VIII

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Alex fue el único que se sentó cómodamente, Sehun y la única joven entre ellos, sentían una vibra mutua bastante incomoda, pero que compartían entre ellos y nadie más.

-¿Quieres algo para tomar? -consultó Sehun en tono simpático y servicial.

-Gracias pero no, vengo por poco tiempo.

-¿Por qué? -preguntó la muchacha, bajoneada por lo dicho.

-Tengo que ir a trabajar a medio tiempo, y solo ahora te puedo visitar Victoria, en mi nulo tiempo libre...

-Bueno chicos, dejaré que platiquen tranquilos mejor.

Sehun dio una disimulada mirada a la niña; como si algo esperara para después, que quisiera que pasara algo, pero esta lo miró normal y él subió las escaleras sin nada.

-¿Cómo has estado, Vic? -la miró en forma penosa, los dos en el albo sillón.

-¿Vic? -se extrañó bastante ella.

-Disculpa si te molesta que te diga así, que tu hermana me había dicho hace tiempo que así te llamaba.

-No, no me molesta para nada, Alex -sonrió, pero enseguida bajaron las lágrimas.

-Victoria, no quise sentirte mal, perdón, perdóname, de verdad.

-No es eso Alex -rio en el sollozo-, es que nadie más me llamaba así y me recordaste bonitos recuerdos, solo eso, no te preocupes, en serio.

-Sé que es difícil todavía, si a mí me dolió; que amaba a tu hermana, no quiero saber cómo a ti... Pero, ya cambiando de tema ¿cuando será el funeral?

-¿Cómo? -frunció el entrecejo la niña.

-No me has dicho todavía cuándo será el entierro, para ir.

-Pero... Ya fue el funeral, hace dos semanas... Me habían dicho que contactaron a todos pero nadie respondió, no hubo respuesta tuya -informó Vic, sin entender del todo.

-¿Qué? Es imposible, nadie me llamó ni contactó para nada, ni siquiera tuve algún mensaje de eso, nunca supe.

-Qué raro, a mi me dijeron que si te habían contactado.... Por eso me pareció raro que vinieras, pensé que te habías ido para siempre.

-Nunca me iría, sabes que hubiera ido sí o sí... A lo mejor contactaron a otra persona en equivocación o no sé, pero nunca recibí noticia del entierro. Lamento no haber ido, de verdad quería acompañarte.

-No te preocupes, no fue tu culpa...

-Lo sé, pero debí estar más pendiente, con esto de la universidad y el trabajo no he podido ni dormir.

Sehun estaba de puntitas escuchando la inocente conversación entre los chicos, resguardando cualquier sonido y movimiento que lo delatara. Tenía que saber a qué personas dejaba entrar a su casa. No se podía fiar de nadie, menos en la situación delicada que estaba y la exposición de su familia. Y lo más importante: su perfil.

Al poco tiempo, unas palabras más y el visitante se fue, como si alguien lo persiguiera; los compromisos. Volvieron a quedar los dos solos y Sehun al darse cuenta de esto volvió de inmediato a acompañar a la chica; ahora de forma física.

-Te tengo una invitación, Victoria -comenzó el dueño, sentándose al lado.

-¿Sí? -no lo miró.

-Mañana me iré una semana a la costa por temas de trabajo y quiero que me acompañes...

-No quiero, muchas gracias por pensar en mí. Pero no creo que sea adecuado ahora.

-¿Cómo? ¿Adecuado a qué? -se extrañó, actuando.

-No me haga recordarlo, por favor -seguía sin mirarle.

-Pero no entiendo a qué te refieres...

-Lo que pasó la otra vez aquí, antes de que llegara su esposa... No quiero que eso vuelva a suceder.

-Pero -la tomó del mentón para que lo mirará directamente-... Sé que estuvo mal, pero te prometo que no volverá a suceder, de verdad, no se repetirá. Ahora te estoy invitando para que puedas despejarte.

-¿Y su señora? Puede...

Victoria se sentía un poco rara al llamar así a la esposa de Oh, ya que no era para nada vieja ni tenía la edad adecuada para un:"señora". Aún así le decía de esa forma por un tema de respeto, ya que solo tenían menos de diez años de diferencia entre ellas.

-No te preocupes por ella, entenderá que es por tu bien. Sabe que te cuidaré. Por eso, mañana ve conmigo, te hará bien, ¿qué dices? ¿Sí?

-Está bien, lo acompañaré.

Por fuera sonrió amablemente, pero mentalmente se tornaba a una toda contraria a la que demostraba.

-Bien, prepara tus maletas, así mañana tendrás todo listo.

-Bueno, las haré ahora ya que estoy desocupada.

Rápidamente se alejó de él y se dirigió a las escaleras, estuvo a punto de subirlas pero este le llamó la atención:

-Iremos en avión para llegar antes. Nos iremos mañana después de las una.

Asintió tranquila y lo dejó solo.
Sehun ya solo, su actitud cambió completamente: se sentía no preocupado en sí, pero con algo de cautela. Se frotaba las manos, pensante, mirando a la nada. Analizaba algo, lo sobrepensaba, tenía que salir todo a la perfección, su visión estaba centrada en una cosa y no era ni su esposa, ni la empresa u otra cosa más grande.
Siempre estuvo picoteando, pero nunca había llegado tan lejos... Pero desde que la vio, desde que le llegó esa idea como una profecía angelical, no pensó en no sobrepasarse, se le era imposible, menos con ese impulso sobrecarnal que no sentía hace años.
Una de sus verdaderas preocupaciones era que no establecía contacto con "él" hace ya un poco de lo normal, y eso le daba mal pensamiento, casi un dolor de cabeza, como si algo no calzara, como si fuera una señal ciega de que tenía que estar pendiente y desconfiado, porque ya ni su inteligencia, su familia, contactos ni ningún dios lo salvarían de sus caprichos enfermos. Nadie lo salvaría; porque ahora esta vez todos lo abandonarían, ya que era un peón sin arreglo ni valor para su elite.








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