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Cuando Draco empieza a decir todo lo que ha callado, no puede parar. 


7

Harry despertó unas horas después. Estiró el cuerpo que acompañó con un bostezo. ¿Dónde estaba? Entonces lo recordó. Estaba en el hotel, y no se encontraba sólo. Se quedó completamente quieto. ¿Dónde estaba Malfoy? Abrió despacio los ojos y miró a su lado. En su cama se encontraba sólo él. Giró, fue cuando lo vio. Malfoy dormía en el sillón. Lo invadió un sentimiento de ternura casi insoportable. De repente, Malfoy empezó a sacudirse y Harry se levantó de golpe.

¿Seguía teniendo pesadillas? Imposible. Achicó la distancia que los separaba.

—¿Malfoy? —lo movió.

—¡No! —exclamó en sueños Malfoy, acompañado con un sollozo, respirando de repente con dificultad—. ¡No!

¡Mierda! Harry se arrodilló:

—Malfoy, despierta. Es hora de despertar. Estás a salvo, Malfoy —¿Serían las pesadillas en la sala de menesteres, cuando su compañero de casa invocó el fuego maldito? ¿Serían los días, semanas en Malfoy Manor con Voldemort escondido allí? —. No estás en la sala de menesteres ni con los mortífagos —respiró hondo—. Draco, estás a salvo.

Malfoy abrió los ojos de golpe. Harry vio el terror en sus ojos observando asustado a todos lados antes de percatarse de su presencia y retorcerse, alejándose un poco sobre el sofá. Recuperó el aliento unos segundos después.

—Lo siento —se pasó las manos por la cara y por el pelo, sacando restos de sudor frío—. Supongo que me he quedado dormido.

—Y al parecer tenías una pesadilla —Harry vaciló—. Pensé que habías dejado de tenerlas. ¿Son de la guerra? —una pregunta estupida. Claro que eran de la guerra. Aún así, Malfoy sacudió la cabeza.

—No. Descuida... —Entonces, Malfoy se puso muy pálido y Harry lo vio levantarse, casi enredándose en sus propios pies antes de desaparecer en el baño. Segundos después, escuchó sus arcadas, las cuales de pronto se callaron. Harry reconoció la magia. Un hechizo silenciador de habitaciones. Harry estaba seguro que Malfoy le había mentido. Eran las pesadillas de siempre. Se puso de pie, planteando golpearle la puerta. ¿Cuándo habían regresado las pesadillas de Malfoy?

***

Draco estaba prácticamente sobre el inodoro. El sudor frío le caía por el cuello.

Mierda.

Estaba harto de estas pesadillas. Siempre las mismas. Se dijo a sí mismo que debía tranquilizarse, contar hasta diez, hasta veinte de ser necesario. Tenía que concentrarse en encontrar la paz. La guerra había terminado.

Sí, tenía la marca tenebrosa en su brazo, pero ya no ardía, ya no debía tocarla y llamar a nadie, ya no había amenaza para sus padres ni para él. Voldemort ya no buscaba en su mente una debilidad. No tenía que esconder su secreto de que amaba a Potter y eran pareja. Ya no estaba en esa maldita sala de menesteres, intentando evitar que Goyle y Crabbe hicieran una locura, todo para mantener a salvo a Potter. El fuego maldito tampoco era una amenaza, Potter había vuelto por él.

Sí, Crabbe había fallecido en aquella sala, pero Potter estaba a salvo, él estaba vivo y tenía cuatro hijos. Devolvió otro poco más mientras se inclinaba sobre el escusado. Tomó aire, lo contuvo y soltó. Una vez. Dos. Tres. Cuatro.

—Maldita sea —exclamó con otra arcada.

Unos golpes en la puerta interrumpieron cuando ya se sentía mejor. Sacó el hechizo y salió.

Divorciados [Harco]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu