"Tout est contrôlé"

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Cris

¿Por qué las amigas son así?

¿Por qué las amistades duran lo que duran y luego se van como el viento?

Nunca lo entenderé.

Es normal tener un mal día, un día en el que no te apetezca hablar con nadie y que nadie te hable. Eso nos pasa a cualquiera.

Pero otra cosa es ignorar a la amiga con la que has pasado un verano entero y pasar de ella en todo.

Enzo tenía razón cuando me dijo que me dejara de amigas falsas y que me centre en lo que de verdad importa: los estudios, la familia y las personas que de verdad me quieren.

Así que mejor dejarlo atrás.

Es sábado.

Son las 08:45 de la mañana y este finde hay puente de tres días: lunes, martes y miércoles, así que en total son cinco.

Enzo me dijo que me hiciera la maleta para cuatro días.

No me ha dicho dónde vamos, solo que iremos en avión.

¿En avión? Eso es que nos vamos lejos. Tampoco me preocupaba mucho sinceramente.

Con Enzo me sentía segura.

Últimamente nos hemos estado conociendo mucho y puedo decir con total seguridad que Enzo es un chico de diez.

Hablé con mis padres y no me costó en absoluto convencerles.

-Vete hija. Cuidado por el camino y también cuidado con él.

-Sí, mamá. Soy consciente de que aún no nos hemos casado.

-Aún. Bien has dicho.

-¡Mamá!

Se rio y desapareció subiendo las escaleras.

Yo terminé de preparar la maleta de mano y me arreglé.

Ese día me puse un jersey beige, unos jeans blancos acampanados y un abrigo marrón hasta las rodillas.

Outfit típico de Nueva York.

Me ondulé ligeramente el pelo en la zona delantera para que cayera sobre mi frente y lo dejé totalmente suelto.

Preparé todo y me despedí de mis padres.

-Hija, cuídate mucho -me dijo papá-. Cualquier cosa nos llamas o nos escribes un wasap. Nosotros estaremos trabajando estos días.

-Estará en buenas manos -aseguró mi madre con certeza y guiñándome un ojo.

Les di dos besos a cada uno y me dispuse a salir por la puerta.

Ahí fuera me estaba esperando él.

Salí corriendo feliz, me paré a medio caminar e intenté adivinar antes de entrar al coche.

"Seguro que tendrá unas flores para mí".

Efectivamente, abrí la puerta y ahí estaba él con un ramo de flores en las manos, las cuales me dedicó nada más abrir la puerta.

Estos momentos son los que más feliz me hacían en el mundo.

Mi habitación estaba cada vez llenándose más de flores y ya no sé donde ponerlas.

Me metí rápidamente a casa para dejarlas en mi habitación y volví al coche.

Enzo, como siempre, se puso las gafas de sol y me dio unas a mí también.

Me las puse, pero me quedaban tan grandes que me quedaban por la nariz.

-Son enormes -me quejé felizmente.

Empresario y Ella {EN CURSO}Where stories live. Discover now