¿Y si Gyutaro y Ume hubieran sido los protagonistas?
Vivir en los barrios más bajos del Distrito Rojo ya determina tu futuro. Las mujeres más bellas a lo mejor y asciendan a buenas casas, pero incluso así su destino sigue siendo cruel.
Su madre nunc...
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El cazador de haori azul siguió zarandeado al campesino, exigiendo más información para poder continuar con su misión, y no sólo era él, el cuervo que estaba en su hombro también graznaba contra el pobre campesino.
"... Que vergüenza" pensó Gyutaro, no quería entrometerse ni tampoco ser relacionado con ese cazador, los dos llevaban el mismo uniforme para el colmo. Cómo tenía que seguir caminando por ese sendero, rodeó al cazador en silencio, intentando pasar desapercibido, no se iba a meter en conflictos ajenos.
Hubiera sido un éxito si no fuera porque su cuervo vio al otro cuervo y graznó.
—¡Caaw!
—... ¡Caaw!
Ambos cazadores voltearon, Gyutaro maldijo la existencia del cuervo y el otro resopló irritado, ese repentino graznido cerca de su oído le hubiera dolido.
—¿¡Qué te pasa!? ¿¡Qué te he dicho sobre graznar cerca mío!? —regañó, pero el cuervo lo ignoró para comenzar una conversación con el otro cuervo, parecía que se conocían.
El de manchas se quedó en silencio, intentando adivinar que se decían esos cuervos, pero no entendía los graznidos. Él suspiró y levantó la mirada hacia el otro cazador, su plan de pasar de lado no funcionó, luego miró hacia el campesino, que seguía aturdido sin saber que estaba pasando.
Ninguno de los cazadores tenía intenciones de saludarse, uno con mal genio y otro cansado de tantas misiones seguidas.
El de haori azul examinó al otro cazador, algo hizo click en su cabeza al reconocer las manchas negras en su rostro, además de esa coleta. Ah, si, era el chico que empujó porque parecía inseguro de entrar al bosque, o lo que sea, se metió en su camino y ese día no estaba de buen humor.
—¡Tú! ¡Tú eres el chico de la Selección Final! ¿verdad? El niño que no quería entrar. —ahora, en vez de una desagradable mueca, había una sonrisa burlona. Soltó al campesino con brusquedad, dejándolo caer al suelo.
"..."
"¿Qué yo qué?"
Gyutaro frunció las cejas, su semblante cambio a uno confundido e irritado ¿de dónde sacaba esas cosas? Él nunca estuvo inseguro de entrar, solo estaba pensando, ese idiota ya va burlándose de él dos veces, no va a tolerarlo.
—Yo nunca... —se aclaró la garganta. —No sé de dónde sacas esas cosas, yo siempre estuve dispuesto a entrar, solo que tampoco estaba tan desesperado por hacerlo. —ahora Gyutaro se preguntaba si los demás también pensaron eso, eso sería tan... vergonzoso. —Y niño serás tú, bruto.
—¡¿Ah?! ¿¡Pero qué dices!? —el cazador se acercó unos metros, mostrándose, o intentando, amenazante ante el otro chico, cruzándose de brazos. Gyutaro respondió de la misma manera, enderezándose de la ligera postura encorvada que tenía, ambos cazadores se dieron cuenta que prácticamente median lo mismo, o quizás la coleta de Gyutaro lo hacía ver más grande.
