🏰Un instituto celestial!?

109 10 7
                                    

El camino de vuelta se me hizo muy corto por los nervios de pensar en lo que pasaría cuando viera a Madelein, ¿acaso me castigaría? Me gritaría o tal vez me mandaría lejos de Samuel. Puedo decir que por primera vez me sentía preocupado de lo que fuera a pasar.

Alister condujo durante un buen rato y habló hasta que por fin Samuel se durmió, deteniéndose en una gasolinera.

-Bueno, ahora que el bebé se durmió, ¿Dime que es lo que planeas? -se giró a verme con una mirada intimidante-, los demonios no suelen traer nada bueno entre manos.

Sus ojos se quedaron viéndome como uno de los cazadores de aquella noche, eso tenía que ser...

-Pues aunque no lo creas y cosa que no me importa, solo quiero proteger a Samuel -le devolví la mirada retándolo a hacer lo que fuera que tramaba.

El ambiente de la nada se puso tenso, frío y un tanto peligroso, solo miraba sus manos por si intentaba sacar algún arma. De pronto exhalo fuerte para por fin responder.

-Muy bien, eso es todo lo que quería saber -se giró al camino para arrancar el auto.

-¿De verdad es todo? -me quedé extrañado, me asomé lo más que pude del asiento.

-Sí, no considero que estés mintiendo y además nunca había visto que un demonio acabará con otro, por salvar a alguien -su aroma y sentir cambiaron por completo, no sentía peligro alguno.

-Oye... no puedes irte así como así -me acerque a tomar el asiento que apenas alcanzaba por el cinturón del pequeño asiento.

-¿Pasa algo niño? -se giró de nuevo a mirarme.

-Si... -tome aire -quiero hacer pipí... -apreté las piernas.

Una sonrisilla salió de la cara de Alister y volvió a apagar el auto para salir y luego sacarme de atrás.

-Bueno, pequeño por aquí no pasa, nadie solo apunta y dispara -Me bajo al suelo junto al auto.

No quería perder tiempo en analizar si eso estaba bien, solo desabroché el pantalón y lo dejé caer para luego hacer lo mismo con el calzoncillo que traía. Mis pompitas estaban al aire y con cuidado tomé mi pajarito para empezar a dejar salir el pipí a un lado de la llanta.

Sentí un gran alivio al vaciar mi pequeña vejiga, que para mi suerte era un tanto más difícil de controlar como humano. En cuanto termine de hacerlo, Alister se acercó.

-Oye, no me mires cuando hago pis -reclame al verlo acercarse.

-Solo quiero que te asegures de dejarlo limpio o tu mami me mataría -extendió su mano con una toallita húmeda como las que tenía Madelein.

-Yo puedo, sólito, gracias -tome la toallita para limpiarme con cuidado, tal y como Madelein... me dijo.

Un recuerdo peculiar vino a mi cabecita de cuando Madelein se acercó para enseñarnos a limpiar el pajarito; según lo que entendí es que si se dejaba sucio se lastimaba y ese día todo terminó en risas cuando a Sam le pasaron la toallita, no pudo controlar a su pequeña cosita que comenzó a hacer pipí después de pararse a saludar.

No podía creer que recordará algo así con ella y es que dentro mío sabía que aún y con todo los castigos o regaños, sí había una parte que la extrañaba un poquito.

Después de mi parada técnica continuamos el camino hasta la casa de Madelein, quien precisamente nos esperaba en la puerta de la entrada y cuando vio la camioneta se acercó con las manos en el pecho. No esperé ni a que me soltaran el cinturón, me baje y abrí la puerta, el aire sopló acariciando mi cabello. Madelein se detuvo frente a la puerta viendo cuando baje, no sabía cuáles eran sus intenciones...

Lucy "Destino"Where stories live. Discover now