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Gemini pidió pizza, porque no había nada comestible en la cocina. Apenas había estado allí desde la desaparición de Fourth, prefiriendo pedir comida para llevar y comer en la sala de estar. Ver su cocina vacía, ver todos los pequeños artilugios innecesarios que Fourth había insistido en comprar, lo había enfurecido terriblemente. Así que había evitado la cocina como una plaga.

Pero ahora Fourth estaba de vuelta.

Gemini apenas podía apartar sus ojos de él mientras comían sus pizzas. Tenía que recordarse a sí mismo que Fourth no era tan inocente y genuino como parecía, que no debía perdonarlo tan fácilmente. Pero no podía dejar de mirar fijamente, hambriento por verlo.

Sus ojos se encontraron a través de la mesa, y Fourth le sonrió, sus pómulos se volvieron un poco rosados. Gemini quería besarlos, luego lamer hasta esa boca rosada hasta que Fourth estuviera temblando de nuevo y haciendo esos pequeños ruidos suyos.

—Mmm, esto es lo mejor que he comido aquí! ¿Cómo es que no me has hablado de la pizza? —Dijo Ford antes de tomar otro bocado y gemir con aprecio.

Fourth arrugó la nariz.

—Porque he visto a gente en la televisión decir que no es saludable comerla.

Gemini los miró con desconcierto. Había pensado que el extraño olvido de Fourth sobre tantas cosas obvias era solo una peculiaridad de él, pero su amigo parecía compartirlo. Ford era tan raro como Fourth.

Y al igual que Fourth, parecía un personaje que se había escapado de un cuento de hadas de Disney. Era etéreamente hermoso con una piel extrañamente blanca, un largo cabello plateado y profundos ojos verdes. Parecía una maldita hada. También había algo... fuera de su aspecto. No era el color del cabello; Ford no fue el primer tipo que Gemini había visto que se teñía el pelo con colores extraños. No, era otra cosa. Alguna cualidad que Fourth tenía también.

—¿Cuánto tiempo te vas a quedar aquí? —Dijo Gemini, mirando a Ford.

Ford se detuvo a medio masticar. Él intercambió una larga mirada con Fourth. Casi parecía como si estuvieran comunicándose sin hablar. Deben haber sido muy cercanos.

—Espero que esté bien que me quede con vosotros hasta que encuentre un trabajo —dijo Ford y tomó un sorbo de té.

Gemini reprimió un resoplido. Le sería imposible responder negativamente sin verse como un imbécil. Este tipo no era tan despistado socialmente como Fourth tendía a serlo.

—Tendrás que compartir con Fourth —dijo Gemini—. No hay habitación libre. A menos que quieras dormir en el sofá.

—Él puede tomar mi habitación —dijo Fourth, mirando a Gemini por debajo de sus pestañas—. Puedo compartir contigo.

Gemini se humedeció los labios y asintió. Fourth bajó la mirada de nuevo.

Mientras tanto, Ford se atragantó con su té y comenzó a toser, con los ojos como platos.

—¿Vas a compartir una cama con Gemini? —Dijo, mirando a Fourth como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

Fourth miró su pizza como si fuera la cosa más interesante del mundo.

—Prefiero compartir una cama con Gemini que contigo. Ni siquiera sabes cómo abrazar.

Ford lo miró con una mirada vagamente escandalizada. Gemini se habría reído si no estuviera ocupado tratando de no mostrar cuánto le afectó la mera idea de que Fourth durmiera en su cama. Dormir. Cierto.

—Está bien —dijo Ford, dándole a Fourth la mirada de "hablaremos más tarde".

—¿Cuánto tiempo hace que se conocen?—Dijo Gemini, compadeciéndose de Fourth, que parecía que estaba a punto de estallar en llamas. No debería haber sido tan entrañable. Cristo, era jodidamente imposible permanecer enojado con esa cara.

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