Capítulo 21

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Hey dad, what's up? Miss you so much
Yeah, the shade of your hair has changed
But I look up to you the same
if this is the last time - Lany
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Las lágrimas de emoción que soltaba Alice Cooper al ver a su hijo recibiendo su diploma, fue algo que atormentó a Betty durante todo el verano. No podía ocultar el orgullo que sentía por Charles, y por más que mintiera, en el fondo ella sabía que Polly podría haber logrado lo mismo. Independizarse, estudiar, recibir su diploma y luego formar una familia. Ella se esmeró demasiado por su futuro, aunque eso no le quitaba la alegría por su hijo; pero él era más relajado, no pensaba a futuro como sus hermanas. También ese fue motivo del entusiasmo con el que sus padres decidieron ayudarlo económicamente los primeros meses de la carrera, porque nunca hubiesen imaginado a Charles decidiendo ir a la universidad. Tal vez lo había hecho por presión, o para quitar el sabor amargo que había quedado cuando su hermana había anunciado que se iría de la casa mientras que esperaba gemelos.

—¿Almorzamos pizza?—preguntó el rubio abrazando a su madre por los hombros.

—El paladar de niño sigue intacto.—suspiró Hal, su padre, con diversión.

El matrimonio había llegado de sorpresa la noche anterior pero sus hijos no sabrían de ello hasta esa misma mañana.
La idea de convivir con sus padres aterraba a la Cooper menor. Antes lo odiaba por el hecho de que ella y Alice tenían el mismo carácter y solían discutir con frecuencia, pero ahora estaban Jughead y el bebé, tanto en su cabeza como en su día a día.

Luego de que la haya dejado en la residencia la tarde anterior, no volvió a hablar con él, siquiera sabía si era lo que quería. El contacto físico repentino la abrumó más de lo que ya estaba, así que cuando sus miradas se encontraron a lo lejos durante la graduación de los chicos, prefirió sólo darle una sonrisa y evitar verlo a la salida.

—¿Este verano vienen a visitarnos o ya no nos quieren?

Betty rió ante la exageración de su padre—Yo iré unas semanas, debo volver antes para acomodar algunas cosas por aquí.

—Y yo tengo planeado instalarme en casa para que mamá me cocine la comida casera que me falta durante el resto del año.—aseguró Charles.

—Aprender a cocinar es algo que no está en tu lista por lo que veo.—suspiró su madre moviendo su cabeza en desacuerdo—Me preocupa tu alimentación. ¿Acaso tu entrenador no dice nada al respecto?

—Siempre puedo someter a Betty o comprar ensaladas envasadas.—ladeo su cabeza creyendo que eso era una buena idea.

El almuerzo no había estado mal, más bien diría que le generó nostalgia. Faltaban Polly y los niños, pero pronto los vería y podría jugar con sus sobrinos. Mason y Ashley. Eran pelirrojos como su padre, y con la sonrisa de su madre. Eran preciosos.

—¿Así que piensas mudarte?

Hal y su hija caminaban a la par, alejados de Charles y Alice.
La decisión de dejar la residencia no les había parecido mala idea, no solo porque era un gasto menos para ellos, sino porque sabían que Betty estaba creciendo y necesitaba su independencia. Comunicarles eso sería el primer paso, luego vendría lo peor, mientras tanto mantendría el clima alegre.

—Creo que para el final del verano ya estaré instalada en el apartamento.—sonrió con ilusión.

—Tal vez pueda venir a ayudar con la mudanza. Ya sabes, muebles y esas cosas.

Las manos de su esposa se apoyaron sobre su brazo para acompañarlos en la conversación—Nada de peso para ti, cariño. Además no hay muebles que transportar.

—Mamá tiene razón. Debo comprar todo y los amigos de Charles se encargarán de subirlos y armarlos.

Su pequeña ya no volvería a casa. Por más que hace dos años ya había partido, Hal aún fantaseaba con su vuelta. Deseaba que alguno de sus hijos llegara a casa cada domingo para almorzar, y Betty era su última esperanza.
Charles estaba cómodo en su trabajo y estando cerca de sus amigos, Polly había formado su familia no muy lejos de la casa de sus padres, sin embargo no era lo mismo. Y a Betty Riverdale le quedaba chico, no podría echar raíces allí.

Pero eso es parte de la vida, ¿Verdad?. Crecemos y comenzamos a alejarnos para ocuparnos de nuestro futuro. Sus hijos ya no lo necesitaban. No lo buscarían para salir a andar en bicicleta los sábados, ni para que les alcance las galletas. Ahora era un simple anciano al que visitarían dos semanas al año con suerte.
Tendría lo que tanto anheló la primera vez que escuchó a los tres niños llorar unísono: silencio, tiempo con Alice y paz. Podrían volver a dormir hasta tarde porque no había nadie a quien llevar a la escuela, no había peleas por la ropa o pelotas de football colgadas en el techo.

Los recuerdos eran algo que invadían a Hal cada vez que visitaba a sus hijos, y nadie lo culpaba, los días sin ellos ya no eran tranquilos, se habían tornado en aburridos.

—¿No invitarás a tu viejo padre a conocer tu apartamento?

Betty rodeó los ojos dejando salir una sonrisa—Claro que si, papá, solo déjame acomodarme en él y luego te invitaré a cenar.

Betty rodeó los ojos dejando salir una sonrisa—Claro que si, papá, solo déjame acomodarme en él y luego te invitaré a cenar

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Cuanto tiempo... La verdad es que me bloquee por completo y ya no me sentía inspirada, pero estos días algo surgió en mi para que escriba este capítulo.

Escrito: 03/07/2023
Publicado: 23/07/2023

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