Capítulo 30.

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ACACIA LUNA.

—Aquí esta su café, señor Cooper.

Veo discretamente como Alba se inclina más de lo normal a tal punto que por un momento puedo ver un poco de sus pechos.

Aparto la mirada rápidamente y regreso mi atención a los documentos delante mío.

No puedo creer que haya visto eso.

—Señorita Luna —levanto la mirada para ver a Nico viendo unas cosas en su computadora—, no entiendo esta parte, ¿me la podría explicar, por favor?

Me levanto de mi asiento al mismo tiempo que Alba sale de la oficina.

—¿Qué es lo que no...? —veo lo que hay en la pantalla y luego lo veo a él— ¿Es en serio?

Nicolás me sonríe antes de tomarme de la cintura y jalarme para hacer que termine sentada en su regazo.

—No —le digo en voz baja mientras intento zafarme de su agarre y él se ríe con su cabeza oculta en mi cuello—. Estamos en el trabajo, alguien nos podría ver.

—Estamos en mi oficina —me dice—. Nadie va a entrar aquí sin antes llamar a la puerta.

—¿Pero y si...?

—No te preocupes —siento como deja un beso en mi cuello—. Solo relájate un poco.

Me cruzo de brazos, pero aún así, le hago caso y recargo mi espalda en su pecho, hasta que de un momento a otro siento un bulto extraño debajo mio.

—¿Es en serio? —le cuestiono poco sorprendida.

—Perdón, pero no lo puedo evitar —me dice—. Te necesito.

Empieza a dejar besos en mi cuello y debo de aceptar que eso no me disgusta para nada.

Siento como empieza a acariciar mis muslos y justamente cuando giro el rostro para besarlo, alguien llama a la puerta.

Rápidamente me quito de encima suyo y regreso a mi asiento no sin antes asegurarme de que mi apariencia no se vea fuera de lo normal.

—Adelante.

Escucho como la puerta se abre mientras "leo" los documentos.

—Oh, estás ocupado —giro el rostro para ver a Mancini—. Necesito hablar contigo sobre algo.

—¿Es urgente?

—Sí.

—Yo mejor me retiro —me levanto con los documentos en la mano—. Compermiso.

Leonardo Mancini solo dice un "gracias" mientras que Nicolás (o Nico como le digo últimamente) asiente con la cabeza y no hay que ser muy listos para darse cuenta de que está "disimulando" su enojo.

En fin, esto sucede cuando tu pareja es alguien que trabaja en el mismo lugar que tú.

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—¿Entonces te vas a quedar más tiempo?

—Sí —le respondo mientras tecleo varias cosas en la computadora—. Todavía no termino el trabajo.

—Mmm... Ok —me dice— ¿Si te van a pagar las horas extra, verdad?

—¿Es en serio, Cameron?

—Tenia que preguntar —me dice.

ENTRE MIS LABIOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora