Rutina diaria

9 1 0
                                    

Enzo

Mi organización diaria es la siguiente:

Me despierto a las 06:15 cada día, desayuno tranquilamente, leo una hora de la Biblia, estudio una horita por mi cuenta, llevo a Cris a la universidad y me voy al gimnasio otra hora y cuarto, me ducho, emprendo por mi cuenta lo que me queda de tiempo para mis proyectos personales y al trabajo.

No me puedo quejar de mi estilo de vida actual.

Últimamente estoy empezando a madurar cada vez más porque, a pesar de que siga viviendo con mi familia, soy mayor de edad y tengo que ayudarles a ellos también.

Además, mi amistad con Cris cada vez va a mejor.

Es increíble, no hay día en el que no me despierte y le pida a Dios una señal para que me diga si ella es para mí de verdad o no.

Pero así voy a seguir hasta tener algo claro.

- - -

Ahora mismo son las 09:05 y, tal y como le prometí a Cris y como todas las mañanas, estoy esperándola enfrente de su casa para llevarla a la uni.

Su sonrisa matutina me alegraba por completo el día.

Se montó en el coche y le di lo que prometí que siempre le daría hasta el final de nuestros días.

El ramo de flores.

Sonrió, y esta vez su sonrisa simpática relució acompañada de sus ojos marrones, alternando con esas cejas arqueadas que daban la sensación de seriedad y misterio, pero que ahora mismo no hacían tanto efecto.

Las olió feliz, y me lo agradeció con un rostro de gratitud.

Al dejarla frente al edificio, me dio un abrazo y nos despedimos.

Hay veces que mis días son tan lluviosos o malos que no me apetece hacer nada, hasta que veo a Cristina y ya me alegra el día.

Fui al gym una hora y cuarto y volví a casa.

Ese día hice pecho y espalda y me sentí más motivado que nunca.

Me duché, avancé en mis trabajos y me fui a currar.

Papá, mamá y Hadasa estarían trabajando ya y Mathieu y Tania estarán en el colegio.

Así que me dirigí rumbo a la empresa de inmobiliaria y me puse a trabajar.

Cris llegaría a las 15:00, pero en la pausa de mediodía tenía que ir a recogerla.

Ella salía de la universidad a las 14:00.

Desde su universidad hasta el trabajo hace unos diez minutos en bus, pero tal y como le prometí, yo la iría a recoger.

Así también le daría tiempo de comer y prepararse para el trabajo.

Ya solo es ponerse los cascos, encender la música y ponerse a trabajar.

Tenía planes en mente con Cris para este finde, pero ella aún no lo sabía.

A las 13:50 miré el reloj del PC y me percaté de que en unos minutos ya sería la pausa del mediodía y tenía que ir a recogerla. En una hora me daba tiempo de sobra.

Preparé el ordenador de Cris, su asiento y salí disparado hacia el coche.

Ese finde la empresa había comprado dos casas de lujo en la Riviera Maya y los había puesto en alquiler temporal por diez años.

En total fueron algo más de 4 millones de euros las dos juntas.

Se calcula que en estos diez años el beneficio duplicaría el precio de cada vivienda, nada mal para el tiempo que es. La economía es tan amplia e infinita que yo siempre digo que es imposible saberse todo.


A las 14:00, la figura de una chica de 19 años se asomaba por la puerta de salida de la universidad.

Iba muy mona vestida.

Se montó en el coche y le sonreí.

-¿Qué tal está mi Cris?

-Cansada -dijo- pero con ganas de trabajar. No me entiendo ni a mí misma.

-¿Qué tal el día? -le pregunté.

-Bueno, podía ir mejor. Larisa hoy no ha hablado conmigo y Helena está empezando a estar más con ella que conmigo. La única que me habla es Chloe.

-¿Y eso? ¿Pero qué le has hecho?

-¡No lo sé! Están muy raras últimamente. Ellas no eran así. A lo mejor he hecho algo y no me he dado cuenta...

Se le notaba estresada, así que y la intenté tranquilizar.

-Escucha Cris. Estás en una universidad de Medicina, deja de preocuparte por gente a la que no le importas nada. Concéntrate en los estudios y quédate con los que de verdad te quieren. No malpierdas el tiempo con personas que no te merecen. Estoy yo, está Chloe. Suficiente. ¿Tú crees que yo tengo amigos con los que salgo o con los que pierdo el tiempo? Los justos, porque si te tengo a ti, a mi familia y a Dios, me es suficiente. Tengo mejores cosas que hacer. Como dice el refrán: mejor solo que mal acompañado.

Pareció pensárselo un buen rato hasta que concluyó en una de esas sonrisas que más feliz me hacían.

No pude decir más porque enseguida llegamos y nos pusimos a comer.

El chico del coche rojo, que parecía llegar siempre a la hora que quería, apareció caminando bruscamente hasta su asiento sin decir ni hola y se puso a trabajar.

Yo, por mi parte, me fui con Cris al restaurante de la empresa y comimos un plato de costillas y patatas bastante grande que me costó terminarlo.

Después de esto fuimos a la Sala de reuniones que estaba vacía porque los empleados estaban comiendo y nos pusimos a charlar sobre lo que ella había aprendido en ese día y, por mi parte, sobre las novedades de la empresa.

Así pasó el tiempo hasta que llegó las 15:00 y volvimos a nuestros puestos.

-Gracias por prepararme el ordenador y todo -me dijo susurrando para no molestar al compañero.

Como ya he dicho, en esa sala muchas veces el silencio era tan incómodo que ni las propias moscas lograban romperlo con el zumbido de sus alas.

Empresario y Ella {EN CURSO}Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt