XI

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Es un hecho, acabo de vivir la peor maldita hora de mi miserable existencia. Conseguí los permisos para salir con mi novio todo el fin de semana, ¡pero con un carajo, no necesitaba una puta lección sobre sexo gay de mis profesores!, además, ¿no se supone que no quieren que hagamos eso aquí?, ¿por qué darme toda esa maldita información entonces si no puedo aplicar la práctica en los dormitorios?, y los jodidos permisos no son para eso.

Bueno, al menos puedo conformarme con saber que pasaré todo el fin de semana con mi Zuzu, lejos de las clases, de los idiotas de nuestros compañeros y sin tener que escondernos. Por primera vez seremos libres.

Sé que otra vez tengo esa maldita sonrisa de idiota, pero eso no importa, ahora que los extras lo saben no tengo que alejarme de mi Zuzu, puedo tenerlo entre mis brazos toda la tarde y besarlo como me dé la gana.

Estaba tan cerca de llegar a los dormitorios, solo unos pasos más y podría abrazar a mi novio, pero un grito me congeló a solo unos centímetros de la perilla, la voz de mi Zuzu llamándome, no puede ser, ¿otra pesadilla?, ¿algo sucedió?

No había tiempo para preguntas estúpidas, necesitaba saber que sucedía, abrí la puerta y corrí hasta su voz, solo necesitaba verlo. Pero la escena me hizo saber que alguien iba a morir, más bien que tenía que asesinar a alguien.

Esos imbéciles ataron a Zuzu con la cinta que usamos en el entrenamiento, el cabrón de dos colores lo sostenía para que no escapara; frente a ellos Kaminari sostenía un raro peluche que se parece a mí, mientras amenazaba con prenderle fuego con un mechero.

—¡No, Kacchan! —mi Zuzu no me llamaba a mí, sino a ese raro peluche impostor.

—¡Kaminari, esto no es divertido, ya suéltalo!

Con el grito de Momo es que me dí cuenta, ella y el resto de la clase estaban atados igual que Zuzu, la cara redonda estaba flotando, amordazada, roja de furia, si estuviera libre ella habría hecho lo que yo también quiero hacer.

—¡¿Qué mierda están haciendo?! —grité centrando todas las miradas en mí.

Todos me miraron, yo solo me concentré en los ojos llorosos de mi Zuzu, intenté llegar a él.

—¡Si das un paso más mini Kacchan se muere! —gritó Kaminari.

Esa rata eléctrica tiene mucho valor para amenazarme o por fin su quirk le frió el cerebro.

—Yo tengo una propuesta mejor, tienes tres malditos segundos para correr antes que te mate —respondí.

—Inténtalo y tú Zuzu se queda sin su mini Kacchan —Kaminari encendió las llamas, Izuku gritó, no sé qué sucede ni de dónde salió esa cosa, pero si es importante para Zuzu no puedo dejar que lo destruyan.

Me quedé quieto en la sala, esperando. Son idiotas, pero ni ellos se atreverían a hacerle algo tan cruel a Izuku, solo tengo que quedarme quieto y ya está.

—Levanta las manos —me ordenó esa rata que está viviendo sus últimos minutos en este mundo.

Suspiré fastidiado, pero obedecí.

—¡Ahora escucha, tienes que prometer que no me pondrás apodos por un mes, ni me golpearás, y me dejarás ganarte en el videojuego que yo escoja! —gritó. Por su cara, estoy seguro que se está muriendo de miedo, y aún así tiene el descaro de amenazarme.

—Lo prometo… Kaminari —Si eso es todo lo que quiere para dejar esta estúpida broma por mí está bien.

—Si te atreves a intentar engañarme Mini Kacchan lo pagará…

—¡Ya entendí maldición!, ¡Zuzu no tiene nada que ver, ya suéltalo!

—¡Zuzu tiene todo que ver, Kacchan! —se unió Mina, desde el suelo donde está atada; ahora ya son tres a la lista de muertes próximas— Ahora que descubrimos tu debilidad no te escaparás tan fácil. Vas a ayudarnos con nuestras coreografías de baile, o le doy el número de Izuku a los chicos de otras escuelas que lo piden.

Luego la obligaré a decirme los nombres de esos bastardos, por ahora no me queda más que hacer otra estúpida promesa.

—Tienes que prestarme a Midoriya un sábado, necesito que hable de All Might frente a mi padre —se unió el bastardo mitad-mitad. Aunque a él ya tenía planeado matarlo.

—Si él quiere ir no soy nadie para negárselo, idiota.

—¡Y si te atreves a intentar algo ahora el peluche la pagará! —Kaminari dejó por fin el mechero, y Todoroki soltó a Izuku.

En cuanto estuvo libre Zuzu escaló por el sofá y me ofreció sus brazos. Yo lo envolví en un abrazo, estos imbéciles están acumulando strikes. Extendí mi mano hacia Kaminari, él entendió, me entregó el peluche y salió corriendo, más le vale.

Zuzu estuvo feliz de recibir mi mini copia, pero un montón de tela no es competencia para mí.

Mientras yo tomaba mi lugar en el sofá, con Izuku entre mis brazos, el mitad-mitad desató al resto de la clase, y cuando la cara redonda quedó libre comenzó el verdadero espectáculo. Le dió un golpe al mitad-mitad, otro a Mina, y corrió escaleras arriba por Kaminari, lo consiguió, lo sé por el grito de nena que soltó esa rata eléctrica.

Momo apareció a mi lado de pronto, ofreciéndome el termómetro. Aunque este tonto pecoso se quejó conseguí tomar su temperatura, 36.7º, bueno, eso es mejor, ya no tiene tos, su voz suena más clara, y por suerte no esta delirando.

—¿Antes hablaste de una película no, Bakugo? —preguntó la cara redonda desde el pie de las escaleras, donde caminaba arrastrando a Kaminari.

—Ajá… —respondí con duda.

—Bien, yo también quiero ver una película, ¡mientras estos tontos groseros se encargan de la comida! —gritó señalando a Todoroki, Mina y Kaminari.

—¡Eso no es justo, yo cociné el martes! —se quejó Kaminari.

—¡No me interesa!, ¡es justicia por cómo trataron a Deku!, ¡eso no es lo que hacen los amigos!

—Solo fue una bromita, Ochako —murmuró Mina, incluso ella se ve asustada por la furia de la cara redonda.

—Uraraka tiene razón, es un castigo justo para ustedes —se unió Momo—. Midoriya está enfermo y es nuestro amigo, lo que hicieron estuvo mal.

Recibieron de lleno todas nuestras miradas de reproche, Zuzu ni siquiera los miró, está avergonzado y triste, lo sé. Aunque ahora gracias a ellos sé que también es un poco caprichoso.

Los idiotas desaparecieron en la cocina, mientras Uraraka y el resto se decidían por una película. Zuzu se estiró por una manta y nos cubrió a ambos, y no soltó por un segundo esa bola de tela impostora, aunque al menos ahora no va a quedarse solo por las noches. Y es mejor que tenga un peluche que se parezca a mí por sobre uno que se parezca a All Might, eso significa que ya estoy venciendo al héroe número uno en el corazón de Zuzu.

—Si se besuquean a media película solo háganlo en silencio —dijo Uraraka antes de dar play.

—¿Cuántas veces crees que lo he hecho sin que siquiera lo noten? —no pude evitarlo, molestarla va a ser muy divertido.

—Ugh, no quiero saber —se quejó, ganándose la risa de todos.

Bueno, creo que no es tan malo que ahora lo sepan.

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La clase A y el misterio del Wonder duo [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora