Capitulo 15.

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NICOLÁS COOPER.

Mmm... Este lugar tiene buenos restaurantes, pero este otro tiene una mejor vista al mar.

¿Cuál debería de elegir?

—¿Y bien? —escucho la voz de Leon— ¿Qué opinas de esto?

—¿Qué quieres que opine? Todo va bien, justo como debe de ser —le digo sin despegar la vista de mi laptop—. Aunque debo de admitir que estoy un poco sorprendido, al negocio le está yendo bastante bien desde antes de lo esperado.

—¿Deberíamos revelarle ya al público que toda nuestra comida es sana? —inquiere Roberto.

—No, esperen un mes y medio para eso —le contesto—. No queremos parecer desesperados.

—Entendido.

León, Michael y Roberto me siguen dando información sobre las empresas al mismo tiempo que yo los escucho y pienso en que lugar es perfecto para mí siguiente plan.

Según lo que investigue (en algunas películas y libros) las personas siempre se enamoran o se empiezan a enamorar cuando hacen algo fuera de lo normal o estan en un sitio diferente y por eso ahora me encuentro buscando un lugar a donde viajar con mi melodía. El pretexto ya lo tengo, ahora solo me falta el lugar ideal para que todo funcione a la perfección.

¿Y si vamos a París? ¿Será muy obvio lo que quiero?

Nah, no lo creo, por el "trabajo" nadie se detendrá a pensar en eso.

¿Pero y si sí?

Agg... ¿Por qué es tan complicado esto?

—Dejemos la junta hasta aquí —les digo interrumpiendo a Michael—. Todo lo que les falta por decirme me lo mandan escrito por correo.

—¿Y eso? —cuestiona confundido y sorprendido Leon.

—Quede en hablar con Amaris sobre algo importante —mentira—. Y ya saben cómo es ella con el tiempo.

—El gran alpha teniendole miedo a su hermana menor —comenta Michael burlón mientras recoge sus cosas— ¿Quién lo diría?

—Esa mujer da miedo cuando se lo propone, creeme —le comenta Leon—. Así que no te burles de eso.

—¿En serio aún no superas lo del taconazo, verdad? —Leon no le contesta nada y Michael se rie—. Eso pensé.

León solo bufa mientras Michael se sigue burlando de él y Roberto y yo nos mantenemos imparciales.

—Salgan ya —les ordenó—. Me están quitando tiempo.

—Ok, ok, don gruñon —gruño molesto por como me ha llamado Michael—. Ya nos vamos.

Los veo hasta que los tres salen de la sala de conferencia y cierran la puerta dejándome solo.

—A ver... ¿Qué lugar...? —la imagen en mi pantalla cambia— ¿¡Es en serio!? —presiono una tecla y solo segundos después cuestiono molesto:— ¿Qué quieres?

—¡Uy! Que buen humor tienes, eh —gruño molesto—. Ni siquiera un "hola" me dijiste.

Sonrió falsamente.

—Hola, hermanita —ella rueda los ojos ante mi tono sarcastico— ¿Cómo estás?

—Pues al parecer, mejor que tú, hermanito —ahora soy yo quien rueda los ojos—. Ya en serio, ¿por qué de tan mal humor?

ENTRE MIS LABIOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora