16| ❝La fogata❞

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Es mala idea quedarse en el teléfono hasta altas horas de la madrugada.

Ningún test de internet o vídeo de curiosidades vale la ducha fría o la carrera a contrarreloj para guardar apuntes, prepararse y desayunar que toca a la mañana siguiente.

Es decir, tuve que atar mi cabello en una simple coleta alta y saltarme parte de mi rutina de skincare para, al menos, lograr armar un atuendo decente en tiempo récord. 

Combiné un sweater holgado con una de mis faldas plisadas favoritas y borcegos oscuros, así que es obvio que lo logré. Pero, aún así, el día apenas ha comenzado y yo no puedo evitar pensar que ya quiero que se termine.

Llego a mi pico más alto de frustración matutina cuando entró al salón de física (tarde, como no) y veo que todos los asientos están ocupados.

A excepción de uno…

—Luces del asco —suelto sin siquiera disimular el tono de disgusto cuando tomo el lugar vacío junto a Callum Kane.

—Descuida, estoy seguro de que me siento peor.

Callum me dedica una débil sonrisa, pero las marcas de mal sueño bajo sus ojos, esas que sus lentes oscuros apenas logran esconder, dejan en evidencia que su mañana ha estado igual o peor que la mía.

—No entiendo que es lo divertido de salir de fiesta entre semana. —Medio le juzgo y medio le regaño.

—Eso es porque jamás lo has intentado.

—Viéndote a ti se me quita la curiosidad.

Mientras acomodo mis plumones y apuntes en el pupitre, noto de soslayo como Callum apoya un codo contra la madera y acuna su barbilla sobre su palma, sin perderme de vista.

—Deberías reconsiderarlo —sugiere—, las personas suelen hacer cosas locas en esas fiestas.

—Sigue sin interesarme.

—¿Ni siquiera si involucra a cierto “chico de oro” y a la cerebrito que lleva a todas partes? —Me doy cuenta tarde que debí disimular mejor el interés que despertó con ese comentario, me habría ahorrado la sonrisita maliciosa—. Eso pensé —agrega él en su molesto tono triunfal.

—¿Están…? —Comienzo casi en un hilo de voz. Me interrumpo y aclaro mi garganta antes de intentarlo de nuevo—. ¿Ellos están saliendo?

—Pareces muy curiosa como para ser alguien que ya tiene novio, ¿no crees, Heather?

La imagen de Ian con su entrecejo fruncido, su mano sosteniendo mi barbilla, su cabello desordenado y la jodida camisa que llevaba el sábado, no se tarda en llegar a mi mente, acechándome como lo hizo durante todo el fin de semana.

Trago saliva, tratando de evitar pensar en ello, pero Callum, que ya parecía suspicaz, me atrapa en el acto y entrecierra sus ojos en mi dirección.

—No es lo que pregunté —desvío exasperada, advirtiéndole que éste no es un buen momento para sus jueguitos.

Pero el de cabello rizado no parece interesado en ceder.

—Ya sabes lo que dicen, Heather, la curiosidad mató al heterose...

—¡Ya deja de divagar!

—¡Kane, Rossi! 

Ambos nos volvemos hacia la profesora al mismo tiempo que el resto del salón se gira hacia nosotros.

Soy la primera en disculparse ante la dureza en la mirada de la mayor. Callum me sigue algunos segundos después, cuando la profesora fija la vista en él.

Cómo lidiar con la princesa (CL#1)Where stories live. Discover now