Capítulo 4

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ALAN

Ya son las 8:30 exactamente. ¿El problema? Una señorita cuyo nombre comienza con "N" no da señales de vida.

Llevo un rato esperando afuera, debería llamar o algo, pero me da pena.

Finalmente, decido llamar al timbre.

En el primer intento, nadie abre. En el segundo... tampoco. Y en el tercero...

—Hola, señor Collins... ¿está Nicki en casa? —Le pregunto al hombre de barriga gorda que está frente a mí.

—Sí, muchacho, entra.

Hace un par de años que lo conozco, es simpático y aveces tiene cara de enojo, cosa que su hija heredó de él, pero cuando lo conoces es buena persona.

La casa de los padres de Nicki es acogedora, con una cocina pequeña pero equipada, y una sala con fotos de Nicki cuando era pequeña y algunas de sus hermanos. Subo las escaleras tras recibir la invitación.

—Hola... —Saludo, pero como Nick es Nick un cepillo de pelo termina golpeándome en la cara.

—¡Me asustaste, pendejo!

Me froto la frente que duele y suelto un quejido. Creo que se me hizo un chichón.

—Al menos discúlpate. Casi me matas, mujer.

—Ah... sí, perdón. ¿Estás bien? —dice levantándose y acercándose a mí.

—Sí y... no. ¡Ahora tengo una rara bola en la cara! —me dirijo rápidamente al pequeño espejo en su tocador.

—No seas dramático, ni siquiera se nota.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Perdón... tuve una crisis con mi cabello. No quedaba como quería.

Le echo un vistazo. Lleva uno de sus peculiares suéteres negros con rayas blancas, unos pantalones azul oscuro ligeramente anchos y unas converse negras. Es ropa sencilla pero le queda muy bien.

—Tu cabello luce bien. —comento mientras observo su cabello castaño oscuro.

Después de algunos intentos fallidos de hacer algo con el cabello de Nicki, decide dejarlo suelto.

—¿Falta mucho?

—Aquí dice que debemos girar a la derecha... —Responde la chica a mi lado mientras mira su teléfono.

—Dámelo. A ver... ¡Nicki, te estás equivocando de camino! —le digo al ver la ubicación en su teléfono.

—Esa cosa no funciona...

—¿Tu teléfono o la ubicación?

Dejo de reír cuando me mira con enojo.

—Mira, ya llegamos. —Dice señalando la entrada de un local que parece ser un bar.

—Me arrepiento de haber venido...
—Murmuro.

Dentro está lleno de personas extrañas. Hay luces de colores por todas partes y la música... es lo peor.

—Esto parece más un cumpleaños con musica horrible.

—Es un cumpleaños. —Admite la voz de Diego.

—Y tú eres el cumpleañero, ¿verdad?
—pregunto mirando al chico frente a mí.

Él asiente.

Genial, eso tiene mucho sentido. Tenía que quedarme viendo a pepa con Leslie.

—Feliz cumpleaños. —Le felicita Nick regalándole un abrazo corto.

Y a mí me da puros golpes...

Como les decía: cría cuervos y te sacarán los ojos.

Le lanzo una mirada desconfiada al chico, quien solo me sonríe.

Está claro que esa sonrisa es más falsa que el programa de Caso Cerrado.

—¿Dónde esta Sofi?

—Creo que estaba dando la bienvenida a las personas que llegaban.

—Ya vuelvo, iré a buscarla.—Me avisa y antes de que pueda decir algo, ya se ha ido.

Ahora me han dejado solo con este fenómeno.

El chico que tengo al frente me observa de pies a cabeza.

Soy guapo, lo sé.

—¿Qué? —Le pregunto de mala manera.

Perdón, es que no me controlo cuando alguien me cae mal.

—¿Qué eres de Nick?

Baboso.

—No te importa. —Respondo cortante.

Quiero quitarme el zapato y aventarlo en esa cara de mono que tiene.

—Hola. —Miro mal a la persona que me interrumpe, pero luego siento alivio al ver que es Nick.

—¿Encontraste a Sofia? —Pregunto.

—Sí, pero estaba acompañada y no quise interrumpir.

—¿Quieres bailar? —le pregunta Diego.

Le doy una mirada suplicante para que no me deje solo aquí con toda esta gente.

—Será en otro momento no puedo dejar a Alan solo.

Diego asiente y se marcha.

Mentalmente tengo miles de muñequitos saltando de victoria.

—¿Por qué te ríes? —Nick me mira con el ceño ligeramente fruncido.

Dejo de hacerlo de inmediato.

Después de unos ratos tengo a una acompañante completamente borracha y perdida.

Me van a matar si no la encuentro.

—¿Dónde te metiste...?

Observo el lugar por quinta vez en la noche y veo una ronda llena de gente gritando como desquiciados.

Vale, Nicki tiene que estar por aquí.

Me adentro en el gentío y puedo respirar con normalidad cuando veo a Nick sobre una mesa tirando saltitos.

—¿Qué estás haciendo ahí? Baja. —Le digo extendiendo mi mano, la acepta tambaleándose.

—¡Alaaaan! —grita abrazándome.

Ay, Dios mío.

—Hola, será mejor que nos vayamos. Ya es tarde.

—Pero yo no me quiero ir... —protesta.

—Venga, vamos.

La sujeto por los hombros y la dirijo hacia la salida.

La calle está muy oscura...

Me dan ganas de quedarme también.

—¿Dónde te habías metido? —Pregunto mientras empezamos a caminar.

Sin responder, me mira y aguanto una sonrisa al ver que hace un gran esfuerzo por mantenerse en pie.

—Ven, sube. —Le digo ofreciéndole mi espalda.

Me agacho para que pueda subir.

—No te vayas a dormir, ¿eh?

Sí, se durmió y lo peor de todo fue tener que llevarla a su casa porque la pobre no sabía ni dónde estaba parada.

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HOLAAA, ESPERO Y LES GUSTE EL CAP.

CUÍDENSE MUCHOOO Y DENLE MUCHO AMOR.

Alan & NickWhere stories live. Discover now