Todo el mundo tiene un lugar especial al que va a ocultarse de su realidad, puede ser una persona, un lugar, o incluso un objeto y es que a veces lo necesitamos.
No hay nada más liberador que olvidarte por un momento de todo, de las responsabilidades, del trabajo, de los padres o los hijos, de las cuentas por pagar y un sin fin de cosas por las que el ser humano se preocupa.
Son solo unos instantes en lo que todo desaparece, donde solo existes tu y los secretos ocultos de un videojuego, los colores que pintan el cielo de un atardecer, las infinitas posibilidades dentro de un libro, o un simple helado del mejor local de tu ciudad.
Siempre me ha fascinado el cómo cada persona, percibe las cosas de distintas maneras, aunque a la vez algo frustrante.
Como cuando las personas observan por primera vez la pintura, el grito de Edvard Munch, a muchos les causa miedo, mientras que otros ven belleza en ella. Supongo que, de ahí la frase, la belleza es relativa.
La vida era eso, una pintura abstracta en la que muchos pueden encontrar belleza, mientras que otros necesitan mirarla desde otro ángulo para encontrarle su gracia. Y cada persona le da su propio significado.
Yo en cambio, tenía otro problema y es que no importa de qué ángulo lo mirara, no encontraba nada que me retuviera en esta obra llamada vida, y los problemas en casa —los cuales empeoraban cada día más— no ayudaban en lo absoluto.
~
Después de mucho pensarlo, mi hermano decidió que se mudaría a Vancouver, allí viviría en un piso con un chico que era de su edad y al parecer buscaba un compañero, nosotros vivíamos en Toronto, así que, aunque estaría relativamente cerca, no lo frecuentaríamos a menudo.
Él ya tenía la mayoría de edad así que mis padres no pudieron protestar demasiado.
Y odiaba que se fuera, no porque lo extrañaría, jamás tuvimos una relación muy estrecha que digamos, odiaba que el pudiera salir, dejar a nuestros padres y no tener que preocuparse con las peleas constantes o los malos tratos.
Yo tenía que seguir aquí, atrapada en este horrible lugar.
~
Me levante temprano, para ir al colegio sin mucho entusiasmo, últimamente me costaba más de lo habitual realizar mis actividades diarias, tal vez debería dormir un poco más.
Bajé las escaleras y me sorprendí al ver a Miriam en la cocina, preparando el desayuno.
—Te prepare fruta— Colocó un plato frente a mí.
—¿Por qué?
—Para que desayunes, para que más.
Esto era raro, Miriam jamás me preparaba el desayuno, porque según ella le daba pereza levantarse temprano, además que yo nunca quería comer nada. En parte tenía razón, pero, en mi defensa las pocas veces que lo hacía, me preparaba cosas que no me gustaban en lo absoluto.
Y aunque le repitiera que no me gustaba, igual lo hacía, así que simplemente deje de desayunar.
—Si, pero me refería a por que te levantaste temprano para hacer el desayuno.
—Porque saldré con unas amigas temprano y recordé que tú iras al colegio.
—Ya claro.
Si, eso tenía más sentido.
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Lazos de Sangre
RomanceEvelyn, vive bajo los malos tratos de su familia, quienes constantemente la hacen sentir menos, donde no le permiten ser ella misma y disfrutar de su juventud. Ella quería ser libre, quería dejar de sentirse un lastre y que no encajaba dentro de su...