JIM, MEL Y PAM estaban teniendo una agradable conversación matutina hasta que el teléfono comenzó a sonar.— Dundder Mifflin, habla Pam. — Atendió la recepcionista.
— Pam, soy Michael, necesito ayuda ahora mismo, estoy herido, me hice daño. ¡Dios mío! — El jefe sonaba desesperado en la llamada.
— Está bien, espera. — Por la expresión de Pam se puede deducir que se llevó un susto al escucharlo así.
— Esto no se ve bien, Pam.
— ¿Michael, pido una ambulancia?
— ¡No! Ven a buscarme.
— Está bien, espera, dijiste que estabas herido.
— Estoy herido, me lastimé mi pie.
— Pam, ¿Qué sucede? — Preguntó Mel.
— Quiero ir a trabajar pero necesito que vengas a buscarme. ¡Dios mío!
— Oye, Michael, está bien, soy Jim. Solo repite en voz alta lo que te sucedió. — Jim intercedió y lo puso en altavoz, algunos empleados se acercaron a oír para estar al tanto.
— De acuerdo, me quemé el pie con mi parrilla eléctrica y ahora necesito que venga alguien a llevarme al trabajo.
—¿Te quemaste el pie en una parrilla eléctrica? — Preguntó incrédulo el alto.
— ¿Pam, puedes venir a buscarme?
— Debo quedarme a atender el teléfono.
— ¿Puede alguien venir a buscarme, por favor? ¿Ryan? — El novato retrocedió al escuchar la petición del gerente
— Michael, debes quedarte en casa a descansar. — Aconsejó Phyllis.
— No hay papel higiénico, dile a Ryan que traiga papel higiénico. ¿Puedes decírselo?
— No creo que Ryan quiera... — Avisó Pam.
— ¿Oddy? ¿Puedes venir?
— Sí, seguro, si realmente estas lastimado creo que debería pero hoy no vine en mi auto así que no tendría forma de transportarme...