03| ❝El día de fastidiar a Harley❞

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Aunque todo rastro de diversión había desaparecido en la tensión generada por Sadie, Bianca se las arregló para recuperar el entusiasmo del equipo y así, tener una práctica satisfactoria. Era una genio por lograrlo. No por nada había sostenido el puesto de capitana del escuadrón por tanto tiempo. Admiraba esa parte de ella.

—No olvides llamarme en la noche, bruja —demandó despidiéndose con un abrazo.

—Está bien.

—Quiero todos los detalles —amenazó, comenzando a alejarse. Asentí y ella lanzó dos besos en el aire antes de volverse y comenzar a correr por el campo hacia el auto de Sean—. Adiós, te quiero —gritó en medio de la carrera.

Después de despedirla, y aún vistiendo el uniforme de animadora, me dirigí hacia el vestuario masculino, al otro lado del campo de juego. Ya estaba casi vacío cuando entré en busca de Jaeden.

Encontré al castaño frente a su taquilla, también despidiéndose de sus compañeros. Tenía el cabello mojado y una toalla colgando de su hombro, dejándome adivinar que ya había tomado una ducha.

Maldije a Sadie nuevamente por hacernos perder tanto tiempo en el entrenamiento.

Jaeden se volvió y en cuánto me vio en la entrada, se puso nervioso. Lo noté por cómo sus ojos azules se abrieron. Y también por el jabón que salió volando de su mano al presionarlo tanto.

Si, tengo ese efecto en las personas.

—¿Está todo bien? —le pregunté siguiéndolo con la mirada cuando fue por el jabón perdido.

Tuve que tragarme las carcajadas al ver cómo este casi se le escapa tres veces más.

—Si —aseguró sin volverse—, solo debo buscar algo con Keith antes de irnos. Espera aquí.

—De acuerdo.

Cuando desapareció doblando en la esquina de la fila de taquillas, solté una pequeña risa. Para ser un coqueto innato con rechazo al compromiso, el chico era bastante adorable.

Decidí sentarme en una de las banquetas en lo que le esperaba, dejé mi bolso a un lado y saqué mi teléfono para matar el tiempo. Estaba decidiendo si abrir instagram o el candy crush cuando vi llegar a Ian.

Detuvo su paso en el instante en que me noto allí, sus espesas cejas se arquearon sutilmente debido a la sorpresa, pero pronto su expresión cambió a una de extremo aburrimiento. Como de costumbre.

—Oh, eres tú —soltó con desdén, continuando el camino hacia su taquilla.

¿Es que acaso era el día de fastidiar a Heather?

—Hola a ti también —solté irónica, volviendo la atención al móvil.

Juegue un par de partidas del candy crush escuchando de fondo como Ian sacaba cosas de un bolso deportivo, que había dejado en la banqueta detrás de él, y las guardaba en su taquilla. O viceversa.

Lo único que se oía en ese vestuario vacío era la grave voz del juego que anunciaba un "delicius" cada vez que lograba obtener varios puntos.

Luego de dos partidas me aburrí.

¿Cuánto más podría tardar Jaeden?

—Entonces, ¿cómo has estado? —pregunte intentando empezar una conversación casual cuando el silencio se volvió demasiado para mí.

¿Quién sabe? Podría tener suerte y tal vez Ian no estuviera de humor para ser un imbécil ese día.

—¿Te refieres a después de casi ser víctima de una barbie estilo conductora imprudente?

Cómo lidiar con la princesa (CL#1)Where stories live. Discover now