Epílogo

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Fourth estaba profundamente dormido cuando hubo un golpe bajo en la puerta.

Gemini estuvo tentado a ignorarlo, reacio a liberarse del abrazo de Fourth, pero los golpes no se detuvieron.

Gemini rozó sus labios contra los de Fourth quien sonrió mientras dormía. Gemini se obligó a alejarse, dándole al menor una almohada para abrazar en su lugar. Un pequeño ceño fruncido apareció en su cara, como si no hubiera sido engañado por el reemplazo, pero finalmente su respiración se volvió a igualar.

Gemini se puso una camisa y un pantalón de chándal antes de dirigirse a la puerta.

Su estado de ánimo relajado cambió inmediatamente cuando vio al hombre que estaba al otro lado.

—No te lo vas a llevar —dijo Gemini, bloqueando la puerta. Sabía que su voz era tensa y cortante. No le importaba lo que Fourth había dicho; este hombre era el que le había quitado a su bebé, la razón por la que no lo había visto durante un año.

Los extraños ojos plateados de Mark se encontraron con los suyos. Eran imposibles de leer.

—Yo soy el que lo entregó aquí. ¿Pensaste que lo dejaría venir solo a este planeta en su estado? Apenas era coherente. Apenas podía caminar o hablar.

Gemini tuvo que recordarse a sí mismo que Fourth estaba bien ahora. Estaba durmiendo en su cama, sano y feliz. Estaba bien. Fourth era suyo.

—Él está mejor ahora —dijo Gemini, con su voz cortada—. Puedes regresar a tu planeta—. Incluso diciéndolo, todavía era jodidamente extraño—. Voy a cuidar de él —Él es mío para cuidar de él.

Mark lo miró a los ojos y no dijo nada.

—Sal de mi cabeza —dijo Gemini, acentuando cada palabra. Mark no parecía desconcertado en lo más mínimo. Él asintió.

—Ya he visto todo lo que necesitaba ver —Se volvió para irse pero se detuvo y miró hacia atrás—. Él estará contigo por el momento. La situación política en nuestro planeta es muy inestable en este momento. Volveré por él cuando todo se calme.

Gemini se puso rígido, apretando los puños.

—Él tiene un hogar y una familia —dijo Mark—. El escándalo morirá eventualmente. Él no puede esconderse aquí para siempre. Va a ser difícil, pero será reintegrado a la sociedad. Es un vástago de reyes, no el chico de la cafetería.

Gemini se encontró con su mirada muerta.

—No voy a dejar que te lo lleves de nuevo.

—No lo alejaré de ti, si sigues tratándolo bien —Mark sonrió. La sonrisa no tocó sus ojos—. No quieres saber qué te haré si no lo haces.

Gemini le lanzó una mirada no impresionada.

—No necesitas amenazarme. Si acabas de leer mi mente, sabes que mataría por él —Ni siquiera estaba exagerando.

—Lo sé —dijo Mark—. Si no lo hiciera, no lo dejaría aquí —Por primera vez en su breve relación, le dirigió una mirada que casi pasó por amistosa. Casi—. Hazlo feliz —dijo rígidamente.

—Lo haré —dijo Gemini.

Mark asintió y se tocó la muñeca. Inmediatamente, una niebla extraña, casi transparente, se extendió sobre él, espesándose en un impenetrable borrón blanco.

Y luego se fue.

Gemini se quedó mirando el lugar vacío en el que Mark acababa de estar y luego se echó a reír. Malditos extraterrestres. No podía creer que esta era su vida ahora.

Su mente aún se tambaleaba mientras se metía de nuevo en la cama.

Fourth murmuró adormilado.

—¿Quién era?

Gemini lo tomó en sus brazos.

—Tu hermano —dijo, sus dedos acariciando la suave piel de la espalda de Fourth—. Ya se ha ido.

Fourth parpadeó, abrió los ojos y lo miró.

—Te ves apagado. ¿Fue un idiota?

—No —Gemini se echó a reír—. Solo... lo vi literalmente desaparecer en el aire, Fourth. Como verlo en realidad... lo hizo todo real, supongo.

Frunciendo el ceño, Fourth se mordió el pulgar.

—¿Te molesta? ¿Que no soy humano, que soy un extraterrestre?

Gemini se echó a reír.

—No entiendo —dijo Fourth con el puchero más lindo—. Es una pregunta seria. ¿Por qué te ríes de mí?

—Porque la respuesta debería ser obvia —Gemini se encontró con los ojos de Fourth constantemente—. Fou, no me importa si eres un chico de la cafetería o un príncipe de otro planeta —Se inclinó y besó su nariz y luego sus suaves labios rosados. Dios, él lo adoraba—. Eres Fourth. Eres mío. Eso es todo lo que me importa.

—Me gusta esta respuesta —dijo Fourth, enterrando sus dedos en el cabello de Gemini y besándolo con fuerza.

Se besaron durante lo que parecieron horas, hasta que Gemini se sintió mareado por el amor, el deseo y la felicidad, y Fourth estaba jadeando y susurrando sin aliento te amo entre los besos. Joder, esto era... una locura. Este sentimiento.

—Entonces —dijo con voz ronca, mirando a los ojos vidriosos de Fourth—. Tengo curiosidad. ¿Hay realmente extraterrestres con grandes cabezas grises y ojos negros espeluznantes?

Fourth suspiró.

—Tengo una confesión que hacer —dijo vacilante—. Eso es realmente como nos vemos. Simplemente nos metemos en la mente de los humanos y les hacemos pensar que nos parecemos a ti. Es una ilusión.

Gemini lo miró fijamente.

Una risita escapó de los labios de Fourth antes de que se echara a reír.

—¡Tú, pequeña mierda! —Gemini saltó sobre él y comenzó a hacerle cosquillas. Rodaron sobre la cama, riendo y luego besándose de nuevo. Joder, él no podía tener suficiente.

Cuando finalmente dejaron de reír, Gemini juntó sus frentes.

—¿Cómo digo 'te amo tanto' en ¿tu lenguaje? Pregunto por un amigo.

Fourth se rió entre dientes.

—Tu amigo nunca podrá pronunciarlo —murmuró, frotando su nariz contra la de Gemini. Le dio una pequeña y feliz sonrisa—. Pero dile que no importa.

FIN.

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