Capítulo III

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Étienne.

No puedo expresar la cara que se me ha quedado en el momento en que he visto a Maya agarrada de la mano de un chico en el garaje de mi compañero. Adelanto que no es muy buena, y entre que no he dormido nada bien, y la razón de ello es la chica que tengo ahora delante de mí echándome en cara todo lo que he hecho mal durante estos años.

—Estás haciendo un drama. —. Dije aun sabiendo que ella tenía razón.

Me fijé en como Maya se secaba algunas lágrimas que caían de sus ojos y cuando me quise acercar para abrazarla la voz de Miguel nos interrumpió.

—Parece que os habéis caído bien.

—Sí, Esteban es un chico muy majo, pero creo que ya es hora de irnos, ¿no lo crees, Asier? —. Dijo Maya mientras agarraba la mano de su novio.

—Claro, ¿nos vemos mañana? —. Nos preguntó a Miguel y a mí. Antes de irse nos dio un apretón de manos.

Suspiré pesadamente y decidí ir a mi garaje a guardar todas mis cosas y atender a lo que los mecánicos decían sobre las mejoras del coche, tras estar un par de horas en el garaje podía regresar a casa. Dispuesto a irme subí a mi coche para tomar rumbo al pequeñito pueblo de Barcelona con intención de irme a descansar para la clasificatoria de mañana.

Somebody that I used to know sonaba en la radio y yo acompañaba a la melodía dando golpes en el volante. 

Ya entrando en el pueblo me encontré con una silueta de una mujer a lo lejos baje la velocidad del coche, en cuanto llegue a su altura pude apreciar a Maya caminar hacia el pueblo. Bajé la ventanilla y comencé a hablar.

—Sube. Te llevo a casa.

—Déjame. —. Dijo sin mirarme.

—Subes o te subo a la fuerza. —. Digo a la vez que paro el coche y abro la puerta, dispuesto a salir.

La chica se giró a verme y al ver que ya había parado decidió subirse.

—Pensaba que te iba a dejar tu novio en casa. —. Dije sin ninguna mala intención.

—Lo has dicho, iba. Hemos discutido en el coche y me ha dejado tirada hace una media hora. También se ha quedado mi móvil. —. Dijo cabizbaja.

Apreté con fuerza el volante y mantuve mi vista puesta en la carretera porque ya había arrancado.

—Es un capullo.

—Tú también lo eres. —. Contestó de mala gana.

—Yo no te dejaría tirada en medio de una carretera. —. Dije mirándola de reojo.

La chica se quedó en silencio y se puso a mirar a la ventanilla sin hacer mucho caso. A todo esto, la canción que estaba escuchando antes aún seguía sonando y en la parte del estribillo, Maya cambió de canción mientras que sus ojos estaban algo llorosos.

—¿A dónde quieres ir? —. Pregunté nada más entrar al pueblo.

—A cualquier sitio menos a mi casa. —. Dijo secándose las lágrimas.

—Ven a mi casa. Tengo sitio de sobra y no me molestas. —. Dije cambiando el rumbo para ir directamente a mi casa.

—¿Está Sparkie? —. Preguntó de manera tímida.

—Sparkie se ha quedado con mis padres. No quería someterlo a tanto estrés por los viajes. —. Mientras hablaba estaba aparcando con cuidado.

—Sabes, es raro volver a estar a solas contigo. —. Hizo una pausa antes de continuar. —Además de que antes nuestra manera de movernos a cualquier lugar era en las bicicletas que tenía guardadas en el garaje, que vayamos ahora en un mismo coche y que conduzcas tú es demasiado raro. —. Cuando terminó de hablar yo ya había apagado el coche y me había girado para verla hablar. Sus ojos volvían a brillar aun que era poco perceptible porque la única iluminación que había dentro del coche eran las luces de las farolas. Sólo me límite a sonreír a la vez que colocaba un mechón de su cabello detrás de su oreja.

Quinta estrella a la derechaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon