Vergüenza pura.

531 33 0
                                    

Los días han pasado, para ser exactos tres semanas, Eleanor se prometió no volver a interferir en la vida de su maestro por lo que lo ha estado ignorando, ya ni siquiera le dirige la mirada, por supuesto que Caleb ha notado que esas miradas intensas que siempre posaban sobre él ya no están más, esa atención que ella siempre le prestaba que a veces lo aturdiá y asfixiaba la cual se acostumbro, ahora parece hacerle falta.

También durante este tiempo la relación de madre e hija (de Eleanor e Imelda) se torno a tensa, algo distanciadas desde aquel día bochornoso en el qué se propicio la cachetada.

Eleanor se dio la oportunidad de salir con Cristian, han convivido como amigos aunque él ya le ha propuesto que sean novios, ella se ha negado alegando que necesitan tiempo para conocerse y lleven las cosas lento, paso por paso sin apresurarlas.

****************


Eleanor

Estoy en clase con el maestro Caleb, aquí es inevitable no verlo, tengo si o si poner toda mi atención sobre él, lo que me complica las cosas. Fuera de clase trato de mantenerme lo más alejada posible, ya no quiero interesarme más en él.

Solo falta media hora para que termine la clase (lo cual agradezco) y huir de este ambiente que me agobia. Pero mi "querido" profesor tiene la grandiosa idea de que cada alumno entregué los avances del proyecto final personalmente, nos llama alumno por alumno. No entiendo por qué ahora lo hace de esta manera, antes podía solo pedirle a Fátima que entregará mis trabajos por mí, pero siendo así tendré que ir yo misma a entregarlo.

Después de diez minutos al fin llega mi turno, él me nombra y yo al escucharlo me levanto de mi asiento, camino, con cada paso que doy, siento el corazón acelerado. El nerviosismo invade mi estomago, trato de tranquilizarme inhalando y exhalando aire, pero no funciona.

Llegó hasta su escritorio, él está sentado.

-Aquí está mi trabajo -le digo mientras extiendo mi brazo para entregarle mi carpeta, la toma y comienza a revisarla.

Tengo la vista abajo, solo logro ver sus manos, las miro fijamente son grandes pero hermosas con dedos finos y largos con los cuales desliza con sus yemas el borde de una hoja, ver eso y escuchar el sonido de la hoja ondearse, me deleito ¿Pero que no podría hacer con esos dedos? Sigo analizando sus manos, piel muy blanca y tersa que transparenta sus venas, a mí parecer están un poco más exaltadas de lo normal, pienso que eso lo hace ver atractivo y y y, respiro para calmarme, grave error, estoy sudando, tengo la temperatura elevada, creo que su testosterona ha invadido a mí cuerpo, es la única explicación que encuentro para que mi cuerpo esté reaccionando de la forma que lo hace. Definitivamente estoy loca, no puedo creer que con solo tenerlo cerca logré estimularme en todos los sentidos. ¡¡Soy una pervertida!! Esta es la lucha interna que se desata dentro de mí.

-Señorita Eleanor, ¿ha estado bien? -Me pregunta, por lo cual levanto la vista.

Nuestras miradas se conectan directamente después de tanto tiempo, su pregunta me ha dejado atontada ¿Por qué le interesaría saber? Entiendo que las veces anteriores se haya preocupado como todo buen ser humano, pero ahora...

-Señorita...

Agitó mi cabeza.

-Oh, si, si, eh estado muy bien.

-Me da gusto, esto claramente se ve reflejado en sus estudios, es un excelente trabajo es el mejor que he revisado, muy completo.

Pero por supuesto que sus palabras me halagan, traspasaron mi ser de hielo. Al escucharlas sentí como si en mi estómago haya florecido algo hasta llegar impactar a mis mejillas ruborizando las, miro hacia arriba y sonrió tontamente como niña ¡¡Boba!! Y no solo eso, mi estupido pie está girando, mi corazón se siente tibio y mi mente está nublada, todo esto se esfuma cuando miro la cara de mi compañera que está justamente en frente observando me boquiabierta.

Entrecierro los ojos y frunzo todo el rostro de la enorme vergüenza.

¡¡Dios eh sido demasiado obvia!! ¡¡Nooo!!

Vuelvo a ver a mi maestro que tiene en su rostro dibujada una sonrisa coqueta y triunfante. ¿Pero triunfante de que?

¡¡Maldito, sabe lo que hizo!! ¡¡Supo cómo embaucarme!! Siii bien supo cómo llegarme, no cualquiera logra chivearme (cohibir), no cualquier halago me desestabiliza.

Tomo mi carpeta.

-Gracias maestro -Digo tímidamente.

No espero una contestación, solo huyó del lugar lo más rápido posible.

Esta vez me encierro en un cubículo del baño, para ocultar mi gran pena.

-¿Por qué hice eso? Hay no -Niego con la cabeza, lloro- ¡¡Ahh!!

Pataleo en el piso.

-¡¡Estupida!! Maldita vergüenza, recordaré esto por el resto de mi vida.

De solo volverlo a pensar revivo la vergüenza pura.

Me niego a salir de este baño.

"Hola soy la autora 💕 quiero darles las gracias por leerme, muchas gracias... También quiero disculparme por los errores, disculpen🙏"

Mi Maestro Es Mi VecinoWhere stories live. Discover now