Capítulo V

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27 de mayo de 2023.

POV Étienne.

Me estoy comenzando a cansar de que todos los veranos nos la pasemos en diferentes países o ciudades. a mamá siempre le ha gustado viajar, y a papá más de lo mismo.

Este año no ha sido la excepción, pero la idea de visitar sitios nuevos ha cambiado por la idea de recordar viejos momentos, o eso es lo que ha dicho mi madre mientras que nos empujaba a mi padre y a mí con las maletas hacía el coche. Al par de unas horas entramos en España y más o menos a la hora y media habíamos llegado al pueblo de mamá.

—Ahora nos vamos a ir a comer con una vieja amiga y su familia, durante el viaje he hablado con ella y en una hora hemos quedado así que venga, subir a prepararos. —. Dijo en cuanto abrió la puerta de la casa.

Según me ha contado mi padre mientras caminábamos hacía el punto donde habíamos quedado yo hace muchos años cuando apenas tenía unos tres o cuatro años ya había visitado el pequeño pueblo. después mamá le siguió en la conversación y me contó que la hija de su vieja amiga aparte de tener mi edad también la había conocido en ese verano.

La amiga de mamá y su marido llegaron en cuanto posamos un pie en la esquina de un parque, donde justo comenzaron a hablar de muchas anécdotas de cuando Maya —Así me ha dicho mamá que se llama la chica— y yo éramos unos niños. Mi mirada buscaba a la chica fue en vano, la mujer de cabello casi canoso dijo que iba a tardar un poco ya que aún no había terminado de preparase.

—Has llegado tarde. —. Dijo la señora a la vez que se cruzaba de brazos.

—Pero he llegado.

Mi mirada cambio de lugar y pasó de estar posada en el suelo a buscar aquella voz. Le pertenecía a una chica un poco más baja que yo, sus ojos eran azules, muy brillantes, en cierta manera me recordaban a los míos, su cabello era rubio y ondulado le llegaba hasta la parte baja de la espalda.

—Tú debes ser la famosa Maya. —. Dijo mamá regalándole una sonrisa.

—Es un gusto conocerla. —. Dijo.

—El gusto es mío. —. Tras una pequeña pausa volvió a hablar. —Él es mi hijo Étienne, tiene 16 años.

Le interrumpí.

—Mamá me puedo presentar yo solo. Me puedes llamar Esteban, es la traducción de mi nombre.

Extendí mi mano a modo de saludo.

—Supongo que tendremos tiempo suficiente para conocernos ¿Cuántos meses vais a estar? —. Dijo a la vez que soltaba mi mano.

—Estaremos hasta finales de agosto.

—Bien tendré tiempo de sobra para enseñarte el pueblo, además vas a estar para las fiestas.

—¿Qué tan interesantes son esas fiestas? —. Pregunté curioso.


La chica me interesaba un montón durante la comida no se calló en ningún momento, me habló sobre las fiestas del pueblo, sobre sus amigos e incluso habíamos hecho planes para cuando ella terminase el curso.

Algo que hacía mucho era asignarles colores a las personas y ella nada más verla era un tono azul, pero no un azul cielo o cualquier tipo de azul que estamos acostumbrados a ver, ella era un azul índigo, en cambio yo era del otro tipo de azul, ¿el cambio? el azul aporta energía y fuerza, ella también lo hace, pero de una manera totalmente distinta, ella tiende más a ayudar y a consolar.

Sus ojos me tenían hipnotizado, su voz era una escala de notas musicales que no podía a llegar a percibir muy bien, pero siempre que me perdía en su mirada algo me decía que iba a ser alguien importante para mí en muy poco tiempo. Por lo que en ese mismo momento decidí que el lunes iba a ir a buscarla a su instituto con la excusa de que iba a pasear a Sparkie.

Quinta estrella a la derechaWhere stories live. Discover now