Llamada entrante

95 33 0
                                    

Enzo

La vida no es fácil.

Me llamo Enzo Gold, ahora mismo tengo 18 años y estoy trabajando mientras termino de estudiar Bachillerato.

Resulta que mis propósitos en la vida no son precisamente bajos.

Mis planes para el futuro son grandes, pero para eso necesito estudiar y trabajar, para ganar dinero.

El caso es que yo me crie en una familia pobre.

Tengo dos hermanas y un hermano.

Cada día que mis padres iban a trabajar, Hadasa, mi hermana mayor, se quedaba en casa cuidándonos a Tania, Mathieu y a mí.

Mi padre era carpintero y mi madre ama de casa.

Aunque parezca un trabajo honrado y serio, papá trabajaba en una empresa de carpintería en la que el jefe no pagaba nunca a tiempo.

Siempre que llegaba a final de mes, mi padre esperaba respuestas para que Manuel le diera lo que le correspondía.

Además de que no pagaba a tiempo a ninguno de los empleados, papá cobraba muy poco.

Apenas le daba para pagar el alquiler y comprarnos algo de ropa y comida.

Esos tiempos no fueron para nada fáciles.

Resulta que pasó el tiempo y mi madre enfermó.

Tuvimos que llevarla rápidamente al hospital y nos dijeron que tenía osteoporosis.

La osteoporosis es una enfermedad que hace que los huesos se quiebren con el paso del tiempo.

Los casos más comunes son las fracturas de cadera, las cuales se caracterizan por perdurar entre 5 y 10 meses hasta poder producir la muerte.

No es del todo frecuente que suceda esto, pero las estadísticas demuestran que algo menos del 50% de gente con fractura de cadera mueren.

Estuvimos rezando toda la familia para ella hasta que una noche tuvo un sueño.

En el sueño se le apareció algo parecido a un ángel, el cual la levantaba poco a poco y le ungía el cuerpo con un líquido amarillento.

Mi madre dijo que en el sueño sintió cosquilleos por todo el cuerpo hasta que de repente se despertó.

Al despertarse, se tocó la zona de la columna vertebral y la de la cadera y se levantó, dispuesta a moverse por casa.

Mi papá estaba durmiendo.

Mamá nos contó que fue a la cocina y volvió, y al volver sintió una especie de crujido que le atravesó todo el cuerpo.

Ella, obviamente se asustó y se sentó rápidamente.

Estuvo sentada algo menos de diez minutos, cuando de repente se levantó.

Al levantarse, volvió a ir a la cocina; aún no sabía si el dolor ya se le había ido.

Se tocó de nuevo la espalda y exclamó de repente:

-¡No siento nada!

Del susto, todos nos despertamos rápidamente y fuimos a ver qué le pasaba.

Mi madre ya no tenía nada.

La zona lumbar ya no le dolía en absoluto.

Mi padre se levantó corriendo y mamá nos explicó todo.

La llevamos al hospital rápidamente y al llegar ahí, el médico se quedó asustado.

Le hizo una pequeña radiografía para ver si ya se había curado de verdad.

Empresario y Ella {EN CURSO}Where stories live. Discover now