¿Y si Gyutaro y Ume hubieran sido los protagonistas?
Vivir en los barrios más bajos del Distrito Rojo ya determina tu futuro. Las mujeres más bellas a lo mejor y asciendan a buenas casas, pero incluso así su destino sigue siendo cruel.
Su madre nunc...
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—Ganamos... —murmuró con voz entrecortada por el dolor, dejando escapar un suspiro de alivio mientras su cuerpo se desplomaba sobre el suelo. Ume seguía en el árbol, con sus fajas intentó librarse del tronco, lo hizo, pero también cayó al suelo, esto la había aturdido y estaba más que cansada, quería volver a dormir. —¡Ume...! —con un esfuerzo, intentó incorporarse, pero su cuerpo se sentía como plomo, frágil y débil, y pronto volvió a caer al suelo. "No puedo verla..." pensó, su visión nublada y borrosa, incapaz de distinguir la figura de su hermana. Un fuerte pitido resonó en sus oídos, y se cubrió instintivamente con las manos. "Usar esa técnica está pasando factura a mi cuerpo... no estaba preparado para usarla..." A pesar de las consecuencias, no lamentaba haberla usado, probablemente su maestro lo castigue por hacerlo tan irresponsablemente, pero ganó.
Con un esfuerzo sobrehumano, se arrastró hacia su hermana, dejando atrás el cuerpo inerte del demonio decapitado. "Levántate, tienes que seguir... Tienes que ayudar a Rui, rápido." su mente estaba lúcida a pesar del dolor, recordando que había dejado a su compañero con otro demonio.
De repente, una poderosa onda de energía lo golpeó por detrás, dejándolo helado y aturdido. Un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras reconocía la imponente presencia de la bestia que se supone había derrotado. Escuchó los pasos pesados acercándose, pero ni siquiera tuvo fuerzas para voltear y enfrentar a su enemigo.
"No, no puede ser. Maldita sea." pensó mientras percibía la imponente presencia de la bestia acercándose. Escuchó los pasos pesados resonando en el suelo, pero su cuerpo exhausto se negaba a responder. —¡... Te corté la cabeza! —gritó entre dientes.
—¿En serio creíste que eso sería suficiente para derrotar al Rey de la Montaña? ¡Que tonto! —Inosuke caminaba hacia él, en sus manos tenía su propia cabeza, fue hacia su máscara, la cual se le había salido cuando cayó al suelo. —¡Desprendí mi propia cabeza antes de que la cortaras! ¡Soy superior a ti! —con un molesto rugido, volvió a ponerse la cabeza cortada y seguido de eso, se colocó su máscara de jabalí, escondiendo de bajo su sonrisa arrogante y victoriosa. —Ustedes dos me han hecho enojar, aunque no puedo negar que verte tan confiado me puso de buen humor. —el demonio se estiró, haciendo sonar sus huesos. torciendo sus ya regeneradas extremidades. —Pero los mataré, a ti y a tu hermana. ¡Sus malditas telas me cortaron! ¡¿Cómo se atreve?!
Gyutaro se arrastraba con todas sus fuerzas, cada fibra de su ser clamaba por descanso, pero sabía que no podía permitir que el demonio se acercara a su hermana. Con cada movimiento se esforzaba por sincronizar su respiración, no podía creer que tenía que pelear otra vez, su cuerpo no podría soportar otra batalla contra aquella bestia.
"Acompasa tu respiración ¡apúrate!" pensó mientras intentaba empuñar su katana con la muñeca izquierda y llenaba sus pulmones de oxígeno, obligándose a sí mismo a recuperar la resistencia. "No importa que tan cansado esté, si respiro correctamente..."
