•7

59 8 18
                                    

3 meses después

Doyun había encontrado un empleo en un restaurante de alto nivel, la paga era buena para ese entonces. Con lo que ganaba, compraba cosas para cuando naciera el bebé, aún no sabían lo que era así que compro cosas de un color neutro.

Jiwoo por obvias razones se quedaba en casa de los Lee, sus padres seguían yendo a verla, su madre les llevaba comida o algún tipo de merienda, esto a la señora Lee no le parecía del todo bien, para ella estaban haciendo a Jiwoo inútil.

Ese día Doyun se encontraba trabajando y el señor Lee también, solo estaban la señora Lee y Jiwoo en la casa. La castaña aún se sentia incomoda con la presencia de su suegra, pero no podía hacer nada para evitarla.

—– ¡Jiwoo! —– escucho que gritaron su nombre. Se levantó de la cama rápido. —– ¡Jiwoo! —– otro grito.

—– ¿Pasa algo? —– preguntó algo aturdida, pues se había mareado.

—– ¿Qué no ves la hora, niña? —– preguntó enojada la señora Lee. Eran las 10:27 a.m. —– Es tardísimo. Necesito que te pongas a limpiar, mira este cochinero. —– Abrió sus brazos de par en par mostrando la suciedad de la casa. —– No entiendo como Doyun se va a casar con alguien tan inútil.

Sus padres y los de Doyun habían estado viendo el tema de la boda y decidieron hacerlo por el civil. No fiesta, no ceremonia, no nada. Solo una firma de actas. Para ella estaba bien, ya que casarse con una ceremonia y una fiesta iba a estar demasiado cansado por su bebé.

—– Señora, yo no puedo estar mucho tiempo de pie. —– dijo con notable miedo. —– La doctora nos dijo que...—– fue interrumpida por la mujer frente a ella.

—– El embarazo no es una excusa, o te pones a limpiar o te vas a de mi casa. —– dijo regresando a la cocina. —– Y mira, ni te quejes eh, porque ni es tanto y solo tienes que sacudir todo el polvo, barrer y subir todo ese mugrero. No te estoy poniendo a cocinar porque ni eso sabes hacer. —– mencionó la mujer recordandole la primera vez que intento cocinar.

—– Si, señora. —– dijo sin más.

Llevaba seis meses viviendo ahí y la trataban peor que una sirvienta, aunque Doyun le decía que pronto se irían se ahí, él no hacía nada por defenderla y eso le molestaba. Sabia el poder que su madre tenía sobre él, pero tanto estrés y tanto trabajo le estaban haciendo daño a ella y a su bebé. Su vida se había convertido en un infierno, había noches en las que no podía dormir bien ya que la cama de Doyun era individual, no había suficiente espacio para los dos. Sus pies dolían horrible, su espalda baja le ardía cuando hacía mucho esfuerzo, ya no podía con tanto.

Las horas pasaron y ella ya había terminado de limpiar, la señora Lee ya no la había molestado así que se sentó en el sofa en lo que trataba de descansar un poco. Sus piernas le ardían, el embarazo cada vez se hacía más pesado, su panza crecía mucho conforme pasaban los meses. Hubo días en los que pensaron que tendrían gemelos o algo así, pero no, la doctora les informo que solo venia un bebé.

Eran las 2:30 p.m, era la hora de la comida así que se acercó a la cocina para poder comer lo que su suegra había preparado, pero justo iba entrando el señor Lee y Doyun por la puerta principal.

—– ¡Ya llegamos! —– Informó el Señor Lee dejando su maletin en el sofa.

La señora Lee bajo de su habitación y lo saludo con un beso en la mejilla. A Jiwoo le sorprendía como la mujer era imponente cuando estaba ella sola y como amenazaba a la demás gente, pero con su marido era otra persona. La mujer se convertia en alguien sumisa, callada y siempre haciendo lo que su marido le decía. Era sorprendente.

𝙱𝚊𝚓𝚘 𝚎𝚕 𝚟𝚎𝚗𝚎𝚗𝚘 𝚍𝚎 𝚊𝚖𝚘𝚛 || 𝙼𝙸𝙽𝚂𝚄𝙽𝙶Where stories live. Discover now