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Nota: Sigo sin teclado. 

***

Draco presencia el juego del equipo de Potter cuando la catástrofe ocurre

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Al día siguiente, su hija Lily les cayó de sorpresa con Vincent, muy temprano. Los cuatro terminaron desayunando en la barra del hotel mientras conversaban educadamente.

—Anoche estuve por red flú con James —dijo Lily—, dijo que le enviaste entradas al partido, padre —Draco miró a Potter.

—Sí, a Scorpius y a Albus también. Y creo que a ustedes les di las suyas hace meses —Lily sonrió—. Antes de saber que te casabas.

—Sí, y ahí estaremos. Es parte de nuestra luna de miel. Estoy segura que mis hermanos también vendrán.

Draco frunció el ceño. Él también tenía una entrada, la recibió cuando se enteró que debería quedarse para extender la mentira un poco más por tener a su hija visitando el hotel o el estadio por sorpresa.

—También vendrán todos los Weasley —agregó Potter.

—Lo sé, tía Ginny es entrenadora también —Su hija entonces lo miró con un brillo especial en los ojos que a Draco no le pasó de ser percibido, pero él tenía mejores cosas que hacer. No estaba callado porque sí, no, estaba haciendo su mejor esfuerzo en no hacer ni una mueca al sentarse, ni al moverse. Tal vez los cuarenta que tenía estaba cobrándole la gracia del día anterior.

En cuanto su hija se fue, Draco huyó a la habitación y lo primero que hizo al llegar fue acostarse boca abajo sobre la cama de forma urgente.

—¿Draco?

—Cállate, esto es tu culpa —lloró.

Harry, héroe como siempre, salió corriendo a la primera farmacia muggle que encontró. O de nomagos como le decían por allí. Cuando llegó, le puso algo sobre la mano. Al ver una pastilla, Draco dudó muchísimo. ¿Por qué una farmacia muggle? Estaba seguro que en algún lugar de Seattle debía de haber algún Callejón Diagon. Miró a Harry. Al menos estaba preocupado por él, eso ya era mucho. Al final, se tomó la pastilla muggle.

La cosa hizo efecto dos horas después.

¡Una mentira total!

Cuando Draco intentó ponerse de pie, supo que la medicina muggle, o nomagica, era una porquería.

—¿Tú no tienes que irte? —preguntó malhumorado, aun boca abajo sobre la cama.

Harry negó.

—No, Ginny puede sola con el equipo, me quedaré en el hotel, contigo.

Draco no lo dejó pasar e intentó persuadirlo de que se fuera. Si quería compensar era un poco tarde.

—Ve, eres casi su jefe. El sponsor. Ese equipo es tu dinero.

Harry sacudió el rostro otra vez.

—Nunca lo hice por dinero, Draco.

Aquello pilló a Draco por sorpresa, Potter no tendía a admitir cosas, que lo hiciera le llevó a recordar la razón por la que Potter estaba en el Quidditch: Erróneamente, por él. Pero ya no estaban juntos, por lo que Draco se cuestionó la razón actual de estar en el Quidditch.

—Potter...

—Por ti —se apresuró a decir Harry—. Por más separados que estemos... tus equipos desaparecieron —si, las Arpías no existían más y su otro equipo tampoco—, y yo...

Divorciados [Harco]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ