Prólogo

3.3K 259 157
                                    


Con algo de esfuerzo, Ranpo se levantó de su silla y dió un par de vueltas alrededor de su escritorio, con un Kani Pan en su boca.

Hacía semanas que repetía aquella vuelta a su escritorio, todos los días, en distintos horarios. Se volvió rutina para Ranpo, algo que se le dió de forma natural, a diferencia de la agencia, que sacó conclusiones y armó un rompecabezas en sus cabezas para averiguar el porqué.

  —¿Te sientes bien, Ranpo?, ¿Necesitas que te ayude con algo?

  —Atsushi, ¡¿Qué es lo que sucede?! Kunikida se acerca y se encarga de la mayoría de mis obligaciones como detective, resolver casos. Dazai cada que me ve intenta hacerme reír, no se va a ninguna parte si yo no correspondo a sus intenciones con una risa. Las chicas, incluía Yosano, me incluyen en sus charlas, chismes y temas de novios, ¡Soy una chica más a los ojos de ellas! Kenji no deja de mirarme, y me sigue a todos lados, ¡Cómo si me estuviera protegiendo de algo! Y ahora tú, Atsushi. ¡¿Por qué vienes cada media hora a preguntarme si estoy bien?!

  —Ranpo. ¿Haz considerado o examinado tu nuevo comportamiento y actitudes en estas últimas semanas? -Kunikida intervino.

  —¿Perdón?

  —Ciertamente puedes saber todo de los demás con solo una hojeada a su persona y forma de vida, pero no puedes comprenderte o tomarte a prueba a ti mismo.

  —¿Qué tal si piensas en como te estuviste portando estas últimas semanas? Es obvio que entenderás el porqué a todo lo que acabas de reclamar. -Dazai dió una vuelta a su silla giratoria luego de hablar.

Ranpo llevó un Bisuko a su boca. Estiró sus brazos y optó por no utilizar su poder de Ultradedución por entrar en un estado de cansancio. Caminó hasta la puerta, se despidió de todos gritando un "hasta mañana" y se dirigió a su casa.

Seguro y tranquilo, caminó por las calles de la ciudad, no pasó mucho tiempo para que se perdiera y tuviera que llamar a su novio para su rescate. Poe necesitó que le dictara algunas peculiaridades de la calle, y supo al instante donde se encontraba. Él memorizó cada rincón de Yokohama porque sabe que su novio necesita de su ayuda con la orientación.

Ambos, ya encontrados, enredaron sus manos, junto a sus aromas. Ranpo se quejó por la forma en que la agencia lo trató, se sintió un necesitado de ayuda, y no le gustó sentir aquella inferioridad que le fué otorgada. Poe lo escuchó en todo momento. Ranpo, cada cierto tiempo, paraba su paso al tener ganas de vomitar, cosa que aguantó todo el recorrido hasta su casa. En cada espacio que Ranpo hacía, Poe, sin entender el porqué de su actitud, lo llenó de palabras alentadoras y positivas, quería hacerlo sentir bien después de un día tan complicado, y provocó un calor en el rostro del más bajo.

Ya llegando a casa, en medio de la cena, estaban más que tranquilos y alegres. ¿Cómo no estarlo? Si ambos se complementan causando alegría en el ser del otro.

  —¿Te parece si lo hacemos hoy? Tuve un día muy estresante, y necesito relajarme.

  —Amor, no te lo tomes a mal, pero últimamente estás pidiendo más seguido el... s-sexo.

  —Eres mi pareja, no veo lo malo.

  —Supongo que tienes razón... Pero, tengo miedo, Ranpo. Corremos el riesgo de un embarazo si seguimos incrementando el número de veces que lo hacemos por semana.

  —Siempre usamos anticonceptivos. No hay porqué preocuparse.

De hacerlo una vez cada tres semanas, lo hacían casi cinco veces a la semana. Ranpo, al entrar a la habitación, demostró lo desesperado que estaba, y de lo mucho que aguantó hasta ese momento. Poe lo siguió. Intercambiaron saliva y frotaron gametos. Estaban terminando la fase meseta, y casi empezando el orgasmo, cuando.... Ranpo salió corriendo de allí, antes de que su hoyo haga contacto con el miembro del otro, fué directo al baño.

  —Ranpo, es la tercera vez que nos pasa. Mejor vamos a un doctor.

  —No. Estoy seguro que el problema es uno de los dulces, a lo mejor estaba vencido. No hay porque recurrir a un doctor. Estoy bien.

  —Al menos déjame limpiarte.

Ranpo había vomitado en el retrete, alzó su cabeza y Poe limpió con papel los restos de vómito que había alrededor de su boca.

Ranpo se levantó y Poe lo agarró de la cintura, depositando un beso en su frente. El detective miró hacia arriba, se hizo de puntitas para llegar a posicionar sus manos alrededor del cuello del más alto. Poe, al pegarse un poco más con su pareja, se dió cuenta de que su querido novio tenía un poco más de panza, y no tenía nada que ver con los refrigerios que siempre comía, aquel bulto era un poco más grande.

Poe, sin disimulo, tocó la panza de Ranpo, desconcertando a su novio.

  —¿Cuando fué tu último celo?

  —Mi cumpleaños, ¿Te acuerdas?

  —Cierto.

Poe pensó por largos minutos, impacientando al detective. Karl pronto se hizo presente, Poe lo alzó y le susurró algo. El animal entendió, y corrió fuera del baño. Para cuando volvió, tenía una prueba de embarazo en su boca.

  —Prefiero quitarme la duda de esta forma. No recuerdo haber usado protección en tu cumpleaños. Creo que nos descontrolamos esa vez, al punto de no recordar casi nada, solo el orgasmo...

Estaba enrojecido. Ranpo miró unos segundos el pequeño objeto, y empujó a Poe fuera del baño.

 —Espérame ahí.

El tiempo se hacía cada vez más lento. Con el mínimo ruido o sonido Poe se aterraba cada vez más.

El miedo que Poe estaba experimentando era sumamente grande. Una mano en el hombro lo asustó, le causó escalofríos e hizo que todos sus temores disminuyeran al desahogarse con un corto grito.

  —Estoy embarazado.

Ranpo cayó apenas terminó de leer en voz alta el resultado de la prueba de embarazo. Él no se podía levantar y se apoyó en Poe para poder mantenerse en pie. El silencio fue constante, Ranpo soltando una que otra lágrima y Poe sin mover un dedo.

Ya pasado unos minutos, Poe acarició la cabeza de Ranpo, para liberar su estrés y, de paso, fué reconfortante para su novio.

  —Poe, yo... no estoy a favor del aborto.

  —Lo sé.

Conectaron miradas, Poe, una vez más, tocó el pequeño bulto de la barriga de su novio. Lo acarició y habló.

  —Seré papá.

Ranpo se cruzó de brazos.

  —¿Y a mí como diablos me llamará?, ¿mamá o papá? Si es mamá, me confundirán con una mujer. Si es papá, nos confundiremos cuando nos llame.

  —¿Tendrá el mismo apetito que tú?

  —Yo digo que es un chico.

  —Entonces, para darte la contraria, diré que es chica.

Ranpo rió, al igual que Poe. Por un momento se creó un ambiente tranquilo y poco abrumador, pero fué interrumpido al momento en que Ranpo volvió a correr al baño. Aquel bebé creará y será un gran cambio en sus vidas.

Continuará...

Bebé - RanpoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora