez que aparece frente a él.

Jimena se encogió de hombros, Sara Elizondo era sin dudas una caja fuerte muy díficil de abrir, ella jamás decía algo relacionado a sus sentimientos. Aunque la menor de las hermanas sabía leerla muy bien y tenía más que claro que aquel sentimiento era mutuo, su hermana no daría algún paso en falso relacionado a Franco Reyes.

No era una idiota como para no saber que su hermana mayor tenía miedo de salir lastimada, todos conocían la reputación Franco, estaba tan manchada como ahora lo estaba su saco de vestir bastante elegante y costoso. Jimena soltó una carcajada mientras veía a su hermana correr a su auto para montarse en el y dejar a su "enemigo" parado en medio de la entrada con la ropa manchada de lodo y pasto. Al parecer Franco una vez más se había pasado con sus palabras.

— Todavía no tienen su luna de miel, por eso están así de bravos- se burló Óscar y abrazó a su morenita.

— Creo que cometimos un error, Sarita jamás me va a perdonar el haberla casado sin su consentimiento.

— Ay mi amor, Sarita es capaz de enojarse hasta por como la miran. No te preocupes más y mejor vayamos adentro... Algo me dice que Franco seguirá a su esposa para darle un buen castigo.

Jimena negó con la cabeza mientras se reía de las estupideces que a su esposo le gustaba tanto soltar. Sin saber que luego se llevaría el susto de su vida.

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— ¡Te odio, te odio!- Sara golpeó el volante de su auto con fuerza sintiéndose aún más impotente.

Estaba harta de escuchar lo fea e insípida que era para Franco, le dolía escucharlo llamarla de esa manera. Había intentado varías veces llamar su atención, cambió su look, se había dejado crecer un poco más el cabello, lo tenía ahora un poco mas oscuro y su ropa la cambió por una más acorde a su cuerpo, no como esa que solía usar y que la hacía parecer una monja que se había escapado de un convento.

Pero nada parecía funcionar, para Franco ella seguía siendo esa mujer fea que no valía la pena mirar. Limpió sus lágrimas sintiendo un nudo crearse en su garganta el cual no le permitía sollozar muy bien, estaba muy cerca de su casa pero noto algo... La estaban siguiendo, mejor dicho, el bobo la estaba siguiendo.

Pulsó el acelerador con fuerza mientras de vez en cuando miraba por el retrovisor, veía como él casi la estaba alcanzando. Limpió por completo sus lágrimas cambiando el dolor por el enojo, ese maldito idiota no la dejaría jamás en paz. No quería seguir escuchándolo, estaba harta de su rechazo. Pero como si todo pasará en cámara lenta para Franco vio como el auto de Sara perdía el control y salía de la carretera chocando contra un árbol.

Se detuvo de golpe mirando directamente al auto dañado donde iba Sara, salió lo más rápido que pudo para ver si ella se encontraba bien, sentía que sus piernas le temblaban y el miedo recorrer todo su ser.

Él no podía perderla, no, no podía.

Abrió la puerta del copiloto y miró a esa mujer que siempre lo sacaba de quicio pero quién también era la única que lograba agitar su corazón. Verla sangrando y con los ojos cerrados solo hizo que su desesperación incrementará en su pecho, el dolor se apoderó de su ser.

¿Tan idiota había sido como para no darse cuenta de cuán enamorado estaba de ella hasta ahora que la veía herida?

Como pudo la sacó del auto temiendo lastimarla aún más y la llevó hasta el suyo para montarla en el, debía llevarla al hospital pero tenía más cercana su casa y ahí podrían llamar a un doctor, gracias a Dios Sara no se veía tan lastimada así que siguiendo su instinto la llevo hasta su ascienda.

Mala idea.

Había sido una pésima idea, tenía a los dos hermanas Elizondo sobre él gritándole, pero seguía muy nervioso como para escucharlas. Miraba todo el tiempo hacia su habitación donde estaba Sara siendo examinada por el doctor de la familia, el cual era un amigo íntimo de Eva. Norma y Jimena no dejaban de hacer preguntas y él quería callarlas pero las entendía así que solo pudo callarse él escuchando como lo culpaban.

Es que sí, era su culpa. Si solo hubiera mantenido su bocota cerrada nada de esto estaría pasando, él había provocado a Sara y ésta se defendió para luego irse lastimada. Él no la había seguido para seguir la discusión o para reclamarle su ropa sucia, sino que para pedir perdón, todavía podía recordar el como las cejas de Sara se habían fruncido con dolor, su mirada la cual antes mostraba solo enojo y ese fuego que tanto le gustaba fue cambiado por una sombra, la había lastimado con sus palabras.

Maldita sea, no sabía mantener la boca cerrada cuando se trataba de ella. Siempre le respondía pero jamás había visto tanto dolor en una mirada y vaya que se arrepentía porque que él solo pensar que él la había lastimado lo hacía querer golpearse contra una pared.

El doctor salió de la habitación y se acercó a las hermanas, ellas se movían nerviosas en su lugar esperando saber como estaba Sara.

Franco no espero saber nada, solo subió a la habitación para ver con sus propios ojos que ella seguía viva, que ella estaba bien. Al entrar la encontró acostada en su cama, estaba dormida aún, se veía tan hermosa que sintió la fuerte necesidad de acariciar su rostro, acercó su mano y movió algunos mechones de su suave cabello a un costado para darle una mejor visión del perfecto perfil de Sara Elizondo.

La vió removerse en su lugar y apretar los ojos, él rápidamente se alejó sentándose a los pies de la cama y como si fuera algo automático ese escudo que siempre alzaba al tener a esa mujer que lo volvía loco delante de él, volvió a su lugar mostrándose indiferente ante ella. Imbécil.

— ¿Dónde estoy...?- preguntó antes de abrir los ojos, sentía que la cabeza le iba a explotar.

Entonces recordó lo que había pasado, acababa de chocar su auto por estar escapando del idiota de Franco Reyes. Abrió los ojos y lo primero que vio fue justamente al idiota, se sentó sobre la cama mirando todo el lugar.

Claro... Estaba en la habitación de Franco y aún peor, una vez más estaba sobre su cama, maldita sea.

¿Cuál era su problema con siempre llevarla a su casa en vez de a un hospital cuando algo le pasaba?

¿Cuál era su problema con siempre llevarla a su casa en vez de a un hospital cuando algo le pasaba?

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𝐌𝐚𝐧𝐝𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐞𝐧̃𝐚𝐥. [𝐒𝐚𝐅𝐫𝐚𝐧]Where stories live. Discover now