1. Papá

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La mentalidad de Andrea era demasiado sencilla como para ser entendida por sus compañeros de clase, quienes nunca le dieron la oportunidad de integrarse al grupo, no obstante, a ella no le resultó gran cosa. Parecía, más bien, cómoda con su soledad, en especial cuando llegaba la hora de receso: no le gustaba hablar mientras degustaba el lonche que con tanto amor le preparaba Leoncio, su padre.

En otras de las cosas en las que destacaba sin esforzarse era en llamar la atención de los chicos, lo que en más de una ocasión le generó roces con alguna compañera de su salón, situación que nunca escaló a nada porque Andrea las ignoró sin importar los ofensivos insultos que le propinaron. Según ellas no merecía ser el centro de atención debido a la falta de personalidad, sin embargo, eran ellas las que no la tenían al pasar mendigando la atención de los muchachos, cosa que terminaba fastidiándolos y atribuía a su fascinación por la joven.

Tenía sus propios intereses, por ejemplo, correr, era la mejor de su clase y, cuando realizaron los juegos deportivos en su primer año, se llevó entre los pies a las concursantes de grados superiores; otro de sus más grandes placeres era dibujar aquello que le transmitía paz y por último, pero no menos importante, ayudar a Leoncio en la confección de vestidos para la empresa donde él trabajaba llamada Miranda, en honor a la mujer del dueño.

Esa mañana se preparó más temprano de lo normal, era un día especial, según las palabras de su papá; se vistió con desgano, quería seguir enroscada entre las sábanas para que el frío se mantuviera a raya, ya que a mediados de noviembre la temperatura sí o sí descendía. Le gustaba su cabello crespo, así que únicamente se embadurnó crema para moldear perdidos rulos que se le formaban raras veces y para disminuir el frizz ocasionado por lo inquieta que era al dormir. Bajó de dos en dos las gradas hasta llegar al pasillo que dividía la sala y cocina, extrañamente no olía nada, ni siquiera el café hecho en el lechero que odiaba, pero Leoncio no. Resopló y procedió a encargarse del desayuno.

No era la primera vez que a su papá se le pegaban las sábanas, tampoco ocurría a menudo, sólo cuando debía entregar nuevos diseños al Don, como ellos decidieron nombrar al dueño de la empresa, además, eran las cuatro y media de la mañana, un horario demasiado inhóspito para ambos.

Lo primero que se le cruzó en la cabeza fue hacer unos hot cakes, pero el ruido que haría la licuadora la orilló a declinar la opción, entonces terminó preparando huevos revueltos; recalentó los frijoles colados del día anterior y sirvió la limonada. No, no haría café. Sirvió y cubrió cada plato con mantas que sólo ella usaba a fin de evitar se rompieran, contrario a Leoncio que veía innecesario añadir tiempo al destinado en la limpieza del hogar. Asintió satisfecha y corrió de vuelta al primer piso.

Disfrutaba consentir a su papá, sentía que lo estaba compensando por nunca rendirse con ella y abandonarla como hizo la mujer que la trajo al mundo, y a quien inconscientemente le guardaba cierto recelo.

Si bien, algunos niños no desarrollaban la confianza hacia otros niños para desenvolverse como lo harían con sus progenitores a puertas cerradas, el proceso no demoraba más de una o dos semanas, lo cual no ocurrió con Andrea. La seriedad en su rostro y esa mirada invasiva con la que nació le daba miedo al resto, así fue como inició la exclusión constante que seguía soportando sin quejas ni reproches. Con los años esos pequeños comentarios sobre su situación en el aula fue creciendo hasta volverse un punto de suma importancia en las reuniones de padres de familia, tal acción se convirtió en un parteaguas en la relación de Leoncio y Sofía, quienes lejos de ponerse de acuerdo para apoyar a su niña tomaron direcciones opuestas, él en buscar ayuda profesional y ella en esconderla del ojo crítico de la sociedad, hasta que no pudo soportarlo. Se fue con la excusa de ir a visitar a sus padres. Un golpe duro del que se recompusieron lento, sobre todo él.

A veces es difícil respirar (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora