Capítulo I

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5 años después.
Maya.

Mi pareja y yo estábamos yendo al gran premio de España en Barcelona de fórmula 2. Siendo sincera no sé qué hacíamos allí solo sabía que le habían invitado a él y que podía traer a alguien. Se llama Asier, lo conocí hace cuatro meses yendo a la facultad, él estudia medicina y yo estoy en ADE, él esperaba a su mejor amigo, una coincidencia que estudiásemos en la misma clase, por eso fuimos quedando a solas hasta establecer una relación. Estoy feliz de conocerlo, aunque hay veces que de mi cabeza no salen los ojos de Esteban, su voz la he olvidado al completo, pero sus ojos permanecen en mi cabeza, y muchas noches cuando estoy a punto de dormir escucho su risa.

Llegamos al garaje de la escudería del amigo de Asier, este nos recibió justo antes de ponerse el casco para meterse en el coche.

¿Sabéis ese sentimiento de ver a una persona desconocida y conocer su pasado entero? Bien, me está sucediendo ahora mismo.

Unos ojos verdes se cruzaron en mi camino, quizá fue al revés, quizá la que se ha cruzado esta vez en su camino he sido yo. Él caminaba hacia el garaje contiguo donde estaba junto a mi pareja, yo estaba parada viendo cómo los otros dos chicos se despedían. Étienne se quedó un par segundos mirándome hasta que le llamaron para que se subiese al coche.

Agité la cabeza tratando de evadir los recuerdos y pensamientos que inundaron mi mente tras verle de nuevo.

—Tenemos que ir a la zona en la que están los ingenieros, cariño. —. Dijo en un tono de voz dulce.

—Claro. —. Dije para después seguirlo agarrada a su mano.

Mentiría si dijera que estuve atenta durante todas las prácticas uno, en mi cabeza solo vagaba su nombre y su rostro, él había cambiado bastante durante estos cinco años, su pelo ahora estaba un poco más corto que antes, pero seguía igual de desordenado que hace unos años. En cuanto la practica terminó los coches regresaron a los garajes y los pilotos salieron a hablar con los mecánicos e ingenieros.

En cuanto terminaron ambos pilotos se acercaron a donde estábamos mi pareja y yo para presentarnos y hablar durante lo que les quedaba de tiempo.

—Chicos él es Étienne. Étienne ellos son Asier y Maya. —. Dijo Miguel presentándonos.

—Un gusto. —. Dijo Asier mientras le daba la mano.

La mirada de Étienne no se separaba de la mía y cuando le fui a dar la mano él habló.

—Podéis llamarme Esteban. —. Dijo a la vez que correspondía mi saludo.

—Que pasada. —. Habló otra vez Miguel mientras se fijaba en nuestras muñecas. —Lleváis la misma pulsera los dos.

En cuanto dijo esto los dos soltamos nuestras manos y nos tapamos la muñeca instantáneamente.

—Es una coincidencia, ¿verdad Maya? —. Dijo el moreno.

Su voz había cambiado radicalmente siendo este otro signo de que ambos habíamos crecido.

—Eso creo.

Asier nos miró extrañado y luego para romper el silencio que se había generado decidió hablar.

—Maya no se si sabes la verdadera razón por la que te he traído aquí, pero quiero que sepas que este domingo cumplimos 3 meses estando juntos y quiero que sepas que estoy muy feliz de estar contigo.

¿Qué demonios le ha picado a este chico ahora mismo? Sin saber cómo responderle me sonrojé y agarré su mano para acariciar el dorso de esta.

—Os adoro mucho como pareja, pero dejar a los demás ser felices sin pareja. —. Dijo Miguel interrumpiendo a Asier.

Por un momento Miguel me ha caído bien y mira que no le soporto mucho ya que hay veces que no puede mantener su boca cerrada. Por otra parte, Esteban estaba bastante callado mirando de muy mala manera a Asier.

Pasado el tiempo volvieron a llamar a ambos pilotos para que volvieran a subirse a sus respectivos coches.

Esteban me lanzó una última mirada antes de irse y miles de sentimientos volvieron a mi como si se hubiesen marchado con él y ahora que lo vuelvo a ver volviesen a mí.

—¿Lo conoces? —. Preguntó Asier mirándome a los ojos interrogante.

—¿A quién?

Traté de hacerme la loca para que no me preguntase por el otro chico.

—Étienne, ¿lo conoces? —. Volvió a preguntar.

—No, es la primera vez que lo veo.

—¿Cómo es que tenéis la misma pulsera?

—¿Acaso esto es un interrogatorio? —. Cuestioné algo irritada.

—No me quieres contestar así que lo haré por ti. Claro que lo conoces, lo he visto en cómo os mirabais el uno al otro, vuestras miradas brillaban, y para tu información jamás he visto tus ojos brillar tanto. —. Cada que pronunciaba una palabra alzaba más su voz.

Nos fuimos a un lugar más alejado para hablar las cosas.

—¿Qué pasaría en el caso que fuese cierto que nos conozcamos? —. Pregunté en un tono de voz mucho más tranquilo de lo que él estaba.

—Pues que me estarías mintiendo.

Se acercó amenazante a mí sin despegar su mirada de mis ojos.

—Si te hubiese dicho la verdad te hubieses puesto celoso y no quería eso.

—¿Acaso no confías en mí? —. Preguntó.

—El que no confía en mí eres tú, siempre te pones celoso

—Tienes que entender que trato de cuidarte. —. Dijo pasando un mechón de mi cabello tras mi oreja.

Me alejé de él y fui directa a las pantallas donde uno de los ingenieros me dejo unos cascos para poder escuchar lo que decían por la radio.

Asier me siguió a regañadientes y se puso de mala gana los cascos. Los libres dos terminaron y tras un par de entrevistas que le hicieron a Miguel, Asier se fue a hablar con él dejándome a solas en el garaje del español.

Al darme la vuelta para salir a dar una vuelta y ver el ambiente me choque contra el pecho de Étienne sin querer.

—Lo siento. —. Dije algo nerviosa evitando mirarle.

—¿Tu novio te ha dejado sola? —. Dijo en un tono de voz inusual.

—No uses ese tono, parece que estas enfadado. —. Dije esta vez mirándole fijamente.

—No me gusta para ti.

—¿Acaso te tengo que hacer caso? Me dejaste sola y no viniste ni un solo verano a verme. —. Dije a la vez que mi voz se quebraba al recordar todos aquellos veranos en los que le esperé.

—Porque me estaba centrando en mí, en mi futuro.

—Eso no es razón para dejar de comunicarte conmigo. —. Dije al borde del llanto.

—Estás haciendo un drama. —. Dijo y en el momento que terminó de hablar al darse cuenta de lo que dijo se arrepintió.

Justo se estaban acercando Asier y Miguel por lo que me seque el par de lágrimas que habían salido de mis ojos.

—Parece que os habéis caído bien. —. Dijo Miguel.

—Sí, Esteban es un chico muy majo, pero creo que ya es hora de irnos, ¿no lo crees, Asier? —. Agarré su mano mientras hablaba.

—Claro, ¿nos vemos mañana? —. Les preguntó a ambos chicos a lo que estos asintieron mientras se despedían de él con un apretón de manos.

Quinta estrella a la derechaWhere stories live. Discover now