XIV

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Usamos el autobús para recorrer la ciudad completa, en ese momento no lo noté, la forma en que me pegaba a Kacchan y él me protegía en un abrazo. Fue cuando caminábamos por la acera, con dirección a esa cafetería de All Might cuando lo noté. Tenía miedo, me puse nervioso, había tantas miradas sobre nosotros, cada persona nos veía de forma extraña, Kacchan me abrazaba por la cintura, quizás eso era lo que estaba causando todas esas miradas.

—Zuzu, concéntrate en mí, no en ellos.

Kacchan me había acorralado contra un muro, me miraba con preocupación, entonces recordé que prometimos hacer esto juntos y enfrentarlo. Lo tomé de su chaqueta y lo acerqué a mí para besarlo, sin detenerme a preocuparme por los suspiros y los insultos que nos rodearon.

—Tienes razón, Kacchan, hoy solo somos tú y yo.

Él me sonrió en respuesta, tomó mi mano y nos guió a la cafetería.

Fue más genial de lo que yo esperaba, las paredes estaban decoradas con pósters y noticias de sus mejores batallas, había figuras de tamaño real con las que podías tomarte fotografías, y por un precio extra te prestaban una capa inspirada en los trajes que él usó. Por supuesto no perdí la oportunidad de hacer cada cosa. Todo se volvió mejor solo por ver a Kacchan igual de feliz y emocionado que yo.

Casi fue como volver a nuestra infancia, los dos nos emocionamos por los postres con caritas de nuestro héroe favorito; además de verse geniales sabían delicioso.

Ambos comimos demasiado, apenas podíamos movernos con todo el dulce en nuestros estómagos. Aún así, corrimos hasta un arcade en la esquina de la ciudad, era una buena forma de bajar el desayuno.

Cuando entramos Kacchan corrió hasta un juego que nos gustaba a ambos desde pequeños. Se metió a la cabina del lado derecho, esa era el arma que no se atoraba al disparar contra los zombies.

—Eres un tramposo —lo regañé cuando tomé mi lugar junto a él.

—No te quejes nerd, tú eres demasiado lento.

—Ya veremos, Kacchan, el que mate menos zombies va a invitar las palomitas.

Él puso el juego en marcha, yo sentí los escalofríos recorrerme. La cabina era oscura para añadir un aura tétrica, detrás de los asientos salía una corriente de aire frío, y las pistolas tenían un sensor que registraba nuestros signos vitales.

No importa cuanto entrené para ser un héroe, ver a un gigantesco zombie saltar frente a mí casi me mata del susto, y ese tonto Kacchan solo se rió. Después llegó mi turno de reír cuando una araña mutante lo atrapó y yo pude avanzar.

—¡Nerd, eres un tramposo!

—Es tu culpa por dejarte atrapar.

—Ya verás…

La clase A y el misterio del Wonder duo [KatsuDeku]Where stories live. Discover now