CAPITULO 9: LAS DESPEDIDAS

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"Cada muestra de cariño hacía que mis sentidos solo pusieran atención a ti"


Sonará extraño pero el momento favorito que Ahara tenía con Iria, era cuando ellos se despedían.

Y todo esto comenzó a finales de agosto del dichoso año 2022.

– Entonces... ¿Te gustan los videojuegos? – preguntó Ahara

Pese a que no tenían muchas cosas en común, ambos intentaban saber más del gusto de la otra, pues con ello tendrían más formas de comunicación y temas de los cuales hablar.

– Si – respondía Iria con un tono suave

– Entonces me instalaré tu juego favorito, y jugaremos juntos

Iria se quedó callado por unos instantes, nadie se había propuesto hacer algo tan lindo por él.

– Eso me gustaría...–

– Iria, tu parada – mencionó el conductor levantando un poco la voz.

– ¿Eh? Debo irme

Contando, aquel día fue el segundo abrazo que se dieron. Iria miró a Ahara y aún en sus sitios, le dio un suave abrazo, uno que dejó paralizados a ambos por unos instantes, y rápidamente Iria se fue dejando a Ahara con una sonrisa y un suave y casi invisible sonrojo en sus mejillas. Y por toda la tarde Ahara solo pensaba en eso, obviamente fue a contarles a sus amigas sobre aquella insignificante experiencia para muchos, pero la más importante y bonita para ella.


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Los jueves son de los días más ocupados y agotadores para Ahara, los rayos del sol llegaban directamente a sus oscuros cabellos, lastimosamente el bus escolar no podía dejarlos en la puerta del colegio, y por ende tampoco podía recogerlos en la puerta del colegio, pues comerciantes ocupaban toda la extensa calle.

– Me siento mal...

Aquella mañana Ahara había despertado con frío, no tenía ganas de ir a la escuela, pero por responsabilidad lo hizo, y también por ÉL, lo de la responsabilidad solo era una excusa para ella.

– Ya va a ser salida, ¿te iras con Iria? – preguntaba Daniela. Aunque no era su acompañante los días jueves.

– No lo creo, nunca hemos ido juntos los jueves.

– ¿Qué? Pero deberían hacerlo, son pareja ¿No?

En eso, se escuchó las campanas que el regente estaba haciendo sonar, y segundos después, absolutamente nadie se encontraba en el salón.

Tardó menos de 10 minutos llegar al bus escolar en la avenida. A Ahara le gustaba recordar en esos 10 minutos de soledad, el como aquella calle llena de comerciantes era caminada por ella y su mejor amigo, le gustaba recordar la compañía que llevaba en aquel entonces, y al mismo tiempo se preguntaba ¿Por qué no caminaba junto a Iria? A decir verdad sería el momento perfecto para hablar y tal vez tomarse de las manos como la pareja que eran.

– Hola señor Erlan.

– Buenas tardes Ahara, por cierto, Iria aún no ha llegado, pero si vendrá – le respondía cálidamente el conductor del bus escolar

Ahara simplemente asintió, usualmente se quedaba a esperarla en la puerta para saludarla primero, pero ahora Ahara se sentía demasiado cansada, le pesaba el cuerpo y a veces le daban leves mareos, solo se sentó en uno de los sitios del fondo dejando su mochila al lado de ella para luego apoyar su cabeza en la ventana del bus escolar, sus ojos se cerraban casi automáticamente, sentía demasiado frío a pesar de que el sol estaba radiante en la ciudad.

Ahara estaba a punto de dormir cuando vio como una silueta conocida entraba al bus escolar y se sentaba a su lado... ¿Iria se había sentado a su lado? Entonces Ahara abrió los ojos antes de entrar en sueño profundo, era la primera vez que Iria se sentaba al lado de Ahara. Siempre...siempre era Ahara quien daba el primer paso.

– ¿Estás bien? – preguntó Iria con esa voz tan suave y grave al mismo tiempo

– Si...cansada...no lo sé, me siento mal...

El bus comenzó a avanzar. Iria no sabía qué hacer. ¿Cómo podría animar a su querida?

– ¿Y si dibujamos?

Iria sacó un cuaderno anillado con las hojas completamente blancas y sacó un bolígrafo, lo tomó entre sus dedos y comenzó dibujando un circulo en el papel, una figura muy parecida a las bases para dibujar un rostro.

– Ponle ojos, y orejas. – pidió mientras le alcanzaba el bolígrafo a su mano

– ¿mmh?

Ahara levantó la vista y sonrió levemente tomando el bolígrafo con su mano derecha. Tal vez...podría apoyarse en su hombro, se sentía algo débil pero quería apoyarse en el hombro de Iria, quería hacer eso, era romántico para ella.

– ...

Se quedó callada por unos breves instantes y se alejó un poco del cuerpo de su amada para luego agachar su cuerpo y apoyar su cabeza en el hombro de Iria.

En el instante que sintió la calidez de su cuerpo simplemente entrecerró los ojos presionando un poco el bolígrafo, se sentía tan bien. Era reconfortante estar apoyada a él, era cálido, sin embargo los escalofríos llegaban a su cuerpo.

– Ya voy, voy a dibujar sus ojos... ¿Dibujo ojos de mujer? ¿U hombre?

– Veamos que sale, solo dibuja.

Ahara asintió con la cabeza levemente y comenzó dibujando unos ojos neutros, no se veían ni tan estilizados ni tan varoniles, se parecían más a los ojos de Iria, unos ojos llenos de vida y recuerdos. Aunque a decir verdad, el estilo de dibujo de Ahara era muy diferente al de Iria, tal vez...demasiado diferente.

Ahara estaba un poco más tranquila en ese momento, pero Iria no lo estaba, dentro de él se estaba formando una ráfaga de viento mezclada con fuegos artificiales, Ahara tenía algo de pena mencionar que en ese momento, los latidos del corazón de Iria, eran más que notorios.

– ¿Y-Ya te sientes mejor? – preguntó Iria con la voz baja.

– Si...mucho mejor, aunque es raro, hace mucho calor pero tengo frío Jajaja. ¿No crees que es raro?

A veces es mejor no esperar nada, ¿Cómo explicarlo?

Es mejor olvidarse de todo lo que deseas, es decir, las cosas pasan sin que tú las imagines o las veas venir.

A Ahara le gustaban muchos los detalles simples de aquellas épocas donde lo "caballeroso" estaba de moda, regalar flores, abrirte la puerta, regalarte cartas, prestarte su abrigo en momentos de frío...

Y eso es justo lo que hizo Iria. Apenas Ahara terminó de mencionar el frío que sentía, se alejó de ella lo más delicado que pudo y se sacó la chaqueta que llevaba puesta. Ahara nunca lo había visto sin la chaqueta que siempre llevaba, de hecho nunca se la quitaba, y a decir verdad se veía igual de atractivo con o sin la chaqueta.

Acto seguido, Iria acomodó a Ahara en su hombro nuevamente y encima de ella puso su chaqueta como si de una cobija se tratara. Me atrevo a decir que ese fue uno de los actos más conmovedores que Iria hizo por Ahara.

Ahara se sonrojó bastante al sentir la chaqueta sobre ella.

– Oow... gracias "vdv"

Y continuaron con su dibujo, a ratos Iria le hablaba sobre su día o sobre videojuegos, era divertido escucharlo. Ese momento fue tan mágico, uno de los más mágicos que pudo haber pasado, ese amor joven y tan sincero, ambos solo debían disfrutar el momento, nada más que eso. 

VIDA DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora