💮Pequeño incidente🐲

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Alguna vez se hubieran imaginado que el príncipe del tormento y heredero del infierno, quien era temido por todos en su reino. Estuviera castigado con las pompis adoloridas y sentado en un rincón. Bueno pues eso precisamente es lo que pasó los días posteriores a mi llegada a la casa de Madelein.

No entiendo este mundo y mucho menos sus reglas, eso me tenía demasiado frustrado y es que en casa todo lo que me gustaba hacer aquí está prohibido.

Después de la primera noche en casa de Madelein desperté con toda la intención de disfrutar fuera, me levanté y bajé cuando aún todos dormían. Fue bastante sencillo ya que a un lado mío estaba Samu y también Madelein, tenían el sueño un tanto pesado.

Llegué abajo para ver qué es lo primero que podía aprender, mis manos tenían ansias de jugar y lo primero que hice fue salir de casa. Llegué a la puerta de atrás para abrirla y cuando está se despegó un ruido empezó a sonar alertando a todos en casa.

-¡Pero qué está pasando! -gritó Madelein llegando a la escalera viendo a un niño en pijama con el dedo en la boca y la puerta un tanto abierta- Lucy, qué haces ahí, no puedes salir sin permiso.

El regaño fue claro y directo, ahí solo quedó en una llamada de atención junto a mi desilusión de jugar.

Un día después quise jugar con Samu, ya estábamos cambiados y en el patio después del desayuno. Lo que más me gustaba jugar eran las luchitas, me lancé encima del peliblanco y ambos terminamos rodando en el patio, eran risas lo que soltaban nuestras boquitas hasta que Madelein interrumpió.

-¡No, su ropa nueva! -dijo molesta Madelein saliendo a donde estábamos y sin perder tiempo nos regañó a ambos, diciendo que necesitábamos bañarnos.

Nos llevó a los dos dentro y en el cuarto de baño continuó reclamando por que nos ensuciamos, claro que interrumpí diciendo que solo jugábamos. Ella enojada nos dijo que para empezar no debíamos jugar así, era peligroso. No entendía a qué se refería y no pude ocultar mi molestia, solo trate de ignorarla.

A pesar de todo nos bañó, vistió y nos dejó un rato jugando en la sala. Después de eso un regaño vino porque tomé uno de los libros para agarrar unas hojas y enseñarle a Samu como hacer figuras. Se imaginan que termine regañado y castigado en un llamado "tiempo fuera".

Lo que rompió todo fue que al día siguiente yo quería desayunar algo de carne, cosa que a Madelein no le pareció dándonos lo que ella quiso, me tenía un tanto fastidiado ya.

No les había contado que cuando suelo enojarme, mis poderes a veces pierden un poco el control y mientras veía una película con Samuel, mi cabecita no dejaba de darle vueltas a los regaños. Mi única forma de lidiar un poco con eso fue jugar con mis manos que dejaron salir un poquito de fuego de color azul.

Samuel me miró sorprendido y se acercó un poco, mirando las pequeñas flamas que danzaban en mi mano con la figura de un pequeño dragón. Para hacer eso tenía que concentrarme mucho o podía perder el control.

-Woaw -soltó la boquita de Samu acercando su mano y tocó al dragón. No me di cuenta cuando éste estalló en la mano de mi amigo haciendo que soltara un grito de dolor. - ¡Ay duele!

No me había dado cuenta que había intentado tocar la llama o le hubiera advertido que a él si le lastimaría, pero ya era tarde. Mi amigo estaba dando saltos gritando y llorando, me asusté mucho al verlo así y sin querer toque un cojín de la sala haciendo que este también se empezará a quemar. Lo tomé agitándolo, tratando de apagarlo, aunque hubiera sido más fácil absorber las llamas, pero en ese momento no lo pensé.

-¡Por la santa madre! -apareció Nani viendo el caos en la sala, ella sin tiempo que perder tomó el cojín llevándolo a la cocina.

-¿Pero qué sucede? -preguntó alterada Madelein por los gritos de Samu y fue a ver qué pasó. Samu solo le dijo que lo había quemado y ella me miró bastante enojada.- Lucifer, ¡¿pero qué carajos pasa contigo?!

Lucy "Destino"Where stories live. Discover now