Húmedo despertar

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Entramos a la habitación que en su silencio nos dio la bienvenida.

Él se quedó quieto, de pie frente a mí, nuestra altura en ese momento fue nuestra cómplice, al ser ambos del mismo tamaño nuestras miradas conectaron de forma mística y sin esfuerzo alguno.

Sus ojos marrones casi tan oscuros como los míos destellaban de deseo, pero también escondían esa emoción que siempre lograba escurrirse en medio las constantes mirada que lograba captar en la distancia, miedo, él siempre estaba presente en la forma en la que se me acercaba y luego salía huyendo, en la manera en la que me tocaba y luego se alejaba avergonzado de sí mismo.

—Tócame.

Le dije suave, sin apartar mi mirada de la suya. Él solo agachó la cabeza.

Era obvio lo que pasaba, estaba luchando entre lo que deseaba y lo que debía.

Quizás en lo que pensaría su novia, en lo que pensarían sus amigos o su familia.

Por un momento me sentí culpable, quizás después de todo aquello, todo aquello que nos había empujado hasta esa situación estaba mal, y quizás debíamos parar, pero por no poder detenernos a tiempo era que estaba en aquella posición.

Solo llevé mi mano delicadamente y la apoyé en su pómulo.

—Sí quieres, nos vamos y esto nunca pasó.

Digo a modo de consuelo. No quería seguir provocando en él un mar de tormentas y confusiones, que no estaría seguro de cómo manejar.

Levantó con suavidad su cabeza y su mirada se volvió a clavar en mí, en ese momento no supe más qué decir o hacer.

Excepto tomar su mano y llevarla a mi pecho.

Mi corazón latía con tanta intensidad que fácilmente pudo haber salido expulsado en su dirección y ser detenido en seco.

Su mano firme en mi pecho y su mirada fija en la mía, fueron los detonantes para encender en mí una lluvia de chispas y llamas que recorrieron cada centímetro de mi cuerpo.

Sin decir nada, guie su mano con sumo cuidado por mi pecho, podía sentir su pulso temblar por encima de la tela de mi camisa.

Por un momento, el silencio inundó el espacio entre y alrededor de nosotros, pero era uno de esos silencios que auguran algo especial.

Su mirada simplemente se perdía en la mía, sin percatarme su mano se había deslizado a la mía y sus dedos jugaban a rozar los míos.

Cómo describir las sensaciones que cada roce de su piel con mi piel me hacían sentir, su mirada se desvió directo a mis labios.

Por un instante mi mente se nubló y solo me vi abalanzándome sobre sus labios carnosos y devorarlos.

Pero solo di un paso adelante para acortar aún más la distancia que nos separaba.

Un pequeño amago y vi claramente su rostro apartarse del mío.

No me besaría, eso representaba algo muy íntimo y personal, más que estar en mi cuarto, más que jugar con mis dedos a entrelazarse con los suyos, más que estar a tan escasos centímetros de nuestras bocas que podíamos sentir nuestros propios alientos.

Pero mi sorpresa no pudo ser mayor, cuando el correspondió mi avance, sus labios quedaron tan cerca de los míos que si solo hubiera inclinado un par de centímetros más mi boca, podría haber probado los suyos.

Sus dedos se detuvieron en seco y mi cuerpo inmediatamente extraño la sensación de su toque sobre mi piel.

Dirigí la mirada un segundo a su mano y simplemente colgaba sin hacer un movimiento.

Podía oír su respiración acelerada, levanté la mirada y sus ojos marrones me miraban con una intensidad que sin decir palabra alguna, me invitaron a tomar sus labios.

Pero me encontré detenido por el mismo miedo que pude sentir emanando de él. No quería asustarlo, así que solo incline un poco mi cabeza hacia adelante y mis labios rozaron con suavidad los suyos; inmediatamente una corriente eléctrica recorrió mi espalda enviando una dosis de extra de adrenalina a un parte mía que ya en ese momento tenía mente propia y ardía por ser liberada.

Por un momento creí que retrocedería, pero no se movió de su lugar, parecieron pasar horas antes de que él hiciera su movimiento, para mi sorpresa y placer se inclinó con calculada lentitud hasta posar sus labios sobre los míos.

Su pequeño asalto me tomó por completa sorpresa, pero solo me bastó una fracción de segundo antes de entender su completa invitación.

Me lance sobre sus labios, como si fueran el néctar más anhelado, él dejo que mi intrusión tomará las riendas de aquel momento, y sin pensarlo o planearlo ambos compartíamos un beso lleno de pasión, nuestras bocas no daban cabida para el hambre y necesidad que con cada choque de nuestros dientes parecían aflorar más.

4 meses de juegos tontos, 4 meses de miradas que nadie entendía, 4 meses de toques ocultos de los ojos de los extraños, 4 meses de mensajes que nunca llegaban a nada, 4 meses de un deseo intenso y fuego que ansiaba arrasar con nuestra cordura y que luchaba por extenderse.

Para qué explicar la manera tan salvaje en la que ambos nos dejamos desnudar, hasta que nuestros cuerpos despojados de toda prenda, se reconocieron de una forma única. Para ser audaz estábamos destinados a estar juntos, ambos lo sabíamos desde el momento en que yo entre por la puerta del trabajo y él posó su mirada sobre mí.

Ambos sabíamos que aquello no podía ser, pero no podíamos luchar contra la fuerza que aunque invisible nos empujaba de una forma u otra a estar juntos.

En ese momento todo lo malo se volvió bueno, todo lo indebido se volvió necesario y lo prohibido se volvió permitido.

La forma en la que nuestros cuerpos pegados uno al otro se buscaban en medio de una neblina de placer y deseo. El mundo completo desapareció para él solo existía yo, y para mí solo existía él.

Almas que se reconocieron en la inmensidad de una soledad disimulada, y que por ese momento habían encontrado la compañía que tanto habían necesitado.

Me desperté. Mi cama se sentía húmeda, mi sudor, pero estaba vacía y mi habitación a oscuras.

Un sueño, un sueño que día a día me perseguía y que causaba una alegría llena de tristeza, porque no sabía qué tan probable fuera que sucediera algo así.

La alarma sonó, tocaba prepararme para una jornada más de trabajo y volver a verlo a él. Él, que sin saberlo era dueño de mis deseos y reinaba en mis sueños.

Kelvin E. Lopez

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⏰ Last updated: Jul 08, 2023 ⏰

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Confesiones de una mente abandonadaWhere stories live. Discover now