Capítulo 35.

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ACACIA LUNA.

—Aún no puedo creer que hayas crecido en un lugar tan hermoso como este.

—¿Hermoso? Para mi es normal.

—Eso es porque estas acostumbrado a esto, si fueras alguien externo, como yo, pensarías diferente —le digo mientras sigo viendo por la ventana del auto—. El lugar parece de otro mundo.

Escucho como Nicolás se atraganta con su saliva, por lo cual, lo volteo a ver.

—¿Te encuentras bien? —le pregunto preocupada.

—Sí, estoy bien —me responde con la voz un poco ronca después haber tosido por bastante tiempo—. No te preocupes.

Lo veo dudosa por unos segundos más antes de volver a observar el pueblo por la ventana del auto.

Desde que llegamos a su pueblo, he notado que hay momentos en los que Nicolás esta bastante raro, como si ocultara algo, lo cual, me preocupa cada vez más, pero no como para tener miedo y temer por mi seguridad, algo que espero que no suceda.

El auto sigue moviéndose hasta que se detiene delante de un edificio.

—El lugar para desayunar esta cerca de aquí —me informa quitándose el cinturón de seguridad—. Pero se encuentra en el área de los negocios, así que seria difícil encontrar lugar de estacionamiento cerca de él, por lo cual, lo mejor será dejar el auto aquí y caminar.

—Esta bien. 

Ambos bajamos del auto y caminamos hacia el restaurante, aunque lo hacemos lento debido a que hay muchas personas (a pesar de ser bastante temprano) y porque me detengo a ver muchas cosas en el camino.

—¿Soy yo o las personas al verte agachan la cabeza? —le cuestiono en voz baja.

—Es una costumbre de aquí —me informa en el mismo tono—, ya te costumbraras.

Lo veo con extrañes, pero decido dejarlo pasar.

No soy nadie para juzgar las costumbres de un lugar, por más raras que me parezcan.

Después de mucho caminar, llegamos al lugar donde desayunaremos, el cual, tiene bastante clientela.

Nos sentamos en una mesa delante de una ventana del lugar.

—Tengo que ir al baño —me dice Nicolás levantándose de la mesa—, no tardo.

—Ok.

Lo veo alegarse antes de seguir viendo el menú o eso es hasta que escucho como alguien se sienta unas pocas mesas detrás mío y empieza a hablar en escocés con otra persona.

¿Esa es la luna?

 —dice la segunda voz—, escuche que el alpha y ella llegaron hace unos días a la manada y la han estado recorriendo.

¿Es humana verdad? —eso me sorprende y confunde.

 —le contesta la otra persona mientras yo finjo seguir viendo el menú—, pero tengo entendido que todavía no sabe nada sobre nuestro mundo. Por eso el alpha ordeno que nadie se transformara o usara sus habilidades en público hasta nuevo aviso.

Eso tiene sentido —dice la otra persona—. De lo contrario, probablemente se habría asustado si viera a alguien hacer algo que es anormal para los humanos.

Si... ¿Has escuchado la nueva canción que ha sacado...?

Dejo de prestarle atención a la conversación cuando empiezan a hablar de cosas triviales.

ENTRE MIS LABIOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora