— ¡JIM! — El día empezaba con un llamado de atención del de anteojos al alto.
-— ¿Qué sucede?
— No es gracioso. — Dwight hablaba seriamente. — ¿Qué hacen mis cosas ahí? — Señaló a la máquina expendedora, la cual en vez de tener comida, tenía las pertenencias del granjero.
— Oh, eso es extraño. — Se acercó más a la expendedora. — Un dólar por la engrapadora, eso está muy bien, es barato.
— No tengo por qué pagar por mis propias cosas. Sé que hiciste esto probablemente con Carter porque son amigos del tipo de la máquina. — Acusó Schrute.
— ¿Quién? ¿Steve?
— Sí, Steve.
Melody entró al cuarto a actuar para la broma.
— ¿Qué quiero? ¿Qué quiero? — Fingió indecisión la rubia contemplando las opciones de la expendedora. — Oh, un portapapeles.
Dwight le dió unos golpes a la máquina antes de darse cuenta de que su compañera de trabajo ya había puesto dinero dentro.
— No, no, no, ese es mi portapapeles. — El de anteojos se dirigió a la vendedora.
— No estaría segura de eso, acabo de comprarlo.
— Yo sí estoy seguro de eso y ahora vas a entregármelo.
— Me encantan los portapapeles. — Dijo ella a Jim, retirando el objeto de la expendedora e ignorando el comentario de Dwight.
— Bueno, está bien. — Se rindió Dwight, sabiendo que su única oportunidad de recuperar sus cosas era comprando. — ¿Dónde está mi billetera?
— Ahí está, J1, en la máquina. — Le señaló Halpert. — Aquí hay monedas. — Entregó una pequeña bolsa llena de monedas, comprar con aquellas demoraría bastante.
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— Hola a todos. — Se adentró el gerente a la oficina.
— Buenos días, Michael. — Dwight fue el primero en responder.