Capítulo 16

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ALAN

Faltan aproximadamente un día para la cena navideña, y no quiero que llegue. No quiero por una sola y única razón:

Ese día tengo que pasarla con papá. Me hizo una invitación para que pase esa noche con él hace ya varios días, se lo propuso a mamá para que ella me lo dijera a mí, es un cobarde, ni siquiera se atreve a plantar una conversación decente conmigo.

Se supone que como es una cena navideña va a estar toda la familia, y eso incluye la nueva familia de papá, sus nuevos hijos, su esposa y sabrá Dios quiénes más. Eso para mí es incómodo, ya que no he compartido mucho con mi padre hace unos años, no me acuerdo la última vez que pasamos una tarde juntos como padre e hijos.

Se supone que esa fecha es un día para estar con tu familia y pasarlo bien, pero yo dudo que la pase bien si voy a estar con ellos. No es obligatorio, si no quiero ir no tengo que hacerlo, pero por un momento, solo por uno, quiero ver como él le da aquel amor de padre que nunca me pudo dar a mí.

Son exactamente las 8:00 de la mañana, y me estoy cayendo de lado, por el sueño que tengo, y lo peor de todo es que no puedo dormirme porque estoy en clase de física.

—Tienes una cara de muerto. —Me insulta Nick y continúa escribiendo lo que sea que está en la pizarra.

Acerco mi asiento al de ella y recuesto mi cabeza en su pupitre.

—Alan. —dice mi nombre lentamente como advertencia.

—Mhm…

Me acomodo más. Estoy encima de su escritorio, así que literalmente no puede escribir, esto lo hago solamente porque tengo ganas de verla molesta.

—Quítate, pon tu cabezota en tu escritorio y no en el mío.

—Si me haces cariñitos en la cabeza, me lo pienso…

La escucho que resopla, pero igual me hace caso y termina con sus dedos hundidos en mi cabello.

Siento algo raro moverse en mi estómago cuando sus manos comienzan a masajear mi cabeza con una lentitud que me da tranquilidad y más ganas de tenerla más cerca.

—Ya puedes quitarte.

Intento mirarla mal, pero es que no puedo.

No sé qué me pasa, no lo entiendo con claridad, pero sé que algo me pasa y no es algo que me suela pasar con naturalidad. Y eso me preocupa.

No puedo dejar de mirarla por unos segundos o tenerla lejos, simplemente necesito que ella esté cerca de mí, porque me siento completo y cómodo.

No puedo dejar de mirar sus ojos pequeños y redondos, al igual que su cara tan bonita y el recorrido de las pequeñas pecas que tiene por su nariz, también sus lindos labios carnosos y rosas que he soñado con besarlos más veces de lo que debería.

Yo puedo vivir sin ella, pero no quiero hacerlo.

Salgo de mis pensamientos cuando me doy cuenta de que ya es hora de almorzar.

* * *

Una de las cosas que no me gusta de ir a trabajar que tengo que usar un uniforme todo feo y descolorido. No me gusta usarlo, lo odio.

Escucho la campana de la puerta que inda que alguien ha llegado, no me fijo muy bien quién es así que me dirijo hacia la mesa con el cuadernillo en la mano y el lápiz.

—Bienvenido, ¿qué necesita?

—Sí, hola, busco a un chico malhumorado, de cabello oscuro y de patas larga, ¿lo ha visto? Ah, por cierto, su nombre es Alan y trabaja justo en esta cafetería.

Mi corazón da un salto de felicidad y no puedo evitar reír al escuchar la voz de Nick.

—¿Qué haces aquí? —Pregunto todavía sonriendo como un idiota.

—Pues vengo por comida, ¿esto es una cafetería, no? Pues a eso vengo. Ni que viniera a ver tu rostro todo feo y horroroso.

Enarco una ceja.

—¿A quién le dices feo y horroroso? –Pongo mis manos en la mesa y me acerco más a ella.

Hago un intento de mirarla desafiante, ella hace un esfuerzo para sostenerme la mirada, pero de todos modos la agacha, y se pone un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Ya mejor me atiendes, ¿no? Porque si no me voy y te quedas sin tu cliente, y te vas a ir solo porque no te voy a acompañar.

Hace su pedido y yo la atiendo como un buen mesero que soy.



Alan & NickWhere stories live. Discover now