Divorciados [Harco]

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Potter es un impulsivo y Draco solo quiero perderse bajo tierra. 

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"Así solucionamos las cosas cuando peleamos. Así naciste tú, Lily. Un abrazo, un beso, frotación y después sexo. Que bueno que llegaste al abrazo, sino no podría detenerme" quería decir Draco, pero no podía. Que él no supiera hacer otra cosa después de pelear con Potter no era algo que sus hijos tuvieran que saber.

Lily los miró, entrecerrando los ojos al no recibir respuesta:

—James dijo que estaban peleando, que ni siquiera se dieron cuenta de su presencia —Lily continuaba mirándolos fijamente.

Oh. O sea que James, que de repente había aparecido con Lily, pasó por la sala y ellos no lo habían visto. Draco se sintió una mierda. Miró a su hijo, que parecía como si encontrar a sus padres abrazados fuera lo más chocante del mundo.

—¿Papá? —James estaba a su lado, con su mirada preocupada—. ¿Estás bien?

Draco tomó aire.

—Estupendamente —contestó. Se aclaró la garganta—. Estoy perfectamente. No te preocupes.

—¿Y qué estaban haciendo? —insistió Lily.

—Bueno... Bueno, Potter y yo... Estábamos hablando —discutiendo—, hablábamos sobre... esto que está pasando —dijo, señalando a su hija—. Y, eh...y... Y...Y...

—Y tu papá —intervino Potter—, se ha echado a llorar. Malfoy está muy afectado por tu comportamiento, Lily —continuó Potter, pasándole el brazo por los hombros y dirigiéndose a Lily con la mejor de sus sonrisas—. Él solo necesitaba un hombro sobre el que llorar, ¿no es cierto, Malfoy?

—Sí, es cierto —respondió con una sonrisa. O el intento de una. ¿Qué otra cosa podía decir? Harían creer a sus hijos que si pensaron que estaban haciendo algo más que abrazarse era solo una ilusión. Afortunadamente, su erección había bajado. No había evidencia de la frotación.

—¿De verdad? —James los miró con cautela. Lily los miró con una sonrisa triste asomando en sus labios.

—Lo comprendo —dijo su hija—. Ha sido una estupidez por mi parte pensar... Yo, bueno, cuando los ví... pensé... que se habían besado —sus mejillas se sonrojaron—. Oh, no importa.

—¿Besándonos? —preguntó Draco con una risa falsa y se apartó cuidadosamente de Potter—. ¿Que nos has visto besándonos a Potter y a mí?

—Ajá —Lily respiró hondo y se acercó al sofá donde se sentó—. Besándose. En fin, escuchándolos, viéndolos, está claro que es una estupidez casarse cuando cualquiera que tenga un poco de cabeza puede darse cuenta de que es un error. Los matrimonios nunca duran, todos lo sabemos.

—Lily —James se alejó para sentarse con su hermana—. Las cosas no tienen por qué ser así —le tomó las manos.

Draco suspiró y también se acercó a su hija.

—Lily, tienes que dejar de decir eso. Has sido lo suficientemente inteligente como para enamorarte de un hombre bueno, increible... con mucho futuro, que se derrite cada vez que te ve —miró a Potter con expresión que decía que debía colaborar.

—Y en cuanto lo que has dicho de que nos has visto basándonos —empezó Potter. Draco quería golpearlo. ¿Por qué volvía a traer ese tema? Pudo ver a James tensarse, él no había sido engañado—, tienes razón: estábamos besándonos.

—¿De verdad? —Lily estaba anonadada.

—Absolutamente —dijo James. Draco no supo si estaba siendo sarcástico o qué, él, en cambio, estaba queriendo desaparecer de la tierra.