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Si bien Alisson era una de las mejores alumnas de la universidad que venía, sabía que no podía serlo ahí sino demostraba que estaba a la altura de las asignaturas que estaban impartiendo

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Si bien Alisson era una de las mejores alumnas de la universidad que venía, sabía que no podía serlo ahí sino demostraba que estaba a la altura de las asignaturas que estaban impartiendo. Además había algo en ese maestro que me causaba mucha curiosidad.

Le daba curiosidad saber más de él, nadie podía negar que era demasiado guapo para el bien de todos los estudiantes. Se lamió los labios mientras su mirada se enfocaba en él que hablaba sin detenerse.

Le podía llevar el ritmo al que dictaba y impartía clases, pero todo me parecía tan nuevo que en ocasiones se perdía. Cómo en esa que no podía dejar de observar al hombre que impartía clases, Hamilton repitió en su mente.

El apellido hablaba por si solo, dejándole claro que era alguien impotente. Un golpe en sus costillas hizo que ella se quejara frunciendo el ceño y dirigiendo su mirada hacia Wilbert que tenía una sonrisa en sus labios.

—Deja de ver al profesor de esa manera —murmuro en voz baja este.

—Bueno los ojos se hicieron para ver —exclamo ella encogiéndose de hombros —Además puedo ver a quien yo quería y como quiera.

La risa de Wilbert hizo que apretara sus labios.

—Me gustaría saber que es lo gracioso para los dos alumnos que están en el fondo —escucharon Alisson y Wilbert.

El segundo se calló de inmediato, mientras que Alisson frunció el ceño y le dió una sonrisa ladeada a Caleb que mantenía su seriedad.

—Me estaba haciendo una aclaración de mis ojos —comenzo a decir ella sin temor —Y le he respondido que tengo derecho de ver a quien desee y como yo desee. Eso no afecta en nada porque al final de todo son mis ojos y yo puedo ver lo que desee.

Caleb frunció el ceño antes de señalar con su manl a ambos.

—No pienso permitir que pase nuevamente esto —advirtió y se volvió hacia la pizarra.

Caleb sonrió sin poder evitarlo y sin que los demás vieran la sonrisa en que sus labios.

>>Sigamos, no quiero distracción nuevamente —advirtió.

—Ya has metido la pata y es tu primer día —susurro Wilbert.

Alisson sonrió antes de apoyar su cabeza en el hombro de él mientras suspiraba elevando su rostro.

—No creo que lo haya hecho —musito en voz baja —Gracias por sentarte conmigo.

Wilbert llevo una de sus manos hacia el rostro de ella, acariciando está a su vez.

PLACERES OSCUROS [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora