Capítulo II

42 5 20
                                    




15 de junio de 2023.

Las vacaciones habían dado comienzo y eso significaba convivir con el francés durante mucho tiempo. Durante el periodo en el que estuvo el chico en el pueblo y yo estudiando solía venir a por mí hasta el instituto y en el camino solíamos hablar, el primer día que vino puso la excusa de que tenía que pasear a Sparkie, el segundo más de lo mismo y a partir del tercero ya ni le preguntaba que hacía allí.

Y para ser sincera nuestra relación fue avanzando bastante rápido y para bien, desde que acabé el instituto hace menos de una semana Esteban ha venido un par de veces a mi casa y yo he ido a la suya. Hoy justo ya habíamos terminado de comer y después íbamos a salir un rato con mi grupo a dar una vuelta, para hacer tiempo le dije de subir a mi habitación para ver una película.

—¿Qué es todo eso que tienes escrito en el espejo? —. Preguntó curioso.

—Son palabras con un significado bonito. —. Respondí mientras me dirigía al espejo.

Señalé una de las palabras. Podría decir que mi favorita y se la expliqué.

—Sempiterno significa que durará siempre, ya que, habiendo un principio, no tendrá un fin.

Esteban se quedó en silencio y sonrió mostrando unos pequeños hoyuelos.

—Quiero ayudarte a llenar el espejo con palabras raras. —Rompió el silencio que se había creado mientras mostraba sus dientes con una sonrisa de entusiasmo.

—No son tan raras, algunas más que otras, pero no son raras.

Una risita salió de la garganta del de ojos verdes al no saber que responder.

—¿Vamos a ver al final la película?

Se cruzó de brazos haciendo como que estaba impaciente.

—Pero si has sido tú el que me ha preguntado por el espejo. —. Dije estando indignada.

El chico aprovechó su cercanía a mi cama para lanzarme un ataqué con uno de mis peluches, y no iba a ser menos por lo que iniciamos una pequeña pelea hasta que la cama quedó totalmente desnuda y deshecha, cansados decidimos dar por terminada la batalla y tumbarnos a descansar.

—¿Cuánto nos queda para irnos? —. Pregunté mientras me reincorporaba en la cama.

El moreno se miró la muñeca para ver su reloj y tras ver la hora me contestó

—Una hora.

—Entonces no vamos a ver ninguna película, no nos va a dar tiempo a nada. —. Dije mirándole a los ojos.

Volví a recostarme del todo en la cama y suspiré aburrida.

—¿Tienes el uno? —. Cuestionó mientras se sentaba en la cama y me miraba.

—¿Sabes que ese juego rompe amistades?

—Tú tranquila, soy el mejor jugador de uno de Europa, no habrá ningún rencor. —. Dijo en un tono egocéntrico mientras me sonreía.

—Idiota.

Dije en un susurro mientras me levantaba de la cama para dirigirme hacía la cómoda donde guardaba todos los juegos de mesa. Al darme la vuelta con la caja de las cartas ya en la mano pude ver al chico con los ojos cerrados por lo que me acerqué a ver si se había quedado dormido. En cuanto me acerqué unos brazos me rodearon y me tiraron en la cama, por inercia cerré los ojos y en cuanto los abrí pude ver los ojos de Esteban con mucho más brillo y color que nunca, en su rostro tenía una gran sonrisa, como si estuviese tramando algo, y no estaba del todo equivocada ya que comenzó a hacerme cosquillas. Estoy comenzando a pensar que lo de este chico con las cosquillas ya es algo personal. 

Quinta estrella a la derechaWhere stories live. Discover now